Los prelados de Segovia, Córdoba y Málaga niegan el sacerdocio a las mujeres y arremeten contra las «deformaciones hedonistas» que «oscurecen» el matrimonio
El ala más radical de la Iglesia católica española sigue manteniendo su particular campaña ideológica para lograr recuperar el peso que ha perdido la institución en las últimas décadas y paliar la incesante pérdida de fieles. Hoy han sido los obispos de Segovia, Málaga y Córdoba los que se han subido al púlpito para reafirmar las ideas más reaccionarias de la confesión y los puntos de vista más alejados de la igualdad entre los hombres y mujeres en su propia institución y más allá.
El prelado de Segovia, Ángel Rubio, en su carta pastoral, ha dicho lamentar que la dignidad de la institución matrimonial "no brille en todas partes con el mismo esplendor", dado que está "oscurecida" por la poligamia, el divorcio, el amor libre y "otras deformaciones de acento hedonista". A esas situaciones contribuye, según él, la crisis económica, "origen de fuertes tensiones patológicas y de angustia en la conciencia".
Con esta misma retórica, Rubio ha recordado que el Concilio Vaticano II calificó al aborto como a la "epidemia de nuestro tiempo". En este sentido, asegura que "no es lícito al individuo que cree en la Iglesia dar la espalda al precepto de Cristo y tomar por su cuenta la propia ley", e insta a la propia Iglesia a realizar "una mejor preparación y una mayor madurez de los novios", para evitar esos casos de divorcio. "Todo el que ama la verdad excluye siempre de su vida cualquier traición o participación de un tercero en ese amor", remacha.
El sacerdocio: "un don, nunca un derecho"
También se ha llevado su parte la legislación que permite el matrimonio igualitario y que, por tanto, reconoce el derecho a casarse a todos los ciudadanos sin ser discriminados por su orientación sexual. Rubio quiere reformar esa ley para "recuperar una definición legal de matrimonio que no ignore la especificidad de una de las instituciones más decisivas para la vida social, de proteger adecuadamente un derecho tan básico de los niños como es el de tener una clara relación de filiación con un padre y una madre, o el de ser educados con seguridad jurídica como posibles futuros esposas o esposos".
No con menos determinación conservadora se ha manifestado el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que ha negado cualquier tipo de posibilidad de que la Iglesia asuma la igualdad en sus filas. Y es que a su juicio, el sacerdocio sólo lo pueden ejercer los hombres y "jamás" las mujeres, entre otras razones porque, dice, se trata de "un don, nunca un derecho", aunque "algunos se empeñan en reivindicar hoy el sacerdocio femenino, el sacerdocio de la mujer, como si fuera un derecho, como si fuera una cota de poder". Fernández insiste en su carta semanal en que al ser un don el sacerdocio "no puede entrar en el mercado de los derechos humanos, ni debe ser objeto de reivindicaciones".
"Jesucristo ha igualado a la mujer"
"Jesucristo no ha hecho de menos a la mujer, porque la ha igualado en todo con el varón", añade el prelado cordobés. "Por ejemplo en los temas de matrimonio, cuando la mujer no tenía ningún derecho y podía ser repudiada en cualquier momento, Jesús sitúa a la mujer a la misma altura que el varón", recalca. Es la misma tesis que defiende otro obispo, el de Málaga, Jesús Catalá, que ha asegurado que no cabe esperar que el papa "ordene a mujeres de sacerdote" porque la Iglesia "no tiene derecho a traicionar el mensaje de su maestro". "Si hubiera querido hubiera puesto entre los doce apóstoles a mujeres", pero "eligió a doce varones para representarle", ha concluído.
Ángel Rubio obispo de Segovia
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