Nos acercamos a la reseña del acto de entrega de premios de la escuela laica “Guttenberg” de Barcelona, en el otoño de 1894, y donde podemos ver también las limitaciones que el poder imponía a determinadas manifestaciones del laicismo en la España de finales del siglo XIX, a pesar de que estamos hablando de un acto multitudinario. También supone un canto a la democracia y al carácter interclasista de actos como el que se reseñaba.
“La fiesta escolar laica de Barcelona
Hoy se ha verificado en el Circo Ecuestre, de esta ciudad, la distribución de premios á los alumnos, niñas y niños, que á las escuelas laicas de Barcelona y su llano concurren. Inició el pensamiento en el seno de la escuela laica Guttenberg, mi amigo el ciudadano Cristóbal Litrán. Adhiriéronse á la idea unas dieciocho escuelas laicas, y como unas 50 sociedades políticas y obreras.
El espacioso local del Circo Ecuestre estaba á las nueve de la mañana lleno de bote en bote.
Como en toda reunión popular y democrática, alternaban en ella las gorras y las blusas y los pañuelos y las mantillas, con los sombreros de copa y los gorros de las señoras.
Habría como espectadores más de 4.500 personas.
Pasaban de 1.100 los niños que debían ir á recoger sus premios.
Nadie creía que la idea nueva tuviese tanta vitalidad en Barcelona y pueblos convecinos. Nadie, sino los que de cerca lo tocamos, sabía lo que es, lo que vale aquí el movimiento librepensador.
Amenizaba el acto de la repartición de premios, que eran muchos y buenos, una música, que tocaba piezas é himnos de marcado sabor liberal. La Marsellesa, entre todos, más de una vez repetida, fué extraordinariamente aplaudida.
Aquella incomparable Marsellesa fué para algunos un verdadero trágala.
Presidía el acto el republicano conocidísimo D . Emilio Garrigosa.
Debían tomar parte en la fiesta, dirigiendo al pueblo sus autorizadas palabras, los diputados republicanos D . Baldomero Lostau, D. José María Valles y Ribot, el ilustradísimo catedrático de esta Universidad D. Odón de Buen, librepensador acérrimo, y D . Cristóbal Litrán, escritor público é iniciador de la idea de la repartición de premios, al propio tiempo que de la manifestación liberal, que debía ser la obligada contera del acto escolar.
No hubo discursos, porque los Sres. Lostau, Valles, Odón de Buen y Litrán, no obstante haber sido para ello invitados, se encontraren con que no podían hablar, por acuerdo de la comisión ejecutiva del pensamiento.
No hubo tampoco manifestación, por haberla prohibido el gobernador Sr. Larroca, no obstante que en ella se trataba sólo de entregar al señor cónsul de Suiza en esta plaza, una placa de plata, que debía ser depositada en la tumba del sabio pedagogo Pestalozzi.
¡Qué autoridades corren por estos mundos de Sagasta!
El acto de la repartición de premios resultó brillante y formará época entre nuestros actos.
¡Lástima que faltasen los discursos y la manifestación, obligado complemento de la idea que la comisión ejecutiva de la misma debía realizar!
Hubiérase con ello despertado el espíritu público, y habríase afirmado una vez más el merecido nombre de liberal y librepensador de que con justicia goza Barcelona.
Esto se hará otro día, pues estamos empeñados en la celebración de una serie de actos que nos restituyan nuestra buena fama como ciudad que si cuenta en su seno, á manera de llagas cancerosas, muchos conventos, también sabe sostener muchas y prósperas escuelas laicas y multitud de centros de convencidos librepensadores, que son la triaca de aquel veneno.
Hasta otro día queda de usted afectísimo amigo,
ARMANDO
Barcelona 14 Octubre de 1894.”