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El día en el que España y su futuro fueron secuestrados

Leyes como la del aborto, el divorcio, el derecho a la autonomía de los territorios, la libertad sindical o la libertad de expresión fueron enterradas, y el Estado laico desapareció.

La dictadura fue un tajo en la evolución histórica de España. Los datos hablan por sí solos. En economía, la España de Franco necesitó 14 años, hasta 1953, para recuperar el PIB que la República había alcanzado en 1935. En derechos sociales, la población española pasó de ser dueña de su destino a ser tutelada en una dictadura totalitaria y, en cultura, el Estado español pasó de disfrutar de la Generación del 27 a convertirse en un auténtico desierto cultural donde sus intelectuales vanguardistas acabaron en el exilio o en la cárcel.

«La victoria militar de Franco y la implantación de su dictadura significó acabar con la última oportunidad que tenía España para ponerse a la altura de los países democráticos. En el caso de no haberse producido ese golpe, ahora mismo tendríamos, intuyo, un país más democrático, más desarrollado y con menos desigualdades», explica a Público el catedrático, diplomático e historiador Ángel Viñas.

Era el 1 de abril de 1939. Con las palabras de «en el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares», Franco daba por terminada la Guerra Civil y comenzaba su dictadura y la construcción de su propio mito. «España pasó de tener un régimen constitucional, con una Constitución aprobada y refrendada por el Parlamento a un sistema totalitario donde el derecho no venía del Parlamento si no de las decisiones de Franco y su cúpula», señala a este medio Rafael Escudero, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Modelos de Democracia en España.

La lista de derechos que la sociedad española perdió aquel 1 de abril de 1939 es casi interminable: libertad sindical, de expresión, política… «No había derechos fundamentales, ni protección jurídica, ni imperio de la ley. Lo que Franco hizo fue instaurar un régimen totalitario similar en su concepción y en sus políticas al régimen nazi», prosigue Escudero, que señala que España pasó de una democracia que fomentaba la participación de la sociedad a un nuevo Estado donde «era totalmente ignorada».

«No había derechos fundamentales, ni protección jurídica, ni imperio de la ley» A la desaparición de derechos le acompañó el aislacionismo internacional y la autarquía económica. Esta última, supuso, como señala el historiador Manuel Álvaro Dueñas a Público, un fracaso sin paliativos. «El repliegue económico castigó particularmente a las clases populares, sometidas a duras condiciones de vida y privadas de cualquier posibilidad de acción colectiva para mejorarlas», explica Álvaro Dueñas, coautor de la obra La gran represión. Los años de plomo del franquismo, que añade que «a la precariedad de las condiciones materiales» se an?adía «el temor a engrosar la lista de víctimas de las represalias laborales».

En política internacional tampoco fue mejor. Tras el rechazo de Franco a continuar en la denostada Sociedad de Naciones en mayo de 1939, el régimen trató de incorporarse a la ONU tras la II Guerra Mundial. Sin embargo, su petición fue denegada una y otra vez. «A Franco le atraían más otro tipo de alianzas que la Sociedad, como el Pacto Anti-Komintern. Si Hitler y Mussolini no estaban allí en Ginebra, ¿qué pintaba él ahí rodeado de masones escondidos tras débiles regímenes democráticos? Después, sería la ONU la que rechazaría admitir a la España de Franco», explica el historiador e investigador David Jorge, profesor en la Universidad de Wesleyan.

La mujer, la gran derrotada

Pero si el futuro de los ciudadanos aquel 1 de abril era dramático, más lo sería para el futuro de las ciudadanas. «La pérdida para las mujeres fue brutal. Perdieron la posibilidad de la equiparación de género. La República equiparó jurídicamente mujer y hombre como primer paso para la equiparación económica», explica a Público Ángel Bahamonde, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III de Madrid.

«Recae un peso enorme en la idea de mujer como madre, mujer sana y buena esposa» Pero la República no sólo legisló para la igualdad, también renunció a la idea de que el Estado debe legislar sobre el útero de las mujeres. La Generalitat de Catalunya publicó el 9 de enero de 1937 la norma más avanzada de Europa en esta materia, permitiendo el aborto libre hasta las doce semanas. Con el gobierno republicano de Francisco Largo Caballero, la ministra de sanidad Federica Montseny ideó también un proyecto de ley para regular la interrupción voluntaria del embarazo, pero su iniciativa quedó en suspenso debido a la oposición de la mayoría de miembros del Ejecutivo en plena Guerra Civil. Aun así, Montseny buscó la forma de aplicar el decreto catalán en las zonas republicanas.

A partir del 1 de abril de 1939, la mujer pasó a ser tutelada por el Estado. Catalogadas como individuas de dudosa moral, sobre ellas se pretendió cimentar el nuevo régimen nacional católico de Franco. Monjas y falangistas de la Sección Femenina de Falange trataron de domesticar a las mujeres para ajustarlas al modelo de madres y esposas sacrificadas. Los tres ejes sobre los que se cimentaron su educación resumen el papel que el régimen tenía planeado para ellas: «Formación del espíritu nacional, labores y gimnasia».

«Las mujeres pueden considerarse como los ejes de la dictadura de Franco. A pesar de ser una dictadura paternalista recae un peso enorme en esa idea de mujer como madre, mujer sana y buena esposa. La mujer debía ser una especie ‘superwoman’ capaz de hacerlo todo: cuidar a los hijos, atender al marido, llevar la casa, ser buena cristiana y conocer la doctrina franquista», analiza la investigadora María Rosón, comisaria de la exposición ‘Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad’ para.

La cultura, la gran pérdida

Pero si algo marcó aquel 1 de abril de 1939 fue el punto final a la edad de plata de la cultura española. En opinión de Ángel Bahamonde, la España de la República estaba disfrutando de la mejor generación de artistas, literatos, científicos, investigadores, físicos, matemáticos de su historia «con todo su efecto multiplicador». Antonio Machado, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca… Un sinfín de intelectuales fueron asesinados, encarcelados o tuvieron que exiliarse para escapar de la España de Franco.

«Perdimos las humanidades, el primer tejido de investigadores, la universidad…»«Aquel 1 de abril los españoles no solamente perdieron su referente democrático. Perdieron la España de las escuelas, de la democracia social y la España de la cultura. Perdimos el mundo de las humanidades; el primer tejido de investigadores; el mundo universitario, que estaba sobrepasando los umbrales de la modernidad; la posibilidad de una Educación igual para los dos sexos; y la posibilidad de Estado completamente laico», explica Bahamonde, que señala que España «aún está pagando las consecuencias de esas pérdidas».

También Rafael Escudero considera que España sería hoy muy diferente si aquel 18 de julio de 1936 no hubiera existido ningún golpe de Estado o si el 1 de abril de 1939 no hubiera sido Franco el que diera el parte de la victoria. «Estaríamos ante una España con una con una democracia más fuerte, con mayor respeto por los derechos humanos y ante una sociedad más participativa y responsable. La sociedad estaría más preparada para afrontar crisis económicas sin necesidad de poner en jaque los cimientos del sistema institucional. Tenemos esta crisis institucional por los cuarenta años de dictadura y por la forma en la que se hizo la transición», sentencia Escudero.

Franco 1 abril 1939

Francisco Franco y sus generales en el desfile de la victoria en Madrid, en 1939.– EFE

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