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Rajoy admite «algunos puntos controvertidos» en la reforma de la ley del aborto

Se compromete a abordar el debate con «sensibilidad y delicadeza». El ministro reclama a la izquierda que defienda al feto «como se hizo con los esclavos»

Tras cinco horas de debate en el Congreso de los Diputados a cuenta del último Consejo Europeo, celebrado en diciembre, la Cámara baja celebró este miércoles su primera sesión de control al Gobierno de 2014. El tema estrella, que culminó con una interpelación urgente al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, es el del anteproyecto de la reforma de la ley del aborto. Precisamente, este polémico texto recibió luz verde por parte del Consejo de Ministros el 20 de diciembre a la vez que Mariano Rajoy ofrecía una rueda de prensa sobre temas europeos en Bruselas.

Siguiendo el protocolo, el primer miembro del Ejecutivo que tuvo que responder sobre esta materia en el pleno de control fue el propio presidente del Gobierno. Rajoy sabe que el tema es polémico y delicado, Tan polémico y delicado que tiene en pie de guerra a medio partido y a gran parte de sus barones autonómicos. Pero hasta la fecha no lo había reconocido de forma tan clara. Tampoco, hasta la fecha, se había mostrado tan partidario de introducir cambios.

"Hay algunos puntos que, sin duda, son controvertidos", admitió Rajoy preguntado por Olaia Fernández (Grupo Mixto), que quería saber si el Gobierno va a retirar ese anteproyecto.

De retirada, nada. El presidente del Gobierno dio una serie de rodeos para concluir que lo que no ha llegado todavía al Congreso de los Diputados no puede retirarse. Lo que sí señaló es que pretende que el texto definitivo "sea acorde a la doctrina del Tribunal Constitucional, respete los derechos de todos y valga para la mayoría de la sociedad". Y se comprometió a que este debate se aborde con "sensibilidad" y con "delicadeza".

En clara alusión a las críticas que atribuyen a cálculos electoralistas el momento elegido por Rajoy para presentar esta restrictiva ley, el presidente sostuvo que "no se trata de buscar una legislación que sea acorde con los principios de ningún sector ni de ninguna persona, sino de que sea acorde con la doctrina del Tribunal Constitucional, respete los derechos fundamentales y valga para la mayoría de la sociedad". "Esa es la voluntad del Gobierno", selló su intervención.

Pese a haber ido más allá que en otras de sus intervenciones públicas, el presidente del Gobierno no precisó hasta dónde están dispuestos a llegar en su intención de buscar el mayor consenso en este texto que ahora está en fase de informes. Tampoco precisó cuáles son los puntos, a su juicio, "controvertidos".

En su partido, la cuestión que genera más rechazo es la de la supresión del supuesto de la malformación fetal.

Echando mano del argumentario del Gobierno, en ninguna de las intervenciones faltaron las acusaciones al Partido Socialista de haber roto en 2010 de forma "unilateral" el consenso que, según sostienen, concitaba la ley del aborto de 1985. Hasta la fecha, ningún miembro del Gobierno ha explicado por qué hablan de consenso en esta cuestión cuando en 1985 Alianza Popular (AP), la formación que dio origen al PP, votó en contra.

La "vicepresidenta muda"

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, también tuvo que responder sobre esta materia. Concretamente, la socialista Soraya Rodríguez se interesó por los motivos por los que ningún miembro del Ejecutivo quiere defender el anteproyecto en el Congreso.

"Es un tema que está en tramitación. Este Gobierno está haciendo su trabajo como corresponde", respondió. 

Tras señalar a Rajoy como "autor intelectual", a Ruiz-Gallardón como "actor intelectual" y al francés Le Pen como "autor internacional", la socialista Soraya Rodríguez buscó, sin éxito, un pronunciamiento de la vicepresidenta sobre este texto. "Diga cuál es su postura, vicepresidenta muda", sostuvo hurgando en la herida. No en vano, la vicepresidenta del Gobierno es señalada en el PP como otro de los cargos relevantes que no comparten este texto.

Visiblemente molesta, Sáenz de Santamaría, recurrió al 'y tú más'. Recordó que el PSOE, en 2010 dio explicaciones en el Congreso sobre su reforma del aborto cuando esta ya estaba "aprobada y publicada en el BOE". "Ni todos los miembros de su partido, ni entonces ni hoy estuvieron de acuerdo con la ley que hoy está en vigor. Y pedían un respeto que hoy no conceden".

Las acusaciones al PSOE de ruptura del supuesto consenso existente en torno a la ley del aborto de 1985 fueron también el eje de la respuesta de Ruiz-Gallardón a la socialista Elena Valenciano. El ministro de Justicia, además, acusó al principal partido de la oposición de haber impuesto la ley de 2010 de manera "unilateral".

Gallardón y el "radical individualismo"

"Yo no tengo ningún derecho absoluto respecto a usted porque mi derecho termina cuando empieza el suyo […] Están enganchados a un feroz y radical individualismo, lo que pretenden es que su derecho no tenga límites y que se pueda ejercer de una forma absoluta al margen del derecho del concebido y no nacido y esto no es lo que nos ha dicho el Tribunal Constitucional", dijo el ministro dirigiéndose a Valenciano.

"No podemos tener una postura egoísta consistente en decir 'sólo valen mis derechos', porque si eso se ejerce frente al concebido y no nacido, quién me dice que en otra legislación no lo vaya a intentar ejercer sobre el que efectivamente ya haya nacido", espetó Ruiz-Gallardón en medio de murmullos del Grupo Parlametario Socialista.

"Finalmente fue usted a por la libertad de las mujeres y nunca pensamos que llegaría tan lejos como ha llegado, pero creo que en esta ocasión, su gusto por epatar le va a costar muy caro", había arrancado su intervención la dirigente socialista.

Fetos y esclavos

Tras el control al Gobierno, arrancaron las interpelaciones urgentes. La dedicada al Gobierno versaba sobre el anteproyecto de Ruiz-Gallardón. Y fue precisamente este ministro el encargado de responder. 

Con el argumento de que la diputada del grupo de la Izquierda Plural Ascensión de las Heras le había reclamado la retirada del texto, y no la búsqueda del consenso, Ruiz-Gallardón se dedicó a justificar el porqué de su anteproyecto. A saber: cumplimiento del programa electoral, cumplimiento de la doctrina del Tribunal Constitucional y adecuación a los preceptos de Naciones Unidas. Todo ello, aderezado de críticas a la izquierda por, a su juicio, estar empeñada en no dialogar sobre el tema.

En un momento de su intervención, el ministro sostuvo que la izquierda se está alejando de su principio de defender al débil. "Se defendía al trabajador; cuando era el explotado frente al explotador, se defendía al explotado; cuando era el esclavo frente al dueño, se defendía al esclavo", sostuvo reclamando una defensa del feto.

"No quiere debate. No tenga miedo al debate. Vamos a debatir esta ley", cerró el ministro su intervención.

Rajoy presidente gobierno PP en el Congreso 2014

El presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados. EFE

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