Para unos, no debería ser curricular ni evaluable, ni exigirse una asignatura alternativa; para otros, en cambio, es compatible con la laicidad del Estado y el artículo 27.3 de la Constitución, que reconoce la formación moral y religiosa de los hijos. De cualquiera de las formas -y el asunto aún no está zanjado-, la asignatura de Religión centra la polémica cada vez que una comunidad «mete mano» a las materias que cursan sus alumnos.
¿Qué hacer con la enseñanza de creencias religiosas en los colegios? Diferentes gobiernos autonómicos del PSOE han intentado, de una u otra forma, «jugar» con los límites marcados por la Ley Orgánica de la Enseñanza (LOE) para favorecer otras materias del currículo en detrimento de la Religión, y eliminarla en lo posible de las escuelas financiadas por el Estado. Y todos ellos han terminado por estrellarse contra el muro aparentemente infranqueable del acuerdo sobre enseñanza y asuntos culturales suscrito entre la Santa Sede y el Estado español: la asignatura debe ser de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos.
El último en intentarlo ha sido el Ejecutivo asturiano. La Consejería de Educación del Principado, con su consejero, José Luis Iglesias Riopedre, a la cabeza, propuso al final del curso pasado eliminar la asignatura de Religión del horario lectivo obligatorio en Bachillerato. Tras recibir más de 300 alegaciones y encendidas críticas por parte del Arzobispado la asignatura se mantiene como optativa, y contará con 35 horas en cada uno de los dos años que integran este período educativo. El alumnado que no desee cursar la asignatura deberá, no obstante, recibir el mismo número de horas de atención educativa.
Además del Principado, Cataluña y Baleares también intentaron durante 2008 sacar la religión confesional fuera del horario lectivo en Bachillerato. Ambas han renunciado a la idea, y aunque las reglas de juego marcadas por la LOE y la Santa Sede permiten cierta flexibilidad, el margen no es lo suficientemente amplio como para dar cabida a una educación absolutamente laica. De este modo, el conjunto de comunidades gobernadas por el Grupo Socialista -Andalucía, Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura Galicia y Asturias- mantienen la asignatura de Religión como optativa, y aunque aprobarla es necesario, no cuenta en el expediente.
Para los centros de Primaria y Secundaria, la LOE marca la pauta. De hecho, una de sus disposiciones adicionales está dedicada en exclusiva a este asunto.
El alumnado puede cursar Religión (católica o aquellas confesiones religiosas con las que el Estado español tiene acuerdo, que son la evangélica, la judía y la islámica) o Historia y Cultura de las Religiones (para los alumnos de los cuatro cursos de ESO). En Andalucía, la matriculación en Religión católica es claramente mayoritaria, y Cataluña presenta el mayor número de alumnos que cursan otras religiones distintas a la mayoritaria. En el resto de comunidades pesa cierto «ir con la corriente» a la hora de elegir una optativa u otra. Además, los centros educativos deben prestar el mismo número de horas que dedican a la enseñanza confesional a la atención educativa del alumnado que opta por no recibir enseñanza religiosa de ningún tipo. Aquí aparecen las mayores diferencias, ya que son los propios centros quienes deciden a qué dedicarlas, y no pueden utilizarse para abordar otras materias del currículo.
En el caso del Bachillerato, la situación en estas comunidades también varía. Los alumnos que lo soliciten pueden cursar Religión, pero en el caso de Aragón no existe una materia alternativa, por lo que quienes eligen cursar la asignatura confesional tienen más horas lectivas que el resto. En Galicia dedican a Religión dos horas en el conjunto de la etapa, es decir, una hora semanal en primero y otra en segundo, muy cerca de las 35 horas anuales por curso dispuestas por el Ejecutivo asturiano.
Pero los ajustes no aparecen únicamente en el lado socialista. Aunque el Gobierno quitó a la asignatura confesional una hora semanal en alguno de los cuatro cursos de la ESO, siete comunidades autónomas -gobernadas por el PP o grupos afines, menos el País Vasco- la han puesto de su bolsillo, utilizando el margen que tienen, por ley, para aumentar las horas de las asignaturas que quieran. Otras comunidades han aprovechado esa hora menos para encajar Educación para la Ciudadanía.
Si nos fijamos en los países del entorno europeo, prácticamente todos establecen un modelo de «laicidad positiva» con cooperación entre las distintas confesiones y el Estado. Por citar el caso de Bélgica, además de la religión mayoritaria -la católica- está regulada la enseñanza del Corán con un convenio con el Gobierno turco para impartir esa asignatura en la escuela pública. La apertura parece ser la clave.
Sólo Francia ostenta en solitario un modelo de separatismo y laicismo de Estado. Pero incluso en el país galo queda a disposición de las confesiones media jornada a la semana para la enseñanza de la religión fuera de la escuela, en Primaria, y en Secundaria se deja libre una hora semanal dentro del propio centro para que un capellán pueda impartir esa enseñanza al que lo desee.
Bachillerato en Asturias
Religión se mantiene como optativa en el ciclo y contará con 35 horas dentro del horario lectivo en cada uno de los dos años, aproximadamente una hora a la semana.
Exigencias del concordato
La asignatura debe ser de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos, e impartirse dentro del horario lectivo normal del centro.
Peso en el currículo
Aunque es necesario aprobar esta materia como cualquier otra del curso, la nota obtenida no cuenta para el expediente.
Socialistas contra populares
La comunidades gobernadas por el PSOE respetan al mínimo las exigencias de la LOU y el concordato, mientras las lideradas por el PP aumentan de acuerdo a la ley el número de horas de Religión en detrimento de otras como Educación para la Ciudadanía.
Asignaturas alternativas
A aquellos alumnos que no deseen cursar Religión (católica o cualquiera de las otras tres -islámica, judía y evangélica- con las que el Estado tiene acuerdos) se les impartirá Historia y Cultura de las Religiones o recibirán atención educativa el número de horas equivalente.