La masacre de Newtown se gestó en una familia “preparacionista”, una secta difusa y milenarista que encuadra a millones de ciudadanos de los Estados Unidos. La madre del asesino, que fue también su primera víctima, militaba en las marciales filas de estos adeptos a las armas y al acaparamiento de víveres que se atrincheran en sus fortalezas domésticas en vísperas del armagedón. La matanza comenzó con un tiro que salió por la culata, las armas las carga el diablo aunque los “prepas” norteamericanos propaguen que son cosa de Dios que milita en su bando. El credo “preparacionista” mantiene que está a punto de producirse una definitiva fractura social que enfrentará a los desposeídos con los propietarios, a las hordas de los parias con las gentes de orden, a las famélicas legiones con los rebaños bien alimentados y bendecidos por el Dios de las Batallas. El Cristo de los “prepas” lleva dos pistolas al cinto y un rifle de asalto. La masacre de Newtown según esta caverna cristológica no se debe a la posesión y al uso de armas en las escuelas sino a la ausencia de Dios en los colegios, para evitar estas catástrofes según los miembros de la Asociación Nacional del Rifle, poderoso lobby armamentista se necesitan más hombres armados en las aulas, más hombres y mejores armas. Si los malos utilizan pistolas los buenos usarán rifles, si los malos usan rifles, los buenos recurrirán a las ametralladoras, si los malos recurren a las ametralladoras los buenos tendrán cañones y así hasta que cada hogar genuinamente americano albergue un silo de misiles Patriot comprados a crédito en los hipermercados. A esta escalada de violencia solo sobrevivirán los buenos y temerosos de Dios, del Dios Padre y terrible del Antiguo Testamento en su versión más sanguinaria, nada de ojo por ojo, ojo por diente.
La matanza de Newtown se produjo unos días antes del anunciado fin del mundo presuntamente convocado por los “mayas” mediante fastuosa campaña publicitaria y los “prepas” más consecuentes acapararon alimentos y sellaron sus refugios nucleares y los mentores del turismo apocalíptico, los constructores de albergues a prueba de cataclismos universales y los falsos profetas sectarios hicieron negocio antes del fiasco. Para reactivar la economía es posible que dentro de poco vivamos otro Apocalipsis típico. Los indios tabajara, insidiosa tribu especializada en música melódica, calcularon que la liquidación final por cese de existencias tendrá lugar el próximo 13 de mayo a las 13 horas cuando el asteroide Kosmikachu colisione con el planeta Tierra. Vayan preparándose y hagan sus reservas.
El “preparacionismo” en su versión light , desarmado pero bien pertrechado, puede presentarse como una opción razonable, acaparamiento de víveres no perecederos, de enseres de supervivencia y de combustibles antes de que sus precios lleguen a la estratosfera y se desencadene una catástrofe cósmica, antes de que desaparezcan las pensiones y los subsidios, los sueldos y los empleos. Ante el anunciado y criminal aumento de las tarifas eléctricas en España y las previsiones de que sigan creciendo quizás haya sonado la hora de pedir carbón a los Reyes Magos para calentar nuestros hogares. El carbón obsoleto y contaminante se perfila como la opción energética de futuro, así lo certifican y difunden los expertos en sesudos informes de reciente publicación. La energía nuclear tiene sus días contados, los suyos y los nuestros tal vez, y las energías alternativas, renovables y razonables son boicoteadas y torpedeadas por las grandes empresas energéticas con la anuencia y la complicidad de gobiernos de diferentes signos. En España, paradigma del bipartidismo, Felipe González y José María Aznar figuran como consejeros de las principales compañías eléctricas y a ellos se suman con cargos bien remunerados, a cargo del consumidor, viejos políticos retirados que favorecieron durante sus mandatos los siniestros designios de los amos de la energía, siempre de cara al Sol que más calienta.
El Infierno se perfila hoy como la fuente más rentable de energía geotérmica, solo hay que seguir perforando hasta alcanzarlo y desatar su inmensa potencia calorífica. Pero no hay lugar para el optimismo, es previsible que el Infierno sea rápidamente privatizado y gestionado por los mismos de siempre, a un precio endiablado y tras un ERE de todos los demonios.