La pretensión de declarar la Toma de Granada como «Patrimonio de la Humanidad» es absurda
Se celebraba este año el 521º aniversario de la conquista de Granada por los Reyes Católicos y los pitos y los aplausos acompañaron el desfile de personas ataviadas con trajes de época en el camino que va desde el Ayuntamiento hasta la Capilla Real, con ondear de banderas andalucistas y otras preconstitucionales y sin más asistencia de autoridades públicas que las del PP y la concejala de UPyD, porque la izquierda boicoteó el cortejo. Además del acto religioso en la capilla, de la correspondiente homilía del arzobispo de Granada y del tremolar del pendón ante la tumba de los Reyes Católicos (una réplica del original con el que aquellos reyes penetraron en la capital del último reino musulmán), todo transcurrió como suele ser habitual el día en que se recuerda la capitulación del rey Boabdil al cabo de una guerra de 10 años. Más o menos, de una forma u otra, cada 2 de enero se asiste a una cierta división local de opiniones.
Pero este año la polémica ha subido de grado, ante la propuesta de la Diputación Provincial para elevar el Día de la Toma de Granada a la categoría de “bien de interés cultural” e incluirlo en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Varias autoridades dependientes de la Junta de Andalucía han salido al paso de tal idea, alegando que ni fomenta la tolerancia, ni el final de una guerra entre cristianos y musulmanes debería convertirse en un símbolo.
Nada tiene que ver la asunción de la toma de Granada como parte de la historia de España, con la pretensión de celebrar una derrota musulmana ante las armas católicas bajo el paraguas de la Unesco. ¿Qué otro mensaje podría desprenderse de una declaración como esa, que no sea el de ahondar las diferencias?
Los andaluces lo tienen muy fácil para pensar en otras iniciativas que fomenten el diálogo y la cercanía al mundo de los árabes, por ejemplo basadas en el magnífico legado cultural que dejaron en Andalucía. La ocurrencia de celebrar una conquista militar no debería pasar más allá de la imaginación de sus autores.
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