Incluso Martín Lutero, al que curiosamente se nos pone de ejemplo, escribió un tratado contra la usura
Esta semana hemos visto como la Iglesia con mayúsculas, esa jerarquía que a veces nos asfixia, tiene también su versión B: los cristianos que antes se llamaban de base y ahora no se cómo se llaman.
El párroco de Xestoso en A Coruña se nos ha descolgado con algo que muchos sabíamos pero que queríamos oír de algún responsable de la Iglesia, aunque fuera de perfil bajo. Los que practican la usura, los que roban, mienten etc. no pueden estar a bien con la Iglesia. Citando a San Agustín, este cura ha pedido la excomunión para los banqueros y políticos corruptos. Ojo, sólo los corruptos; el que pueda, que se salve.
No sé si ha calculado que en el caso de que todos estos personajes no pudieran estar en el seno de la Iglesia, la asistencia a los actos oficiales se vería muy mermada. Vemos a fervientes corruptos y fervientes usureros llenando los templos.
Creo que debían tomar nota todas las jerarquías de todas las Iglesias; en todos los sitios cuecen habas y en algunos, naturalmente, a calderadas, pero es bien cierto que la corrupción y la usura se nos han colado en nuestro catálogo de valores. Wert haría bien en repasar eso de la educación en valores, ¿en cuáles?
Según las instrucciones que nos dan los nuevos responsables de la educación, no hay que estudiar cosas y materias para las que no haya hueco en el mercado, o sea, la filosofía, el pensar, etc. Lo que sea nuestra vocación no importa, sólo debe importar lo que el mercado demande. Bonito valor.
Como dice el cura de Xestoso, si hiciéramos caso al fundador del cristianismo, no tendríamos ninguna duda sobre este tema. Incluso Martín Lutero, al que curiosamente se nos pone de ejemplo, ya que Alemania parece que es de ética protestante, también escribió un tratado contra la usura, no sólo habló de esto San Agustin.
Por tanto, no hay excusa ni resquicio. Debemos rechazar estos “nuevos valores”, que ya hemos visto adonde nos llevan y retomar los de la decencia, la palabra de honor… en fin, esas cosas “antiguas”.
Ah, se me olvidaba. Hablando de corruptos, supongo que cuando esto se publique alguien habrá tenido a bien aclararnos lo de las fincas de la infanta. Seguro que en algún momento nos enteraremos de lo que realmente ha pasado. El enredo es demasiado burdo como para que cuele.
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