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Mujeres con burka hacen cola para obtener comida durante el Ramadan en Peshawar, Pakistan.EFE/EPA/ARSHAD ARBAB

Desesperanza y suicidio entre las jóvenes afganas · por Khadija Amin

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Funcionarios del Consejo Afgano para Refugiados en Islamabad han contado que un refugiado llamado Mohammad Shafai se suicidó recientemente en el área de Baharkuh. La noticia fue recogida por varios medios paquistaníes citando a la policía de Islamabad, que en un comunicado a los medios de comunicación confirmó que se había suicidado arrojándose desde el quinto piso de un edificio residencial. Sería el cuarto suicidio de jóvenes refugiadas afganas registrado en Pakistán este año solar.

No hace mucho, familiares de Maryam Sadat, una joven afgana refugiada en Islamabad, confirmaron en una entrevista a la BBC que se suicidó y murió por «mala suerte, confusión y desesperación». Contaron que su familia fue trasladada de Afganistán a Islamabad hace un año y su caso de inmigración fue incluido en el programa estadounidense «P2», que se lanzó para reasentar a familias vulnerables.

Mientras circulan en los medios y redes sociales paquistaníes imágenes del luto por Maryam Sadat, familiares de la joven han dicho al medio británico que la larga espera y los problemas económicos de los últimos meses habían dañado su espíritu.

Tras el colapso del anterior gobierno en Afganistán, muchos afganos que se encontraban bajo la amenaza del grupo talibán fueron trasladados a terceros países por parte de Estados Unidos y otras naciones, para que, tras completar el proceso de registro y los trámites oficiales, pudieran ir a países occidentales para su reasentamiento.

Los refugiados afganos en Pakistán que esperan para ir a sus países de destino aseguran estar muy preocupados por la pobreza, el destino desconocido y la incertidumbre económica. Y sufren graves problemas mentales y emocionales.

Marghalai Faqirzai Ghaznavi era experta en género en el Departamento de Derechos Humanos del Ministerio del Interior a través de la oficina SISTICA y trabajó con los estadounidenses durante 5 años con el objetivo de aumentar, fortalecer y apoyar el número de mujeres en las filas de la Policía Nacional del país.

La inteligencia talibán emitió una orden de arresto contra ella y, durante un tiempo, estuvo viviendo en secreto en un trastero en diferentes zonas de Kabul, donde ni siquiera tenía contacto con sus familiares cercanos. Desde hace seis meses vive en Pakistán con sus dos hijas y un hijo por cuestiones de seguridad. Marghalai Faqirzai sigue siendo una de las principales voces del principal movimiento por los derechos de las mujeres de Afganistán. Dice que los talibanes la siguen buscando actualmente y que le resulta imposible regresar a su país. El 27 de agosto de 2021 postuló al programa SIV, que lamentablemente fue rechazado:   «Soy una migrante en un país sin destino y con un estado mental precario, porque soy la tutora de mis hijos, dado que mi marido ha fallecido, y me preocupa nuestro futuro desconocido. Mi presión mental es tan intensa que, por más tratamiento que he tomado, he ido de mal en peor».

Zohra Vahidi Akhtri vive en Pakistán desde hace dos años con sus cinco hijos y confiesa que es incapaz de vivir sin antidepresivos: «Nuestros problemas aumentan cada día. Ninguna institución escucha la voz de las mujeres afganas». 

Zohra es miembro de la Red Política de Mujeres de Afganistán y se vio obligada a buscar refugio tras ser liberada de la prisión talibán. Cuenta que ha frenado el suicidio de algunas amigas, pero que cada vez ven menos salidas: «No tenemos otra opción, estamos cansadas de esta situación. Cada vez que me encuentro con otras afganas, veo que todas están en muy mal estado mental. Nos consolamos, pero la situación no es fácil de soportar. Nos preocupa el futuro de nuestros hijos. Nuestros niños no pueden estudiar en las escuelas paquistaníes, tenemos que encontrar un hogar.». 

No sucede solo en Pakistán. Según el periódico británico The Guardian, funcionarios de las Naciones Unidas y activistas de derechos humanos también están preocupados por el aumento de los intentos de suicidio entre mujeres y niñas en Afganistán. The Guardian informó que, según las estadísticas recopiladas en hospitales y clínicas gubernamentales, desde el verano de 2021, la tasa de suicidio entre mujeres ha aumentado en un tercio. Este periódico, sin embargo, no proporcionó ninguna estadística específica y afirmó que el gobierno talibán no permite que los trabajadores sanitarios afganos publiquen estadísticas sobre suicidios.

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