Es la primera vez que el presidente asturiano se pronuncia en estos términos respecto a lo que considera una “muestra de respeto a un símbolo de Asturias”
No tiene la decisión tomada, pero sí se abre a analizar la conveniencia o no de su asistencia a la misa que cada 8 de septiembre se celebra en la Basílica de Covadonga y que su oficiante, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha logrado convertir estos últimos años en un verdadero mitin político.
El presidente del Principado no quiere que la misa de Covadonga se convierta en un “elemento de discordia” y si su presencia en esta celebración religiosa sirve para generar “discordia” tomará la decisión que corresponda.
Así de contundente se ha manifestado el presidente del Principado, Adrián Barbón, al ser preguntado esta mañana por la polémica desatada, de nuevo, tras la petición realizada por la nueva delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, a Jesús Sanz Montes,instándole a abandonar su discurso ultraderechista el Día de Asturias y anunciando que ella no acudirá ese día a Covadonga.
Barbón, que siempre ha reconocido que es una persona creyente, ha remarcado que su presencia en Covadonga en el día de la comunidad no responde a sus creencias personales sino a su cargo de presidente del Principado, asegurando que acude a Covadonga “en representación de todos los asturianos”.
Así, ha recordado que fue Rafael Fernández, primer presidente del Principado de Asturias (1982-1983) quien instauró la tradición de asistir a la misa del 8 de septiembre. Para el presidente asturiano se trata de una tradición que trasciende a lo religioso pues “la Santina es un símbolo de Asturias”.
Fue la socialista Adriana Lastra, tras tomar posesión como delegada del Gobierno en Asturias, la que volvió a abrir la caja de los truenos al anunciar que no asistirá a Covadonga el 8 de septiembre y recomendar al arzobispo que abandone su discurso ultraderechista en su homilía de ese día.
Y es que el arzobispo de Oviedo nunca escatimó calificativos al gobierno de Pedro Sánchez, al que señaló como “inmoral”, o hacia cualquiera de sus medidas, y ninguno de elogio, precisamente. Así Sanz Montes cargó duramente contra el traslado de los restos de Franco del Valle de Cuelgamuros, la regularización de inmigrantes, el cambio climático o la Agenda 2030.
Sonadas han sido también sus críticas al feminismo o su intento de minimizar los casos de pederastia en la Iglesia, asegurando que no superan el 0,2 por ciento de los casos.
La respuesta de San Montes a Lastra no se hizo esperar, y a penas unas horas después, replicaba que no se iba a encoger ante “la seño”, como definió a la delegada, y reivindicó que seguirá como hasta ahora.
En sus declaraciones ante los medios, la delegada del Gobierno aseguró que intentaría ir a donde se la invitase, sin embargo afirmó que “tengo claro que no voy a ir donde sepa de una manera anticipada que se nos va a insultar a la mayoría de los asturianos y de los españoles”, zanjó.
Ahora es el presidente del Principado, Adrián Barbón, recién incorporado a sus responsabilidades tras un breve descanso veraniego, quien deja la puerta abierta a no asistir a esta misa si con su presencia se va a generar “discordia”.