Ante la crisis de vocaciones, el sínodo de Roma plantea dar más protagonismo a mujeres y jóvenes – Evita debatir reformas como la de los curas casados
Un sínodo para tiempos de crisis (espiritual). Mientras el capitalismo se hunde ahí fuera y, como dice el Papa, "el dinero no es nada", los 253 padres sinodales han certificado durante tres semanas de asamblea en el Vaticano que el catolicismo vive tiempos difíciles. La Biblia, el tema central de la reunión, se lee cada vez menos, se interpreta mal y se traduce peor. Los obispos predican poco con el ejemplo y los curas están peor preparados culturalmente que nunca. Las homilías no llegan a la gente. Hace falta humildad, ideas nuevas para lanzar la palabra de Dios.
Ante la escasez de sotanas, el sínodo propone al Papa convertir a los laicos en pastores, permitir a las mujeres que lean más la Biblia en las iglesias, y tratar de seducir a los niños y a los jóvenes lanzando las Escrituras en nuevos formatos, especialmente a través de Internet.
Si se exceptúa la bronca Vaticano-Israel por la beatificación de Pío XII, el XII sínodo ha sido poco movido, y menos noticioso, una asamblea con muchos aplausos y pocas aristas. Pero los obispos han hecho balance y en eso han sido unánimes: la crisis es aguda. Los fieles huyen, y los seminarios no se llenan porque las familias, desintegradas o inexistentes, ya no son lo que eran. Con la cantera actual, a Roma no le llega para cubrir las necesidades de Europa, y sólo la emigración (sur-norte y este-oeste) podrá mantener abiertas las parroquias en las que, fallecido el titular, no hay suplente.
Las conclusiones de los obispos y cardenales se han resumido en 53 propuestas, plasmadas en el documento Mensaje al Pueblo Cristiano, que confluirá finalmente en la Exhortación Apostólica que será sometida, hoy, al arbitrio de Benedicto XVI.
Sin entrar a discutir sobre la admisión de los curas casados, porque es tabú, el sínodo propone al Papa otras opciones para afrontar la crisis. Se habla de abrir la lectura de la Biblia a los laicos, las mujeres, y a las nuevas tecnologías. De "conseguir que entre en las escuelas y en los ámbitos culturales".
¿Pero qué Biblia? El debate ha sido pureza frente a pragmatismo, análisis literario e histórico frente a lectura simple, en definitiva, palabra de obispo contra palabra de Cristo. El sínodo propone al Papa una lectura teológica, humana y, sin citar la palabra, política, alejada del "espiritualismo vago". La razón, dicen los prelados, es que una lectura fácil y directa tiende a aumentar el fundamentalismo. Según el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, uno de los grandes activistas de la Iglesia latinoamericana, si ésta quiere seguir influyendo debe "enfrentarse a la agresividad de las sectas y al fundamentalismo cristiano", y para ello necesita "una cultura bíblica superior, que haga comprender lo que es la exégesis y el conocimiento histórico-crítico de la palabra de Dios".
"Hay que valorar el papel de los laicos en la difusión de la Biblia", dijo Maradiaga, lanzando una señal compartida por muchos obispos africanos y asiáticos. "En América Latina tenemos una Iglesia hecha de pequeñas comunidades. En los pueblos donde no hay sacerdote tenemos laicos, y los laicos están preparados para dirigir las celebraciones y hacer crecer la palabra de Dios".