Los centros públicos de Benicarló acataron la prohibición de la Conselleria de Educación de celebrar la misa habitual y solo uno llevó a los alumnos que quisieron a una iglesia próxima Padres y directores de centros no comparten la medid
Una inspectora de la Conselleria de Educación supervisó ayer que los colegios de Benicarló celebraban ayer la fiesta de Santa Catalina sin las tradicionales misas en su honor. Tan sólo un colegio llevó a los alumnos a una iglesia cercana para asistir a la eucaristía. Fue la excepción a una Santa Catalina marcada por la vigilancia desde la Conselleria de Educación que no quiere recibir nuevas denuncias como las de 2011 de colectivos como Europa Laica, que advirtió de la ilegalidad de esas misas. Oficios religiosos que la misma conselleria prohibió por medio de un oficio enviado a los directores de los colegios públicos.
Por ello, Santa Catalina se celebró ayer de forma bien diferente a la habitual en los colegios de Benicarló. Los oficios religiosos quedaron relegados tras la prohibición explícita de la conselleria con motivo de esta queja presentada en 2011 por Europa Laica, que denunció la eucaristía realizada en el patio del colegio de educación infantil y primaria (CEIP) Marqués de Benicarló.
Los centros públicos modificaron este año su programa de actividades: el más rotundo el colegio Marqués de Benicarló que sustituyó la misa por un "acto cívico". La advertencia e instrucciones dadas en los días previos por la conselleria se completaron ayer con la supervisión de la inspección educativa que recorrió los colegios benicarlandos para cerciorarse de que no se estuvieran infringiendo las normas.
En el CEIP Eduardo Martínez Ródenas, el "acto cívico" fue básicamente musical y teatral. "Es una celebración en honor a Santa Catalina, como manda la tradición desde hace muchos años, pero no misa. Los alumnos de música, con las flautas han interpretado canciones tradicionales y también se ha ofrecido una representación teatral por parte del alumnado. Y naturalmente, si es en honor a Santa Catalina, tendrá un sentido religioso", explicó el director del colegio, Joaquín Besalduch, que mostró su malestar por el comunicado de la conselleria y la queja de la plataforma Europa Laica que ha puesto a los centros benicarlandos en el punto de mira de la inspección.
"No me gusta que digan, porque no es cierto, que se obliga a familias, alumnado y profesorado a asistir a a dichas celebraciones , incluso con manifiestas coacciones. Ni ahora ni nunca se ha obligado a nadie. En nuestro caso, este año se ha proyectado una película educativa, a la que asistieron 40 niños de infantil y 70 de primaria, 110 en total, que suponen el 25% del alumnado.
El resto hasta 450 acudieron al acto de celebración de Santa Catalina, por lo tanto, cada cual ha hecho lo que quiso", añadió.
Besaduch lamentó que "muchas veces la gente habla sin saber lo que dice" y que "a veces las minorías quieren acabar con las tradiciones. Me parece mal que una minoría quiera derribar tradiciones y actividades de un colectivo muy numeroso. No veo correcto que unos pocos tengan que decidir sobre muchos", concluyó. En todo caso, en el Ródenas, hizo hincapié Besalduch, ningún padre ha mostrado nunca su malestar por que se celebrara la misa.
Entre los padres, la mayoría no entendían los motivos de eliminar la misa. "Creo que celebrar una misa no está mal y más si no se obliga a nadie a asistir. Al fin y al cabo los niños que no querían ir tenían la opción de ver una película", dijo José Joaquín Bautista.
En la misma línea, otro padre, Eladi Giner, lamentó que se haya suprimido esta tradición. "Por mucho que haya diferentes religiones es una tradición que no se debe perder. Quien quería ir iba, y quien no, no estaba obligado. No me parece justoÉ".
En el otro extremo Ester Ávila, aseguraba que si bien no está en contra de ningún acto religioso, considera que en los espacios públicos donde están los niños "las confesiones religiosos de cada familia deben ser respetadas por igual, por lo que, celebrar un acto religioso donde hay niños que van y otros que no, es discriminatorio y una falta de respeto".
Más allá de la polémica, los colegios repartieron chocolate con "fogasas" a alumnos, maestros, y familiares y la mayoría incluyó la rifa de cestas y pollos.