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El «laicismo en el poder» de monseñor Sebastián

Respuesta del Coordinador de Granada Laica a unas declaraciones del obispo Fernando Sebastián en las que afirmaba que «el laicismo en el poder aleja a los jóvenes de la iglesia»

El martes 25 de abril reflejaban las páginas de su periódico las manifestaciones del obispo Fernando Sebastián según el cual el “laicismo en el poder” aleja a los jóvenes de la iglesia.

Al Sr. obispo le parece “laicista” un Estado que recauda su propio sueldo y el de todos los sacerdotes de España a través del Ministerio de Hacienda, ahorrándole el “engorroso” proceso de hacerlos ellos mismos. Un Estado que le complementa el sueldo si los contribuyentes no han sido suficientemente generosos. Gracias al “laicismo en el poder” que denuncia el Sr. Sebastián la asignatura de religión es de oferta obligatoria en toda la enseñanza pública; los profesores de esta enseñanza confesional reciben su sueldo del Ministerio o Consejería de Educación, la cual ha de indemnizarlos cuando el obispo los despide a su arbitrio; El “laicismo en el poder” mantiene e incrementa los conciertos con colegios católicos, a pesar de que éstos, por su propio carácter confesional, no ofrecen un servicio público para todos los niños; mantiene capellanes castrenses, penitenciarios, hospitalarios y universitarios que reciben su sueldo y despacho de los correspondientes Ministerios o Consejerías. El “laicismo en el poder” permite que se haya crucifijos en aulas, hospitales, juzgados, colegios electorales, etc; los ministros, jueces y funcionarios juran sus cargos civiles ante biblias y crucifijos; los Alcaldes, sean del PP o IU, compiten por adornar los santos y vírgenes de su pueblo, y se dan codazos por presidir procesiones, romerías y peregrinaciones a Roma para asistir a la beatificación de algún paisano “martir durante la cruzada española”. Con el “laicismo en el poder” la policía, los legionarios, los artilleros, los ferroviarios, los colegios profesionales, las facultades universitarias, homenajean en actos oficiales a cristos, vírgenes y santos. El “laicismo en el poder” judicial exige que se incoe un procedimiento diplomático con el Vaticano para que un juez cite a declarar a un obispo, como si fueran titulares o agregados de alguna embajada extranjera. ¡Qué “laicismo en el poder” tan raro!

Por otra parte, ya que gracias a estas prebendas la asignatura de religión católica la reciben, según la jerarquía eclesiástica, el 80% de los niños, desde los 3 años hasta 2º de bachillerato (15 años), la Conferencia Episcopal debería revisar el temario y apretar las clavijas, aún más, a los catequistas, por si el “poder laicista” se ha infiltrado en sus filas.

Pero el Sr. obispo no va a permitir que la realidad le estropee un buen eslogan. Si la juventud se aleja de la iglesia no va a buscar la raíz en una jerarquía y unos sacerdotes adocenados por la sopaboba de un Estado criptoconfesional que les aleja de las necesidades y preocupaciones de su feligresía. Pues claro, es muchísimo más cómodo negociar su sueldo con un gobierno, aunque sea (presuntamente) “laicista”, en los despachos, sin luz ni taquígrafos, que ganarse el pan cada día sirviendo a los católicos a los que, según ellos, apacientan.

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