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«La Iglesia goza de todo tipo de poderes: económico, moral, político o judicial»
«La Iglesia no se siente obligada a colaborar solidariamente con la sociedad, como hacemos todos los ciudadanos, contribuyendo con el pago del IBI por los inmuebles que le generan beneficios. No hay que olvidar que la Iglesia está considerada como la mayor inmobiliaria de España»
«La Iglesia recauda más de 1.000 millones de euros al año, según consta en la última Memoria de Actividades de la Iglesia»
Las exenciones fiscales de la institución católica también alcanzan a los «donativos, las colectas, los rendimientos del patrimonio mobiliario (intereses, dividendos, etcétera) e inmobiliario (alquileres, etc.) y las plusvalías generadas por ventas de patrimonio»
Sumar insta al Gobierno a actualizar los Acuerdos con la Santa Sede para «suprimir los privilegios» de la Iglesia
“El Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar ha registrado en el Congreso de los Diputados una proposición por la que insta al Gobierno a suprimir los «privilegios existentes» para la Iglesia Católica en España.
Sumar recuerda en la exposición de motivos de la proposición, que los cuatro acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede se firmaron el 3 de enero de 1979. Mediante estos, se reformaba el antiguo concordato nacionalcatólico de 1953.
«Estos acuerdos, con más de 44 años de vigencia, mantienen incontables privilegios para el clero católico provenientes de la época franquista en asuntos jurídicos, económicos y en la enseñanza, hecho que ha sido repetidamente denunciado por diferentes colectivo tanto laicos como cristianos», subraya Sumar.
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En esta misma línea, precisa que el colectivo Cristianos de Base y la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII han realizado diversas peticiones a los diferentes gobiernos del Estado para eliminar estos privilegios”
Exención de impuestos a la Iglesia católica
La iglesia católica española no suelta prenda en cumplir su obligación, como la tienen todos los ciudadanos, de pagar el IBI por aquellos inmuebles que le generan beneficios; estando exentos los templos, los locales y oficinas parroquiales, los centros educativos dirigidos por religiosos y las oenegés que dirige.
La Iglesia no se siente obligada a colaborar solidariamente con la sociedad, como hacemos todos los ciudadanos, contribuyendo con el pago del IBI por los inmuebles que le generan beneficios. No hay que olvidar que la Iglesia está considerada como la mayor inmobiliaria de España. Esa postura de la Iglesia es antievangélica y antiética, mantenida durante decenios y sin indicios de tener voluntad de renunciar a ese y a otros privilegios que no cuadran en una sociedad democrática y ¿laica? como la nuestra. Solo la Ley puede obligarla a que pague el IBI por las propiedades inmatriculadas no destinados al culto, ya que es incapaz de hacerlo por ella misma por su arraigo histórico al poder, a los privilegios y a la riqueza. Aunque la medida tendría que ir más lejos, devolviendo esos bienes a sus propietarios, especialmente a los ayuntamientos, ya que fueron apropiados por los obispos al ser nombrados notarios por Franco con la ley franquista de 1947, dándoles derecho a las inmatriculaciones —que excluía la posibilidad de inmatricular centros de culto—. Fue Aznar, quien eliminó esa excepción, con la reforma de la ley hipotecaria.
Postura firme del Gobierno ante la Iglesia
¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que el Gobierno, llamado de izquierdas, obligue a la Iglesia a que pague el IBI, exceptuando sus templos y locales relacionadas con el culto, que son los únicos edificios protegidos por la Ley de Mecenazgo de 2002, por aquellos que tengan “actividades económicas”, para ceñirse a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que en junio de 2017 dictaminó que la Iglesia debe pagar sus tasas de bienes inmuebles “cuando realice actividades económicas” que conlleven “beneficios fiscales”.
Las oenegés católicas
No hay que olvidar la contribución aplaudible que hace la Iglesia a través de sus oenegés en favor de los más desfavorecidos, pero no debe usarse como tapadera para justificar que ya hace bastante. La realidad es que puede y debe hacer mucho más, aportando impuestos para contribuir a mantener las infraestructuras de toda la sociedad.
La Iglesia ha renunciado a dos exenciones fiscales
La Iglesia católica renunció el año pasado a las exenciones de los impuestos sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) y los que afectan a las Contribuciones Especiales tras el pacto alcanzado entre la Conferencia Episcopal y el Ministerio de la Presidencia.
Bolaños, el ministro de la Presidencia, afirmó entonces que:«Este acuerdo supone el fin de los privilegios fiscales de la Iglesia católica en el pago de dos impuestos. A partir de hoy, la Iglesia será tratada como cualquier entidad sin ánimo de lucro en España». No es cierto esto último que dice porque la Iglesia continúa siendo tratada con exenciones de otros impuestos. La Iglesia, por tanto, continúa con su impunidad fiscal. En concreto, el ministro ha dicho que los ayuntamientos recaudarán a través de estos dos impuestos más de 16 millones de euros al año, que dejó de pagar durante decenios. Me parece una cantidad mínima, dado que la Iglesia recauda más de 1.000 millones de euros al año, según consta en la última Memoria de Actividades de la Iglesia (PDF).
Que ahora la Iglesia vaya a pagar dos impuestos locales es un primer paso, pero el clero español sigue disfrutando de su particular paraíso fiscal, porque lo cierto es que la Iglesia española disfruta de la exención de casi todos los impuestos con la bendición de El Vaticano. Las exenciones fiscales de la institución católica también alcanzan a los «donativos, las colectas, los rendimientos del patrimonio mobiliario (intereses, dividendos, etcétera) e inmobiliario (alquileres, etc.) y las plusvalías generadas por ventas de patrimonio», que no deben pagar el Impuesto de Sociedades. Hay que recordar que sólo en aportaciones voluntarias de los fieles, la Iglesia recaudó 310 millones de euros en 2020.
A esa cantidad hay que sumar los 237 millones de euros que la Iglesia recibió ese mismo año como asignación tributaria por el IRPF. Esta es la mayor contradicción de todas: casi una cuarta parte de los ingresos de la Iglesia provienen de unos impuestos que la institución no paga.
Anécdota
El año pasado estaba paseando con mi mujer por el barrio gótico de Barcelona, y al pasar por delante de la catedral decidimos entrar, aunque ya la habíamos visitado varias veces. Para mi sorpresa había que pagar una entrada para la visita de 10 euros cada uno, y de 9 euros para los jubilados como nosotros. Me disgustó que hubiera que pagar, y más aún que solo se redujera un euro a los jubilados. Se lo comenté a la mujer que estaba a la entrada y le dije: ”No vamos a entrar, no solo por no pagar una cantidad excesiva , sino sobre todo porque la Iglesia no pagará a Hacienda el impuesto correspondiente por tratarse de una actividad con finalidad económica».
Me comentó que ese dinero servía para la rehabilitación de esta y otras catedrales que también cobraban una entrada. Le contesté que a menudo, las catedrales eran rehabilitadas con fondos públicos. Un cura que escuchó mi conversación me dijo que las sedes sindicales y políticas tampoco pagan impuestos. Le contesté que la Iglesia tampoco los paga cuando se trataba de edificios dedicados al culto, pero que no los paga por casi los 15.000 bienes no destinadas al culto, sino a actividades económicas, lo que no ocurre en esas sedes que me comentó. Su reacción fue dar media vuelta y marcharse. ¡Qué difícil resulta abrir los ojos a los que siendo ciegos rechazan ver la luz de la verdad!
PUNTO FINAL
La renuncia de la Iglesia a dos exenciones fiscales es un primer paso tardío, como es costumbre en la Iglesia, y un lavado de cara para la galería al no afrontar la renuncia a las exenciones fiscales de todos aquellos bienes no imprescindibles para el culto: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.”Mt. 23:27
La Iglesia, por tanto, no dejará de tener privilegios fiscales, ya que continúa con otras exenciones como el IBI, por las que se ahorra cientos de millones en impuestos por sus 34.961 bienes, de los que 20.014 corresponden a templos o dependencias complementarias que tienen que ver con el culto o la labor educativa, y 14.947 se relacionan con otros usos, como terrenos, fincas rústicas, solares, viviendas, locales, cementerios, plazas públicas, etc. ..que proporcionan enormes beneficios sin pago de impuestos, situándose a años luz del amor solidario propugnado por Jesús de Nazaret. Está comprobado que el Paraíso terrenal es que realmente le interesa a la Iglesia, por sus prebendas tangibles muy apreciadas y a las que no está dispuesta a renunciar. Esas prebendas son todo tipo de poderes: económico, moral, político o judicial.