«Sus discursos están muy lejos de los valores del cristianismo originario»
Fascismo y religión son dos fenómenos que históricamente han mantenido una relación de complicidad que ha desembocado con frecuencia en sistemas dictatoriales
Hoy resurge en la alianza entre Vox y organizaciones ultracatólicas como HazteOír, Infocatólica, Asociación de Abogados Cristianos, El Yunque, etc., que cuentan con el apoyo de un sector importante e influyente de la jerarquía católica, de algunos pastores evangélicos y con el silencio ¿cómplice? de los órganos representativos del episcopado español
Fascismo y religión son dos fenómenos que históricamente han mantenido una relación de complicidad que ha desembocado con frecuencia en sistemas dictatoriales, nacionalismos populistas de derecha y extrema derecha excluyentes y regímenes confesionales que niegan la libertad de conciencia, persiguen el librepensamiento y legitiman el patriarcado.
En España lo padecimos en carne propia durante la dictadura franquista en la modalidad del nacionalcatolicismo, que creíamos ingenuamente que había desaparecido con la transición política cuando todavía quedan restos del mismo en la vida política y en la propia Iglesia católica. Hoy resurge en la alianza entre Vox y organizaciones ultracatólicas como HazteOír, Infocatólica, Asociación de Abogados Cristianos, El Yunque, etc., que cuentan con el apoyo de un sector importante e influyente de la jerarquía católica, de algunos pastores evangélicos y con el silencio ¿cómplice? de los órganos representativos del episcopado español. Para identificar dicha alianza he creado el término “cristoneofascismo”, a partir del de “cristofascismo”, de Dorothee Sölle.
El término surgió durante el curso que dicté en agosto de 2019 en la Pontificia Universidad Católica de Paraná en la ciudad brasileña de Curitiba sobre “Teologías del Sur”. Un alumno pidió la palabra y dijo: “En la Iglesia nos prohíben hablar de política y Bolsonaro no hace más que hablar de teología”. Yo le pregunté: “Ah, ¿pero Bolsonaro es teólogo?». “No -respondió-, pero se pasa el día hablando de Dios, refiriéndose a él en sus discursos políticos, citando textos de la Biblia y pidiendo la bendición de los pastores evangélicos fundamentalistas de las megaiglesias brasileñas”. Mi respuesta espontánea: “Entonces podemos definir a Bolsonaro como el predicador y el teólogo del cristoneofascismo”. La clase prorrumpió en un prolongado y sonoro aplauso, lo que suponía la ratificación y el buen empleo de la palabra.
Estas organizaciones dicen defender los valores cristianos en su pureza. Pero tal pretensión es desmentida por sus discursos y prácticas de odio contra el feminismo, la mal llamada “ideología de género”, el matrimonio igualitario, el LGTBIQ, la educación afectivo-sexual en las escuelas, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la ley de la Memoria Histórica (ahora de Memoria Democrática), la inmigración, el laicismo y el ecologismo.
Se caracterizan por el negacionismo de la discriminación y la violencia contra las mujeres, del cambio climático,. así como por la falta de condena del franquismo, la defensa del ultraliberalismo, de la familia patriarcal, de la identidad nacional excluyente y de la dialéctica amigo-enemigo en las relaciones internacionales y en la política nacional. Sus discursos, que con frecuencia desembocan en prácticas violentas, están muy lejos de los valores del cristianismo originario como la opción por las personas y los colectivos más vulnerables de la sociedad, el perdón, el amor incluso a los enemigos y la renuncia a la venganza.
La expresión “cristoneofascismo” ha adquirido carta de ciudadanía y entró en el debate político del Congreso de los Diputados cuando en febrero de 2022, en una sesión parlamentaria la diputada de ERC, María Carvalho Dantas, se dirigió a a la bancada de Vox y les dijo: “Han entrado ustedes en la internacional cristoneofascista”. Yo lo ratifico. Según me confesó la diputada republicana, a partir de ese día llevaba a veces al Congreso mi libro “La Internacional del odio. ¿Cómo se construye? ¿Cómo se deconstruye?” y lo mostraba de manera ostensible provocando el interés de sus señorías.
Hoy, en España, nacionalcatolicismo y cristoneofascismo se dan la mano en los programas y las prácticas políticas, culturales y sociales de las organizaciones religiosas citadas, los grupos y los partidos políticos de la derecha y la extrema derecha en alianza y complicidad. Estamos retrocediendo varias décadas. Es necesario pensar y activar estrategias pedagógicas adecuadas para revertir la situación y evitar así que el deterioro de la democracia vaya a más y los valores religiosos se perviertan y se conviertan en sus contrarios.