El cómico logró representar anoche en Toledo «La revelación» a pesar de que un grupo de «ultras» intentó impedirlo
Apología del laicismo
“El hombre tiene derecho a divertirse y el teatro puede ser una diversión”. Son palabras de Santo Tomás de Aquino en Summa Theologiae (II.2.168) que fueron muy utilizadas por los autores teatrales españoles del siglo XVI y XVII para defender sus textos frente a los continuos ataques, cortes y censuras por parte de la Iglesia.
Lo del anticlericalismo parece ser algo consustancial al teatro, y no digamos a los bufones, término con el que se autodefinen profesionales como el Nobel Dario Fo, el director Albert Boadella o el showman Leo Bassi, quien es noticia estos días porque después de que recibiera amenazas y le pusieran una bomba en el teatro Alfil, de Madrid (la policía dijo que de explotar hubiera causado una tragedia), donde representaba La revelación, ahora ha sido centro de las iras del arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares. En su homilía del domingo pasado, el primado calificó el espectáculo de “blasfemo, anticristiano y un verdadero insulto a la Iglesia”.
Consecuencia inmediata de las declaraciones de Cañizares fue, entre otras, que el Ayuntamiento de Toledo, del PP, retiró la subvención al Festival T+T por programar a Leo Bassi, el cual finalmente pudo actuar anoche en un local cedido por los sindicatos CC OO y UGT.
Esta única representación, prevista para las diez de la noche de ayer, tuvo que ser retrasada una media hora porque una docena de ultras se congregaron a las puertas del local para intentar impedir la representación. Sus gritos fueron contestados por los que querían entrar al teatro. Las voces de “¡Inquisición!” y “¡Libertad de expresión!” se cruzaron. Una patrulla de la policía local se personó y se limitó a observar la situación, mientras la tensión crecía y una joven fue golpeada por los ultras y tuvo que ser llevada al hospital con una brecha en la cabeza, en el momento en que aparecía la policía nacional.
Bassi entregó la recaudación al festival, que en sus seis ediciones ha programado innovadores espectáculos, mayoritariamente humorísticos: “Todo surge por un grupo de presión de cristianos alentados desde el arzobispado, que han hecho que un festival de teatro modesto y muy minoritario se haya dado a conocer de forma poco grata”, comenta Juan Carlos Villacampo, director del certamen.
Por su parte, la Junta de Castilla y La Mancha, en manos del PSOE, también ha intervenido para decir que no apoya la obra de Bassi y que “no se pague a Bassi con el dinero de la subvención”. Eso a pesar de que el grupo socialista del Ayuntamiento toledano calificara de “vuelta a la censura” lo que había ocurrido, y de que en el Gobierno autónomo no ignoren que dicha subvención de 9.000 euros jamás se utiliza para pagar los cachés de los espectáculos, ya que se entrega para organización y publicidad, por lo que la actitud de la Junta parece, a priori, innecesaria a no ser que se busquen beneficios electorales.
“Efectivamente, no retiramos la subvención, pero no apoyamos el espectáculo porque es una ofensa”, dice un portavoz del Gobierno autónomo, quien no oculta que tampoco ha visto la representación. “Es algo que hacemos con carácter preventivo, ya que se trata de una obra que ha generado polémica u ofensa, y tomamos la misma postura que Llamazares, Zapatero o muchos periódicos con las viñetas sobre Mahoma”. Esta postura ha sido calificada oficialmente de “acertada” por el PSOE, que afirma “trabajar por la tolerancia, el respeto mutuo y por no alimentar la crispación”. Para muchos, lo realmente novedoso del caso Bassi ha sido la sorprendente coincidencia de la postura del arzobispado con la del PSOE, pues ambos, sin ver el espectáculo, lo condenan por ofensivo.
Por otra parte, el consejo Diocesano de Laicos, órgano asesor de la Diócesis de Toledo, difundió a través de Internet “que apoyará cuantas acciones sean necesarias para impedir la representación”, entre ellas, retirar los fondos de las cajas de ahorros que patrocinen el festival o rezar frente a la sede del certamen. Izquierda Unida en Toledo también se ha pronunciado: “Es preocupante que las decisiones políticas se modifiquen en función de la homilía del arzobispo”.
Bassi insiste en que su espectáculo es un homenaje a la Ilustración: “Hago reír a la gente hablando de mi ateísmo, nadie que lo critica ha ido a verlo”, dijo anoche en Toledo. “Yo no hago números frente a una Iglesia, pero el escenario es el santuario de mi familia desde hace 150 años”.
Para gentes de la escena como Fo, Bassi, Boadella y otros muchos, la primera obligación del bufón es molestar e incordiar a los poderosos. Para ellos, las consecuencias de esta postura y de sus críticas a la Iglesia han sido a veces palizas, navajazos, bombas en los camerinos, amenazas de muerte, ataques en el escenario y hasta violaciones, como ocurrió en 1973 con la actriz Franca Rame, esposa de Fo. El pasado jueves en Toledo surgió una manifestación espontánea frente a la catedral en la que se gritaba repetidamente “¡Inquisición! ¡Inquisición!”, mientras Cañizares y el ministro José Bono presentaban un libro sobre el anterior arzobispo.
Bassi ha recibido estas semanas el apoyo de numerosos sectores profesionales del teatro y el cine, tanto en el teatro Alfil como en su espectáculo Bassibus, con el que, en autobús, recorre con los espectadores “los horrores de Madrid”.
Apología del laicismo
Leo Bassi, que es un gran provocador, es hijo, nieto y biznieto de provocadores. Nacido en Estados Unidos y con sangre de cómicos italianos, franceses, ingleses, austriacos y polacos en sus venas, ha representado La revelación por numerosos países y ciudades españolas sin ningún problema. Es un espectáculo que califica de apología del laicismo con el que pretende hacer perder la fe al que la tenga.
Pero en contra de lo que se ha afirmado estos días, apunta Bassi, “no saco preservativos en un cáliz, ni los consagro, sí es cierto que los reparto, pero más escandaloso que eso es que sobre la conciencia de la Iglesia católica deben pesar millones de muertos a los que no se les ha pedido que protejan sus vidas con un preservativo”, y añade, “la posición de la Iglesia en este tema ha sido criminal”.
En su espectáculo también denuncia el apoyo de la Iglesia católica a las tropas franquistas en la Guerra Civil española, el ataque a la teología de la liberación y sobre todo defiende la supremacía de la razón y la libertad de pensamiento, frente a las religiones monoteístas, en especial la católica, al tiempo que hace una lectura irónica de pasajes de la Biblia.
“Me acusan de hacer humor, pero en cambio de los casos de pederastia dentro de la Iglesia sólo dicen ‘es una delicada situación’, realmente estoy enfadado con esta Iglesia hipócrita a favor de los ricos, que no habla de Cristo y que está con el poder”, apunta el cómico, que no oculta tener miedo tras haber recibido amenazas de muerte.