Medio centenar de personas se volvieron a concentrar este 29 de enero junto a MHUEL en la plaza de la Seo para protestar por «la presencia de la Corporación municipal de Zaragoza en la procesión y misa pontifical», que choca con lo establecido en la Constitución española: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal».
El Movimiento Hacia Un Estado Laico (MHUEL) se ha venido manifestando, año tras año -excepto en 2021 por culpa de la pandemia-, al paso de la procesión de la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Zaragoza, el conocido ‘paseíllo de San Valero’, que transcurre desde el consistorio de la capital del país hasta la ‘misa pontifical’ en La Seo de San Salvador, entendiendo que la institución “como tal, no puede participar en actividades confesionales sin contravenir el artículo 16.3 de la Constitución, que reza (nunca mejor dicho): Ninguna confesión tendrá carácter estatal”.
Así, un año más, MHUEL volvía a convocar esta concentración en la plaza de la Seo “para protestar por la presencia de la Corporación municipal de Zaragoza en la procesión y misa pontifical”, y “por la vigencia de un reglamento de protocolo y ceremonial que entra en contradicción con lo establecido en el artículo 16.3 de la Constitución española”. La protesta fue secundada por medio centenar de personas al grito de «Aragón laico», «Estado laico» o «Concordato no». En el ‘paseíllo de San Valero’ participaron concejales y concejalas del PP, Vox y PSOE.
Desde MHUEL recalcan que “no objetamos el ejercicio de la libertad de culto de aquellos concejales que deseen participar privadamente y a título personal en dichos actos religiosos”, pero “nos oponemos rotundamente a su presencia, con banda e insignia, en nombre de una institución que debe representar a toda la ciudadanía, independientemente de sus convicciones religiosas”.
Este tipo de actividades, en opinión de MHUEL, “solo representa a los intereses privados entre cierta clase política y una determinada confesión religiosa para recordarnos que el nacionalcatolicismo sigue rampante: un guiño atentatorio contra la libertad de conciencia de cada persona, que opina que nuestros representantes públicos deben mantenerse neutrales en materia religiosa”.