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La Ética laica en los apuntes sobre laicismo

En el cuaderno de formación I, “Apuntes sobre el laicismo, Cesar Tejedor nos hace una presentación de “La ética laica”, señalando que esta debe de ser “eminentemente crítica”; que “La ética laica” se deriva de unos principios: “la igualdad de todos los ciudadanos ante el derecho y el ejercicio efectivo de sus inalienables libertades particulares”

La función principal de la ética laica es determinar los contenidos morales. Las condiciones morales de la ética laica deben de coincidir con los principios sobre los que se funda la democracia.

Lo expuesto, nos induce a comprender que el Laicismo, además de promover la separación de la Iglesia y el Estado, tiene otras misiones: éticas y políticas. Éticas, en el sentido de definir una moralidad pública y ciudadana, que permita a todos los ciudadanos la construcción de un estado realmente democrático, sin privilegios ni discriminaciones y en el respeto de las creencias y convicciones de las personas en el espacio de lo privado. La dignidad de cada persona es el derecho supremo que tiene que ser protegido por las leyes del Estado, y no puede ser supeditado a ninguna ideología, ni a ninguna creencia religiosa, ni a ningún interés privado. Sólo por tanto, una moral laica puede garantizar los derechos fundamentales a todos los ciudadanos.

La Unión Europea, hizo suya la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y se dotó también de una Carta Magna, reproduciendo los Derechos fundamentales de la Declaración Universal a todos sus ciudadanos de la Unión Europea. Sin embargo, a pesar de que todos los estados que componen la Unión firmaron la Carta Magna, muchos de sus gobiernos no cumplen lo que firmaron. Las fuertes influencias de las Finanzas y de la Economía, y también de las Iglesias, siguen dominando la política con sus poderes paralelos y sus grandes capitales. Su objetivo, es el de mantener su poder y sus privilegios, unos sobre la economía y otros sobre las conciencias, en contra de los intereses generales de todos los ciudadanos.

La Ética laica tiene que ser critica.”

Las concepciones éticas y morales, sigue siendo todavía en muchos países dependientes de ideologías a carácter económico y de los dogmas de la religión, en especial la católica. Sin olvidar, que en los últimos años asistimos a un fenómeno nuevo en Europa, la presión cada vez más fuerte e insistente de la religión musulmana.

En este contexto de las creencias, nos encontramos con tres concepciones diferentes de la ética y de la moral: la cristiana, la musulmana y la laica. Mientras que la primera y la segunda se basan solo en creencias y en la obediencia incondicional a las prescripciones reveladas por Dios o por el Profeta, la tercera se basa en la razón y sus fundamentos son los Derechos Humanos y en las libertades fundamentales de los individuos.

Los juicios morales, corrientemente utilizados por las religiones para condenar ciertos comportamientos como amorales, no tienen ningún valor de la verdad. Si estereotipos y prejuicios continúan a estar arraigadas en muchas de las personas, es porque a través de ciertas tradiciones perdura la transmisión de valores conservadores en las mentalidades. La Educación en las escuelas, por falta de voluntad política en un país aconfesional, no ha sido posible la transmisión de valores laicos, la única opción posible ha sido la moral de la religión católica. La reflexión a los preceptos morales no es necesaria en la moral católica, no existe para esta materia ni el análisis ni la crítica. La única exigencia es la adhesión incondicional y la obediencia.

Después de las dos guerras mundiales, y en medio de las ruinas y de los millones de muertos que dejaron las contiendas, Europa y el mundo ya no podían continuar a ser lo mismo. A la destrucción sucedió la reconstrucción y con ella las grandes transformaciones de las sociedades y de los individuos.

La ciencia, en un desarrollo desconocido hasta entonces, con sus descubrimientos y avances tecnológicos, llevan a la civilización occidental a modificarán viejas concepciones del universo y del hombre.

La ética que durante siglos se desarrolló con el razonamiento moral de los filósofos, necesita hoy el complemento de los nuevos descubrimientos científicos y de las nuevas disciplinas académicas para elaborar una ética adaptada a su tiempo.

La sociedad ha estado obligada a evolucionar en un corto lapsus de tiempo. Entre una y dos generaciones, los hombres han tenido que adaptarse a nuevos formas de vida y a nuevos modelos sociales… El rol de la mujer en la sociedad, las nuevas formas de familia, el reconocimiento del derecho al aborto, la diferencia entre la muerte cerebral y la vida vegetativa, le reivindicación a una muerte digna, el significa individual de la dignidad del hombre…las nuevas formas de la repartición del trabajo, los nuevos métodos de producción, los derechos sociales y las nuevas legislaciones.

Los cambios se han ido produciendo creando nuevos modelos sociales, y en una crítica permanente de los fundamentos morales y éticos. Es, en este contexto histórico que el movimiento laico se ha hecho cada vez más visible, que a sus reivindicaciones se asocian personas de todas las clases sociales.

La transformación profunda que atraviesa nuestra sociedad en este comienzo de siglo, impone nuevos modelos sociales, nuevos métodos de enseñanza y de educación y nuevos conceptos morales. El autor de la Ética laica en los apuntes sobre el Laicismo nos traslada a la época clásica de Grecia para presentarnos las virtudes públicas de las que hablaron Sócrates, Platón y Aristóteles, indispensables en las conductas ciudadanos de los hombres que buscan la Verdad y el Bien. Designaron cinco virtudes: El Coraje y la Valentía, haciendo referencia a los héroes de la mitología; la Moderación, el término medio entre los excesos; la Justicia, indispensable a la harmonía y la convivencia entre los ciudadanos; la Sabiduría, significando para los griegos el ideal de la vida; ella permite el conocimiento del mundo y el conocimiento de sí mismo, procurándole la “Felicidad” que es el bien supremo del hombre.

El principal objetivo de una ética laica es fomentar la formación de una ciudadanía democrática libre y responsable…”

El autor, siguiendo el modelo de los griegos nos habla de la paidera , un sistema de educación de la juventud, en el que además de la enseñanza de los conocimientos habituales, se inculcaban los conceptos morales y las virtudes ciudadanas. La areté es uno de los conceptos clave de la ética y de la política que designaba la perfección y la excelencia. El joven, acabada la formación intelectual y moral se transformaba en ciudadano. Y, como ciudadano tenía un rol activo en los asuntos de la cité. Este privilegio estaba reservado sólo a los hombres que las leyes consideraban ciudadanos.

Una de las críticas dirigidas últimamente a la Unión Europea es la falta de valores. La sociedad, dominada por el individualismo, carece de referencias comunes a la unión de los pueblos.

Una clase política desprestigiada par la mayoría de los ciudadanos, incapaces de dar esperanzas y de construir el futura, enzarzada en discusiones y discursos estériles, muchos de ellos falsos y contradictorios, con el único objetivo de preservar los intereses de sus propios partidos. Los valores, llamados cristianos, han demostrado sus límites y su obscurantismo. Incluso, aquellos que se consideran cristianos, hacen una selección de lo que admiten como creencias y de lo que practican de las prescripciones ordenadas por la iglesia. La Iglesia, en particular la católica, ya no es lo universal que pretende.

De ahí, el bien fundado de la asociación Europa laica, de continuar la lucha para conseguir una Escuela laica que preparé a los futuros ciudadanos a la reflexión y al análisis de los valores que permitan la libertad de conciencia y al respeto y tolerancia de las diversas opciones de vida y convicciones personales que puedan existir en la sociedad de los hombres.

Las instituciones educativas, dependientes del Estado, tienen que ser “escuelas de vida” preparando a la juventud a ser ciudadanos de una comunidad donde todas las personas son consideradas iguales en sus derechos y en sus obligaciones. Lo que supone la necesidad de crear programas que enseñen “las virtudes públicas” y por consiguiente asumamos como asociación de la laicidad, la responsabilidad de elaborar los contenidos morales que son también los fundamentos de los sistemas democráticos.

En un país como Francia, con una larga tradición laica, el Ministro de la Educación Nacional, después de haber introducido “La charte de la laicité” en todos los establecimientos escolares de la nación, ha mandatado al Consejo Superior de programas, la elaboración de una enseñanza de la moral laica para las escuelas primarios y los liceos. Este programa de enseñanza debe de estar preparado para el comienzo de los cursos en 2015. Los valores de la moral laica enunciados son: la dignidad, la libertad, la igualdad y la solidaridad. El principio fundamental para esta disciplina es de evidenciar “la separación rigurosa entre el orden de los asuntos públicos del dominio de las actividades privadas, la neutralidad absoluta del Estado en materia religiosa”.

No podemos dejar únicamente en manos de los políticos dictar las normas morales para todos los ciudadanos. La política tiene su propia lógica y sus propios intereses. Tampoco son los políticos los mejor preparados en conocimientos éticos, ni en los intereses de todos los ciudadanos. La sociedad civil tiene, a través de las asociaciones asumir sus prerrogativas que le otorga el verdadero sistema democrático. Si el sistema político actual no deja el espacio indispensable de participación y de construcción de la democracia hay que reivindicarlo. Prepararnos a ello es comenzar por nuestra propia formación a una Ética laica donde la igualdad y derechos de todos los ciudadanos sean respetados incluso con los cambios de gobierno.

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