Camps le está ganando la partida a Aguirre en la particular lucha que tiene montada el Partido Popular para boicotear y cachondearse de las leyes emanadas del Congreso de los Diputados. Ambos dirigentes desean acaudillar la contienda, pero el presidente valenciano está demostrando mayor creatividad en sus estrategias. Ya le dio un varapalo a la lideresa nacional cuando decidió que la asignatura “Educación para la Ciudadanía” se diese en inglés y, ahora, ha vuelto a tomar la iniciativa demostrando un ingenio fuera de lo común. En los procesos de admisión para las escuelas públicas valencianas se ha dispuesto que “los alumnos cuya madre se encuentre en estado de gestación, se beneficiarán de una puntuación idéntica a la que obtendrían si ya hubiera nacido su nuevo hermano o hermanos, en el caso de gestación múltiple”.
¡Chúpate esa mandarina!, dicen que ha manifestado en su círculo más intimo el circunspecto y elegante presidente del gobierno valenciano aludiendo a su rival madrileña, mientras introducía el dedo pulgar de su mano diestra en el bolsillo cerillero de su bien cortada chaqueta
Pero esta última iniciativa ha sacado de sus casillas a doña Esperanza que, dando un golpe en la mesa de su presidencial despacho, en tanto que pronunciaba un contenido ¡Hijo de p…!, ha decido asestar un duro golpe a su rival con una revolucionaria resolución.
Ha creado una nueva oficina administrativa que ha denominado “Negociado de investigación sobre futuros cigotos” y que tiene por objetivo el descubrimiento de vida humana antes de que ésta sea concebida para, de esta forma, reconocerla como persona y otorgarle todos aquellos derechos a los que pudiera ser acreedora en el futuro.
A tal efecto, se está preparando concienzudamente a funcionarios de la Comunidad para cumplir con tan delicada misión. Éstos deberán presentarse en las casas de los jóvenes matrimonios de la región madrileña -casados por la Iglesia, claro- con un cuestionario que habrán de cumplimentar los cónyuges y un maletín cuyo contenido constará de una calculadora, un pijama y unos básicos útiles de aseo.
El cuestionario versará sobre las condiciones de fertilidad del matrimonio y habrá de completarse con una declaración jurada de ambos en la que confirmen que la finalidad buscada cuando realizan el acto sexual es el de la procreación; la calculadora es de un modelo especial que determina los días fértiles de la mujer en base al método Ogino-Knaus y el pijama es para uso del funcionario.
Una vez que se haya constatado que las condiciones de fecundidad de la pareja son las óptimas, el funcionario habrá de certificar que el matrimonio ha realizado el coito, para lo que se vestirá el pijama y se mantendrá bajo la cama nupcial toda lo noche. Los útiles de aseo serán, asimismo, utilizados por el funcionario para que, una vez cumplida su misión, pueda adecentarse y volver directamente al negociado para cumplimentar el resto del trabajo burocrático al que hubiera lugar para reconocer, o no, la existencia de un nuevo pre-cigoto que, a todos los efectos, pasará a tener la condición de “nacido”.
Doña Esperanza está muy ilusionada con la idea y se relame de gusto sólo de pensar en la cara que se le quedará al “petronio de los huevos” -que así llama en privado a Camps, aunque en expresión más altisonante- cuando se entere de su genial proyecto.
El presidente de los empresarios y amigo de la lideresa, Gerardo Diáz Ferrán, puesto al corriente de las intenciones de su musa política ha manifestado: Si ya lo dije yo, esta mujer “es cojonuda”. Y dicho ésto se ausentó rápidamente de la reunión que presidía, a pesar de que aún resonaban en el recinto los aplausos de sus colegas, porque tenía que preparar la quiebra de una más de sus empresas.
Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas