El amigo Ángel Munárriz tuiteaba ayer: “Me desconcierta que tantísima gente se manifieste contra el matrimonio gay en la admirablemente laica Francia”. La extrañeza surge a raíz de la manifestación homófoba #ManifPourTous (Manifestación Por Todos). Básicamente consiste en que grupos religiosos han organizado veladamente en París un ataque a los homosexuales haciéndola pasar por una manifestación espontanea del pueblo. La derecha la ha querido cifrar en 1,4 millones de personas y la policía estima en 300.000, pero lo importante es que se ha vendido como una defensa de la libertad, la pluralidad y la integración (por todos) lo que es un acto de discriminación, odio y estigmatización. La tortura de siempre de la Iglesia pretendiendo ser ellos las victimas. Vamos lo que se dice blanquear homofobia. O sea: tu me traes la homofobia religiosa de siempre y yo te la hago pasar por reivindicación legitima y democrática de tus derechos pisoteados.
Sí, Francia blanquea odio: oculta el origen de los beneficios y los hace pasar por fruto del trabajo de pequeños negocios. De hecho, una orden directa a todos los manifestantes ha sido que no se lleven lemas o banderas religiosas. Se quería hacer pasar por un movimiento civil.
Para entender esto, lo primero es descubrir quién hay detrás de esta manifestación. Y eso es lo que ha hecho un valioso artículo de investigación del diario Le Monde. En “Manif pour tous”, la gran ilusión (en francés), Le Monde deja claras varias cosas:
- En apariencia, la “Manif pour tous” representa grandes grupos de población. En apariencia solamente. Porque en realidad, muchos de estosmovimientos son cáscaras vacías sin existencia alguna. En cuanto a las demás, están casi todas ligadas a la Iglesia, sea directamente, sea por los compromisos de sus responsables.
- Hemos distinguido cinco tipos de asociaciones: las ligadas a la cristiandad (Iglesia Católica o Protestante), las ligadas al Islam, las que surgen de un catolicismo tradicionalista, las surgidas de la “sociedad civil” (aunque a menudo vengan animadas por personalidades cercanas a la Iglesia), y las “cáscaras vacías”, que no existen fuera del campo de la ”Manif pour tous”.
- Sólo 15 asociaciones de las 37 tienen existencia legal. La mayoría son grupos de facebook con menos de 1.000 me gusta creados hace unos meses como el de Más gays sin matrimonio. Lo mismo se puede decir de La izquierda por un matrimonio republicano.
- Las organizaciones falsas de la “sociedad civil”, asociaciones que representan a categorías socioprofesionales o de intereses particulares. Dentro de estas , hemos procedido a hacer una criba para distinguir movimientos preexistentes a la Manif pour tous, movimientos ad hoc creados para esta ocasión, y movimientos creados recientemente (desde 2012), en los que los responsables puedan estar claramente ligados a la Iglesia de una manera u otra. Además hay nombres sin existencia real, como Médecins et pédiatres pour l’enfance (Médicos y pediatras para la infancia) que ni tiene sitio web, ni asociación registrada legalmente, ni aparece en Google a no ser en referencia a la “Manif por tous”.
- En el mismo espíritu, se puede citar Famille Méditerranée, Conseil national identité républicaine, o encore AP21 supuestamente una “asociación de psicólogos”, que no está registrada en el Boletin Oficial y de la que no se encuentra dato alguno. En cuanto a La manif des juristes, es sobre todo una página Web para convocar a la manifestación.
- Muchos sitios web han ocultado los nombres de las personas que han adquirido el nombre del dominio.
- La mayoría de las asociaciones co-organizadoras datan de menos de un año.
- Un dato comun es que la inmensa mayoría (casi 2/3) están ligadas a la Iglesia. La Manif pour tous se vende como apolitica y areligiosa. Es sin embargo fácil de constatar que la Iglesia Católica está muy presente entre las asociaciones organizadoras. se han contado 12 asociaciones de obediencia cristiana explícita: Familles de France; la Confédération nationale des associations familiales catholiques ; la Fédération nationale des associations familiales protestantes ; el Cler “amour et famille”, asociación de educación cristiana a la sexualidad, o incluso Alliance Vita, asociación creada por Christine Boutin y que lucha contra el aborto con métodos bastante discutibles como poner sitios web para informar a mujeres que buscan abortar y desviarlas a centros católicos que les hablen del amor de madre y los crímenes contra el feto.
Muchas de esas estrategias de topo que dice ser homosexual defendiendo nuestros derechos o victimistas que proclaman ser los oprimidos mientras machacan a las minorías de siempre ya las conocemos aquí en los trolls que abundan en los comentarios o los blogeros pagados por declararse gays homófobos. Incluso podemos alardear de haber limpiado patrimonio homófobo español en Francia: unos días antes de este lamentable ejercicio de neofascismo neardental, ese negocio homófobo y misógino del que viven cuatro espabilados que es HazteOir (HO, HomofobiaOrquestada o HazteOrín para los amigos) envió una newsletter a su mailing que animaba a los extremistas españoles a apuntarse a una excursión que se había organizado desde Madrid para engrosar las filas de neonazis, intolerantes, reaccionarios, religioso y demás especies de caverna que iban a manifestarse en París (¿quién paga estas injerencias interesadas en promover la homofobia? Amén). HazteOrín hasta informó de lo bien que odiaban en Francia por internet en una retransmición delirante que anunciaban como HO acude a París junto a asociaciones de homosexuales para defender que “la naturaleza no es homófoba”. Ellos saben cómo dsitorsionar y retorcer los discursos hasta convertir al verdugo en víctima y liberador: ahora los homófobos son los homosexuales y los pro-gays son los homófobos que nos llaman enfermos. Aquí sabemos mucho de estos discursos surrealistas, con nuestra Iglesia financiando a todo este grupo de extremistas antidemocráticos para confundir a la sociedad. Pero esos grupos no son, ni mucho menos, prerrogativa del sur. Ahora, como el dinero corrupto o las grandes fortunas de oligarcas, viajan en busca de paraísos fiscales, oportunidades de blanquear y evadir la convivencia democrática… blanqueo de homofobia.
Y es que los mitos de la primitiva Europa del Sur frente a la próspera Europa del Norte siempre esconden estereotipos manipulados o mentiras potenciadas por grupos económicos, lo mismo se puede decir de la leyenda de la progresista Francia, faro de modernidad y ejemplar ciudadanía Libertad, Igualdad, Posperidad. Se habla mucho de la Revolución Francesa, de la Iluminación, del civismo, pero, al igual que hiciese el gran Stieg Larssen en su reveladora Trilogía Millenium que destapó los lazos con el nazismo y los neonazis de las grandes fortunas e instituciones suecas, pocos sacan a relucir figuras tan francesas como las anteriores que revelan una sociedad mucho más racista, atrasada, burguesa, poco solidaria…
Hablemos, por ejemplo, de la figura del colaboracionista que se alineó con la Francia de Vichy y colaboró con los nazis, la inmensa mayoría, mientras unas personas valientes y generosas arriesgaban su vida en la resistencia (algunas de ellas españolas). Esa figura es mucho menos asociada a Francia, pero también aparece aquí: tenemos a los homosexuales endohomófobos que se odian a si mismos y declaran que los gais no tenemos derecho a adoptar y privar a un niño de una madre (que puede ser alcoholica, deprimida, amargada, psicótica….). Como un delirado alcalde de pueblo del que habla otra pieza de propaganda homófoba que se titula Un alcalde homosexual contra el matrimonio gay, como si eso del homosexual recompensado por su homofobia fuese alguna novedad. En la entrevista vemos en Jean-Marc Veyron La Croix, alcalde de Chasselas a un mero colaboracionista que ataca sus derechos para conseguir prebendas del invasor nazi, lo de siempre.
O el grupo Homovox que pretende querer “dar la palabra a los homosexuales que se levantan para decir no al matrimonio homosexual”. ¿Quién hay detrás de esta página web en la que vemos fotos de homosexuales que lanzan mensajes homófobos?: Jean-Baptiste Maillard, casado y padre de dos niños. Con inversiones en la evangelización por internet desde 2002, es el autor de “Dios está de vuelta, la nueva evangelización de Francia” (Editions de l’Oeuvre, 2009), y “Dios y el Internet, las preguntas 40 prendieron fuego a la Web “(Ediciones de las Bienaventuranzas, octubre de 2011). Como nos aclara este artículo titulado ¡Homovox.com pillado en flagrante delito de manipulación!, nos enteramos de que los supuestos homosexuales contra el matrimonio son en realidad actores pornos como han revelado una serie de fotos mostradas en el artículo.
Y es que tras la homofobia hay un enorme negocio que genera jugosos beneficios a lobbies y organizaciones religiosas que con el odio a los homosexuales crean el mismo sentido de objetivo que Hitler consiguió con el odio a los judíos. El odio a un grupo, la creación de un enemigo común es un lucrativo negocio que consigue beneficios.Los medios conservadores han querido convertirla en una manifestación del rechazo de la sociedad civil a la Ley de Matrimonio homosexual (ya aprobada en la asamblea). La Iglesia hace tiempo que sabe esto y sus lacayos y colaboradores también. Los Federico Jimenez Losantos, Hazte Oir, Intereconomía, Roucos Varela, Kikos y demás palmeros del odio, saben que a cambio de esa fantasía de enemigo común hay un enorme negocio. La gente desea poder culpar a alguien de sus males y encontrar una respuesta sencilla y la homofobia (por no mencionar la misoginia) es una valiosa herramienta de marketing.
Al fin y al cabo lo único que tienen en común izquierda y derecha es eso: la homofobia. Está por todas partes. hasta en los propios homosexuales.
Por todo ello, entender a las naciones o sus sociedades ignorando las intergerencias o intereses transnacionales, corporativos, plutócratas, es un error destinado a retratar un espejismo. Hoy en día hay grupos como la Iglesia, la banca, las multinacionales, los lobbies, las alianzas tipo Troika que son los que realmente moldean y manipulan las sociedades, blanqueando, cual paraísos fiscales, sus odios, homofobia en este caso, en los territorios en los que les interese disimular la existencia de ese patrimonio reaccionario, anti-progresista.
Y eso, queridas cabezas asustadas, es lo que hemos visto en París. Un bonito ejercicio de blanqueo de odio, blanqueo de homofobia. Los beneficios del negocio del odio hechos pasar por legítimos, democráticos y masivos. En realidad pertenecen a unos pocos avezados empresarios del odio, con la estafa inmobiliaria que vende parcelas en el más allá conocida como Vaticano S.A. a la cabeza.