Izquierda Republicana de Alcalá de Henares quiere hacer pública su protesta ante lo que considera una confusión inadmisible entre el deber de los poderes públicos (la defensa de los intereses generales de todos los alcalaínos) y los intereses particulares de una entidad en la que en absoluto participa toda la ciudadanía complutense, cuestión que se agrava cuando el propio alcalde señala que con esta colaboración se pretende "hacer de Alcalá el punto de referencia católico de la Comunidad de Madrid, y por ende, de todo el territorio nacional".
Por un lado, el Ayuntamiento, con semejante acto, hace caso omiso y burla el texto de la Constitución actual cuando habla de la "aconfesionalidad del Estado" y se excede a todas luces en la interpretación práctica de la misma ley fundamental cuando ésta habla de relaciones especiales con la Iglesia católica, pues más bien con tal firma y propósitos podemos hablar sin tapujos del Muy Católico Ayuntamiento de la Ciudad de Alcalá de Henares. Entonces, explíquese así, "sin complejos" ni vergüenza papista.
Izquierda Republicana defiende la neutralidad en materia religiosa de las instituciones públicas, la autofinanciación de las confesiones religiosas y en caso de percepción de subvenciones públicas, un trato equitativo en relación con el resto de asociaciones y entidades ciudadanas de Alcalá.
En este caso, además de los 21.000 millones anuales de las antiguas pesetas que recibe del Estado, la Iglesia católica recibe estas propinas municipales, tan necesitada como está; óbolo con el que estamos seguros que no estarían muy de acuerdo, si se les preguntase, al menos la mitad de los votantes complutenses censados.