COMENTARIO: Sabemos que ha sido catequista, y que se confiesa católica, cristiana de base, cofrade de "Esperanza de Triana", rociera,… Todo esto, por sí solo, no nos importa si no repercute en su actividad política. Sin embargo, que haya "jurado" su cargo como presidenta ya sí que es totalmente rechazable, y muy preocupante, pues nos está indicando que sus creencias religiosas sí que afectan a sus acciones públicas incluso de forma ostentosa. Peor comienzo, imposible: hace temer que otras acciones, tal vez menos aparentes, también estén guiadas por la obediencia a los mandatos católicos, que, recordemos, con frecuencia atentan contra la libertad de conciencia, contra derechos fundamentales, y juegan, en cambio, a favor de intereses muy particulares.
Conocido es el humor socarrón de Alfredo Pérez Rubalcaba. "Os vais a aburrir bastante, veniros a Madrid, aquí hay Susana para rato". Así salió, ufano, el secretario general del PSOE del salón de usos múltiples del Parlamento andaluz, donde ayer se tuvo lugar la jura como presidenta de la Junta de Susana Díaz. A sus 38 años, y después de haber sido criticada casi desde todos los frentes, la nueva presidenta disfrutó de un acto multitudinario, caluroso, al que asistió la dirección federal socialista. De "fuerza del Sur" la calificó Rubalcaba, quien ironizó que había tenido que parar la "avalancha" que había llegado en el AVE. Con esta carrera meteórica, no habría que descartar si a Díaz le sale bien este, u otros, mandatos de la Junta que un día aspire al puesto que hoy ostenta Rubalcaba, y es que en su partido ella se convirtió ayer en la persona con mayor poder institucional.
Después de celebrar la toma de posesión con un almuerzo con su familia, la presidenta comenzó a diseñar su nuevo Gobierno, ése que comunicará a la Ejecutiva andaluza mañana lunes y que tomará posesión el martes. Un gabinete "sólido" -se explica- y fruto de una amplia renovación, para el que se busca un nombre de calado en Economía y en la que la actual consejera de Salud, María Jesús Montero, puede o estar en esa Consejería o en la de Hacienda, de la que saldrá la actual titular, Carmen Martínez Aguayo.
En su breve discurso de jura, Susana Díaz recordó algo que forma parte de su principal preocupación: la desafección de la política. Por ello, prometió gobernar con "las ventanas abiertas", sin miedo a reconocer los errores. "Los ciudadanos no nos ven con buenos ojos", aseguró poco después de la toma de posesión. A la puerta del Parlamento andaluz se había concentrado un grupo de interinos de la enseñanza que se han quedado sin empleo a causa de los recortes, una protesta cargada de razones particulares y globales, y otro de jóvenes de extrema derecha, con banderas medievales, que se dedicaron a insultar y a amenazar de muerte – "te voy a rajar", "vamos a por ti"– a cualquiera que entrase por la garita de seguridad. Sólo les salvaba el buen gusto por su querencia hacia las camisetas de polo y lo acertado de sus peinados.
Más de 600 personas asistieron a este acto que contó, como novedad, con la presencia de los cuatro ex presidentes de la Junta: Rafael Escuredo, José Rodríguez de la Borbolla, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, emocionado en algunos momentos del parlamento de Díaz, que tuvo palabras de agradecimiento para un hombre que se prodiga poco en este tipo de eventos, José Luis Rodríguez Zapatero.
Visto lo de ayer, Susana Díaz va a tener pocos problemas entre el electorado leal al PSOE andaluz, pero es una incógnita por el acogimiento que tendrá entre las clases medias de las grandes ciudades, ésas que dieron la victoria, aunque insuficiente, al PP en las últimas elecciones autonómicas. Según se explicó a este medio desde el círculo de la nueva presidenta, su idea pasa por acortar el período de transición de su nuevo Gobierno a unas cuantas semanas. No más. El martes, el día de la toma de posesión de los consejeros, comienza el curso escolar, y los Presupuestos del año 2014 hay que enviarlo en unos meses al Parlamento andaluz. Carmen Martínez Aguayo, cuya salida se da por segura, ha dejado bastante avanzadas las principales cuentas, y ya se está negociando con los socios de Izquierda Unida. Esta formación quiere que la nueva presidenta dé un giro a la política de la función pública, ya que hay un malestar generalizado entre los empleados de la Junta. Del mismo modo, se abordarán los cambios en las empresas y agencias, aunque la línea roja que ha trazado IU es que no se pierdan más empleos. Por ello, es posible que Administración Pública, que ahora se encuentra en la Consejería de Hacienda, pase a otro departamento, aunque eso no ocurrirá en este primer cambio.
Susana Díaz terminará de cerrar esta tarde su gabinete, con algún fichaje en el área económica, y con el mismo número de Consejerías, aunque el organigrama cambiará. De momento, la nueva presidenta no ha comunicado nada a la mayoría de los elegidos ni ha hablado con los salientes. Las tres claves de su formación son las consejerías de Presidencia y Economía; hasta dónde llegará para borrar la sospecha de los ERE, y el encaje de la provincia de Jaén, cuyo apoyo de última hora fue esencial para que a las elecciones primarias del PSOE sólo ella lograse reunir los avales necesarios. Los miembros de la Ejecutiva del PSOE andaluz han sido llamados para que estén pendientes de una posible reunión que se celebrará el lunes en Sevilla, y donde la nueva presidenta explicará el diseño de su Gobierno. Horas después o el mismo martes tomarán posesión los consejeros, y ese día se celebrará el primer Consejo de Gobierno. El pleno del Parlamento también elegirá al ex presidente Griñán senador por designación autonómica.