Un libro de reciente publicación retrasa el nacimiento del monoteísmo a los siglos VIII y VI antes de Cristo y refuerza la versión extendida entre los expertos contemporáneos de que el perfil del Dios de la Biblia tuvo una larga gestación.
Bajo el título de "Biblia, Exégesis y Religión", el libro es una recopilación de artículos del cuidador de los Rollos del Mar Muerto, Adolfo Roitman, para quien "algo debió ocurrir en esos siglos que cambió la manera de ver el mundo, en Occidente y en Oriente".
"En los siglos VII y VI antes de nuestra era en Occidente surgió la filosofía pre socrática y en Oriente se sentaron las bases del budismo. En Oriente Medio lo que apareció fue el concepto del dios único", mantuvo esta semana el autor en un encuentro con la prensa.
Argentino de nacimiento y hombre de ciencia y de creencia -es antropólogo y rabino-, Roitman apunta que esos siglos fueron un punto de inflexión en la evolución el pensamiento universal que en la Biblia se reflejó en que "dios deja de tener perfil humano".
"Hasta ese momento, dios tiene rasgos humanos. Por ejemplo, no está en todos lados sino en el Templo, y no de forma metafórica sino que tiene allí una presencia física", sostiene Roitman, que agrega que "los judíos no practicaban entonces monoteísmo sino monolatría".
"La monolatría es adorar a sólo un dios sin por ello negar la existencia de otros dioses", recuerda el especialista, que en su libro alude a la existencia de Yaveh como una divinidad local cananea antes de que los judíos lo convirtieran en el único dios.
El cuidador de los Rollos del Mar Muerto -los restos más antiguos hallados de una narración bíblica y que han sido datados entre el siglo II antes de Cristo y el primer siglo de la era cristiana-, sostiene que el giro se produjo en el Deuteronomio.
Quinto y ultimo libro de la Tora o Pentateuco, el Deuteronomio es una suerte de discurso de despedida en el que Moisés reformula pasajes anteriores y según Roitman marca el inicio del dios abstracto que se consolida posteriormente en la narración bíblica.
Los ultra ortodoxos judíos atribuyen a Moisés la autoría de la Tora pero la opinión generalizada actualmente entre los investigadores es que fue obra de la clase sacerdotal de la época, que en el caso del Deuteronomio coincidió con el reinado de Josías.
La importancia de la clase sacerdotal de ese monarca del siglo VII antes de Cristo en el desarrollo literario de la Biblia ha sido subrayada por la corriente arqueológica "minimalista", cercana al judaísmo reformista y en la que se inserta el libro de Roitman.
En contra de la corriente "maximalista", que recurre a la Biblia como "guía arqueológica", la "minimalista" se limita a constatar lo excavado sobre el terreno, y con ese método ha puesto en duda la existencia histórica de personajes como Moisés y Abraham.
Sin entrar en esa polémica -que cuestiona que Abraham fuera hace cuatro milenios el primer monoteísta, de acuerdo con la tradición judía-, el trabajo de Roitman contextualiza ese tipo de personajes bajo la óptica de la mentalidad de los autores bíblicos.
"La intención ha sido llenar el vacío existente entre la investigación y la interpretación, con fines divulgadores", afirma el experto, que reúne en el libro sus colaboraciones entre 2007 y 2009 con el semanario israelí en castellano "Aurora".
"La Biblia es tan compleja que no permite tener verdades absolutas, sino tener un caleidoscopio de verdades", precisa Roitman, que atribuye las "contradicciones" del texto bíblico a la diversidad de autores que lo escribieron a lo largo de los siglos.
Y que se fueron corrigiendo los unos a los otros a partir de una idea original de dios que poco tiene que ver con el resultado final.
Según recoge Roitman en su libro, de algunos pasajes bíblicos y descubrimientos arqueológicos se puede deducir que con anterioridad al Deuteronomio subsistía la creencia de que Yaveh estaba casado con una diosa cananea entonces muy popular entre los judíos, Aserá.