El Tribunal Eclesiástico de Granada suele tardar un año en el proceso y suele costar unos 1.500 euros
COMENTARIO: La iglesia católica no sólo tiene el privilegio de que sus matrimonios realizados por el rito católico tengan efectos civiles, sino, algo más grave, sus nulidades matrimoniales juzgadas por un tribunal eclesiástico, también tienen validez civil. Es un ejemplo más del confesionalismo católico por parte del Estado, al otorgarle a una confesión religiosa funciones propias y exclusivas del Estado, como es el caso de la administración de justicia y reconocimiento del estado civil de las personas. Una clara injerencia clerical en las funciones del Estado que los sucesivos gobiernos mantienen. Estos porcesos sólo deben tener efectos religiosos y sacramentales. Es inconcebible que un Estado moderno admita la aplicación del código canónico para resolver litigios entre sus ciudadanos. ¿Qué se diría si se tratase de la "sharía"?
El sacerdote Sebastián Sánchez reza para que a sus amigos no les hagan falta jamás sus servicios. Es el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Granada, la máxima autoridad de este órgano de la iglesia católica -con sede en el número 48 de la calle Gracia- que se encarga de tramitar los procesos de nulidad matrimonial de la provincia y de ratificar, en segunda instancia, las causas de Almería, Jaén, Murcia, Guadix y Málaga. Más de siete mil sentencias de nulidades de matrimonios católicos ha firmado el sacerdote en sus 43 años de ejercicio. «Y ni una llevaba el nombre de un famoso», asegura.
Y es que el vicario judicial opina que el Tribunal Eclesiástico sigue siendo un gran desconocido para muchos granadinos y se afana por desmentir las falsas creencias y mitos que rodean a las nulidades matrimoniales, principalmente tres: que se conceden a los famosos porque pagan un dineral a la Iglesia, que son carísimas y que tardan una eternidad. «Todo mentira», sentencia.
Los causas de nulidad matrimonial en Granada se están resolviendo en una media de un año, en este plazo son ratificadas en segunda instancia por el Tribunal de La Rota en Madrid. Los costes de un proceso normal de nulidad matrimonial son de 1.200 euros, a lo que hay que añadir unos 245 euros del informe pericial -en el caso por ejemplo que se hayan alegado causas psicológicas para anular el matrimonio- que se paga independientemente del tribunal.
Pero el dinero -o su falta, en este caso- no es impedimento para que la iglesia tramite una nulidad. «Aquí se atiende con las mismas garantías al que paga y al que no paga». Así, todo el católico que está casado y crea que su matrimonio no ha sido tal tiene derecho a que la iglesia estudie su caso, independientemente del dinero que tenga y sin que nadie le juzgue, destacan los profesionales de este tribunal.
Por eso, el tribunal ofrece reducciones de costes e incluso gratuidad total a las personas que no tienen recursos, están en paro o no pueden pagarse el proceso. Los que se acogen a la reducción abonan solo 20 euros al mes durante el tiempo que está abierta la causa y en el que cuentan con la asesoría de uno de los propios abogados del tribunal. En estos casos la nulidad puede salir por menos de 400 euros. «En el tribunal hay abogados que trabajan por minutas muy reducidas, como una labor humanitaria», explica una de las letradas especialistas en Civil y Canónico. Y el que no puede pagar nada -insisten- tiene abogado gratuito. «El 80% de las causas tienen reducción de costes o son totalmente gratuitas. Aquí atendemos a un perfil de personas humildes, muy alejadas de los famosos de las revistas», advierte el vicario judicial.
En el Tribunal Eclesiástico de Granada trabajan cuatro jueces (sacerdotes), dos defensores del vínculo y fiscales (uno de ellos sacerdote y otro seglar), una abogada orientadora y otra auditora, que se encarga de tomar declaraciones y practicar pruebas. Además cuentan con los servicios de cuatro abogados especialistas en el Derecho Civil y el Canónico.
El tribunal está viendo unas 30 causas anuales de la provincia de Granada y 150 contando las de las demás provincias eclesiásticas, en segunda instancia. Pero el ritmo con el que se firman las sentencias de nulidad matrimonial -29 en concreto en el pasado 2012- nada tiene que ver con el de los 2.058 divorcios anuales de Granada, según los últimos datos del INE. En lo que va de 2013, el Tribunal tiene abiertas 16 causas para pedir la nulidad, de las que seis tienen reducción de costes.
Y también la crisis ha afectado a las nulidades matrimoniales, que en el caso de Granada se han reducido a la mitad en la última década. Entre las causas que lo explican, según apunta el sacerdote Ignacio Peláez, también juez del tribunal, están las «falsas creencias» sobre el tribunal y la crisis de valores, «entre ellos los católicos». «La labor del tribunal es muy desconocida. Aquí la gente viene y es tratada como una familia. Un proceso de anulación de un matrimonio siempre conlleva sufrimiento por lo que procuramos que se sientan acogidos», apunta Peláez.
La principal motivación de los que solicitan la nulidad es que quieren volver a contraer matrimonio por la iglesia y la «falta de discreción de juicio» o la «incapacidad para asumir las obligaciones del matrimonio» son las causas que mayoritariamente se alegan para justificarla. Pero hay muchas otras, perfectamente tipificadas en el Derecho Canónico, entre ellas la simulación del consentimiento, la exclusión de la fidelidad, el miedo reverencial… «Esta última era común más antiguamente en jovencitas se quedaban embarazadas y se casaban por miedo a los padres», explica Ignacio Peláez. Y entre los que quieren anular su matrimonio, hay gente de todas las edades. «Este año hemos tramitado la nulidad de un señor de 80 años».
El maltrato a la mujer es una causa directa de nulidad matrimonial con la que los jueces están especialmente sensibilizados. «En este caso se trata de una clara incapacidad para asumir la obligación el matrimonio. ¿En qué cabeza cabe que le pegues a una persona con la que te has casado para vivir en el amor?», pregunta el vicario general, que en estos casos no tiene dudas a la hora de firmar las sentencias.
Solo hace falta que una de las partes solicite la anulación y al igual que el matrimonio católico tiene efectos civiles. «Aquí no estamos para juzgar, ni para condenar a la gente que viene con ese problemón. Atendemos a todos con el rostro de la iglesia. Si logran la nulidad, bien y si no la iglesia no les va excluir por estar divorciados, siempre vamos a ayudarles», concluye el vicario. En nueve de cada diez causas se concede la nulidad.
El vicario judicial, con parte del equipo de profesionales del tribunal que atiende a las personas que tramitan la nulidad. :: ALFREDO AGUILAR