El viernes pasado nuestra fachada católica pseudocientífica favorita, Sexo Seguro, emitió uno de esos raros tuits relativos a una cuestión específica y actual (@sexoseguro es básicamente un bot que hace un loop infinito sobre una serie de tuits ya programados, sin responder jamás a nadie ni citar tampoco a otros).
Muy bien argumentada la respuesta de @AleDiener a un inconforme sobre el aborto http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog… … …
@AleDiener es Alejandra Diener, Maestra en Ciencia de la Familia por la Universidad Anáhuac y licenciada en Economía por la Universidad Iberoamericana. (La Anáhuac es parte de la maquinaria formateadora de cerebros y recaudadora de fondos de la Legión de Cristo, la orden del pederasta y abusador sexual serial e incestuoso Marcial Maciel. La Iberoamericana es propiedad de la Compañía de Jesús. Este paso exclusivo por el sistema educativo católico explica bastante lo que sigue.) Diener le contesta a alguien que la cuestionó por su postura contra el derecho al aborto, aunque sin citar sus objeciones.
La respuesta es una breve recorrida por algunos lugares comunes, fundamentalmente la idea de que la mujer embarazada en crisis no necesita abortar sino asistencia de otra clase. Esto puede ser cierto pero requiere de una evaluación caso por caso y, como fuere, no hay mucho que evaluar si —como han logrado los jerarcas a los que Diener responde— la ley ya ha clausurado todos los caminos alternativos. Una mujer embarazada en Latinoamérica, salvo en casos muy puntuales y en lugares muy específicos y teniendo suerte de no toparse con “pro vidas” metiches, no tiene más remedio que gestar y parir, aunque eso le signifique la ruina económica, psicológica, física o todas ellas juntas.
Después (y aquí quería llegar) Diener dictamina:
El aborto está generando un verdadero problema de salud pública, ya que la mujer que aborta padece trastornos mentales que las lleva incluso hasta el suicidio (Association between parity and risk of suicide among parous women. Chun-Yuh Yang PhD MPH www.cmaj.ca), mujeres que no puedan hacerse cargo de sus familias o que ni siquiera puedan continuar con sus vidas a causa del trastorno ocasionado por este drama de la eliminación de un ser humano en su vientre.
Generalmente los antimujeres hablan del síndrome post-aborto, entidad inexistente inventada por ellos y que no reconoce ninguna organización médica o psicológica importante en el mundo. Diener pasa de largo y directamente cita un estudio realizado en Taiwán; el título en castellano sería “Asociación entre la paridad y el riesgo de suicidio en mujeres que han tenido hijos” (paridad es la cantidad de hijos que ha tenido una mujer).
El estudio es amplísimo; ése es su único mérito indiscutible. Documenta la vida de 1,3 millones de mujeres a lo largo de casi tres décadas y correlaciona la cantidad de hijos que tuvieron con su riesgo de suicidio. Los autores hallaron que el riesgo de suicidio de una mujer disminuye al aumentar su número de hijos. Reconocen, sin embargo, que ciertas variables son imposibles de controlar, y que la correlación puede esconder muchas causalidades. Por ejemplo: la depresión se asocia a una mayor tendencia al suicidio, pero padecer de depresión también puede afectar la decisión de tener hijos; una tendencia suicida puede verse afectada por la presencia de una red de soporte familiar provista por los hijos, si la mujer siente que tener una familia le aporta valor a su vida.
En ninguna parte del estudio se menciona siquiera la palabra “aborto” ni se habla de anticoncepción o planificación familiar explícita. Alejandra Diener, por lo tanto, miente descaradamente (considerar la posibilidad de que no haya entendido el estudio es un insulto a su inteligencia tanto como la nuestra), y miente a sabiendas de que la inmensa mayoría de sus lectores jamás buscará el estudio por internet (no se provee un link) ni lo leerá ni lo entenderá (aunque las conclusiones son claras, está en inglés y el texto es bastante técnico). ¿Éste es el modelo de profesional que forman las carreras universitarias católicas?