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Imatge d'arxiu de l'Església de Sant Jaume | Vicente Zambrano / Ajuntament

Hegemonía atea en Barcelona: cómo han evolucionado los sentimientos religiosos

El catolicismo cae y la mitad de la población ya no cree en ninguna religión

Barcelona entraba en el siglo XXI con pequeños signos de cambio, muy pequeños, casi insignificantes. La curva de personas cristianas y practicantes llegaba a mínimos históricos en 1999, con solo un 18% de ciudadanos practicantes. El repunte del 2000, en el que el porcentaje aumenta dos puntos, es un espejismo en una gráfica que desciende año tras año en Barcelona. Según las cifras recogidas en la Encuesta de Servicios Municipales, en 2024 solo hay un 11% de cristianos católicos practicantes, uno de cada diez no-practicantes hay unos cuantos más, tés de cada diez. Ahora bien, nada comparado con los ateos o no creyentes, que ya son la mitad de la ciudadanía (49%).

Las curvas que indican la evolución de los sentimientos religiosos en Barcelona son muy regulares. A finales del siglo XX, ocho de cada diez ciudadanos de Barcelona se consideraban católicos, de los cuales un 60% no era de ir a misa. Así las cosas, en aquella época, muchos ciudadanos seguían teniendo fe cristiana, aunque no la practicaban regularmente. Pero la cifra de cristianos que comienza a caer con la llegada del nuevo siglo. Todo lo contrario que los no creyentes, que antes del 2000 solo eran el 15% de la población.

Ambas curvas casi se tocan en 2013 (39% de cristianos no-practicantes vs. 36% de ateos) y se acaban cruzando definitivamente en 2016. En todo caso, sumando el número de cristianos practicantes y lo que no, en 2015 el cristianismo aún era mayoría: el 51% de la población. Para ver el cambio definitivo debemos viajar tres años adelante. En 2018, por primera vez, el 46% de la población declaraba ser no creyente, mientras que la cifra de cristianos –practicantes o no practicantes– retrocede al 42%. Desde entonces, la tendencia se ha consolidado. El porcentaje de personas ateas no ha bajado del 49% en los últimos cinco años en Barcelona.

Las otras religiones ganan espacio

Más allá de la consolidación atea y el decrecimiento de la religión cristiana, la recopilación de datos deja otra nota significativa. Las otras religiones –el islam, sobre todo, pero también el judaísmo u otras ideas cristianas no católicas– han aumentado notablemente en los últimos treinta años. A finales del siglo XX, las personas con creencias musulmanas o judías apenas llegaban al 2% de la población. En 2024, el conjunto de religiones no católicas suman el 9% de la población: otras confesiones cristianas son prácticamente el 5% de la población barcelonesa; el islam agrupa al 2,1% de ciudadanos; y los judíos el 0,2%.

La curva de creencias no católicas hace un salto a inicios de la década de 2010, en parte por los cambios migratorios. La migración del siglo XX era sobre todo otras zonas del Estado, mientras que los últimos años el origen de los migrantes ha sido más repartido. El 2010, la curva escaló hasta el 10% de la población y ya prácticamente no ha abandonado estas cifras.

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