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Venid y vamos todos

Conquistar el derecho a la Educación ha costado siglos a los países que lo han conquistado, que son muy pocos. Ha sido el siglo XX el que, pese a las enormes injusticias y guerras que nos deja de legado, como signo positivo también nos deja reconocido este derecho. Hoy es obligatorio para todos los niños y niñas entre los 6 y hasta los 16 años, estar sometidos a un proceso educativo que el estado garantiza.

            Hay instituciones privadas que asumen este cometido y están amparadas por la constitución, pero tienen que estar sometidas a los controles de la inspección pública, que es la que garantiza, en última instancia, su validez y su idoneidad. Esas instituciones privadas tienen idearios diversos: religiosos, políticos, … y pueden ser legales a condición de que los poderes educativos públicos así lo estimen conveniente. La administración pública concierta con esas instituciones privadas y corre con los gastos porque así está recogido por la Constitución. Es eso que se llama “libertad de enseñanza”.

            Pero el Estado tiene una institución propia, llamada Escuela Pública, que es la encargada de ofrecer a todos los niños y niñas de estas edades un puesto para que reciban hasta 10 años de educación básica y obligatoria. Su grandeza es, precisamente, la de ser la misma para todos y todas independientemente de su inteligencia o de su posición económica. Este servicio fundamental significa un enorme esfuerzo económico que, como todo el mundo sabe, se paga con los impuestos que pagamos los que pagamos impuestos.

            Por razones que a muchos nos resultan incomprensibles la religión católica ha conseguido que en la escuela de todos pueda haber unas personas que ella decide quienes han de ser que se dedican a promover esta confesión religiosa particular y que cobrar del dinero del estado, que es el de todos.

            El resto de las confesiones religiosas reclaman su derecho a promover sus creencias de la misma manera y recibir el mismo trato que la iglesia católica.

            Otros pensamos que cada uno puede creer en lo que quiera, que tiene derecho a ello, pero que la Escuela Pública no es el lugar adecuado para adoctrinar a los niños y niñas ni en unas creencias ni en otras. Puesto que ya existen colegios religiosos con distintas confesiones, la Escuela Pública debe quedar como salvaguarda de igualdad y como garantía de universalidad de los servicios educativos públicos.

            La familia puede ser un lugar perfectamente idóneo para se desarrollen las ideas religiosas, políticas o del tipo que se quiera, pero la Escuela debe garantizar la Educación Básica para todos en las mejores condiciones posibles y dejarse de pactos inconfesables con determinadas instituciones privadas como la iglesia católica en concreto que más tienen que ver con hipotecas del pasado que con la exigible proyección de futuro que todo servicio público que se precie debe ofrecer.

            En este momento la situación es tan alarmante que ya se están adoctrinando hasta niños y niñas de tres años en las escuela públicas y fuera del control de sus maestros tutores, por personas que llegan a las clases y se dedican a hacer proselitismo de una confesión concreta, la católica.

            Es cierto que la Escuela Pública no está en su mejor momento pero es la última garantía de igualdad que tienen los niños y niñas y todos debiéramos velar porque esta situación mejorara y no permitir que nada ni nadie se dedicara a aprovecharse de los servicios públicos en su propio interés particular.

            Lo que nuestros niños y niñas necesitan no son confesiones religiosas ni adoctrinamientos de ningún tipo, que bastantes hay ya fuera de la escuela, sino una educación lo más amplia posible y con las mayores garantías de calidad, tanto desde el punto de vista humano como de infraestructuras. No debemos permitir que ningún servicio público esencial, y la Escuela Pública lo es, sea manipulada por nadie. Venid y vamos todos a defender una Escuela Pública para todos y todas al servicio de todos y todas por igual.

El Colectivo Escuela fue el grupo del que surge Granada Laica

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