Pide a la Iglesia reconocer el daño causado y al Gobierno vasco, un registro de víctimas y abusos además de reforzar protocolos y terapia gratuita
El Parlamento vasco ha culminado este jueves un trabajo desarrollado durante cuatro años que rompe el silencio de los abusos sexuales a menores, propone medidas para prevenir, detectar, atender y judicializar estos casos, pide a la Iglesia el reconocimiento del daño ocasionado y a la administración, un registro de víctimas y victimarios.
Varias víctimas, que han participado en los trabajos, han valorado el documento como un «paso importantísimo» porque «pone fin» a décadas de invisibilidad y silencio.
El informe, aprobado por unanimidad, aborda la prevención, verdad y reparación en los casos de abusos sexuales a menores, después de asumir que el «vacío institucional y social que ha rodeado esta violencia» ha acarreado un «silencio impuesto a las víctimas que ha agravado su situación».
Entre las medidas, el informe pide la revisión y actualización de los protocolos sanitarios y educativos, de la Ertzaintza e incluso en el ámbito judicial. Reclama a la Iglesia que reconozca el «daño causado» y «en su caso la puesta en marcha de «medidas indemnizatorias».
Asimismo solicita que se habilite un registro específico sobre víctimas de abuso sexual y victimarios que debería incluir datos sobre el área en el que se ha producido abusos, de donde procede la notificación (sanitaria, escolar, familiar), el tipo de abuso sexual, el territorio histórico, el estado en que se encuentra el caso y el nivel de intervención.
Además, recomienda establecer un «sistema público de acceso universal» para un tratamiento terapéutico que atienda a niños y personas adultas que fueron víctimas en la infancia y la adolescencia.
El documento aprobado constata que los procedimientos judiciales no están adaptados a la infancia, ya que los niños de media tienen que declarar lo que les ha ocurrido «cuatro veces ante cuatro profesionales distintos» lo que les expone a «revivir el abuso y perjudica la credibilidad de su testimonio por eventuales contradicciones».
El Parlamento recomienda también modificar la legislación laboral para que las víctimas puedan acceder a bajas en aquellos periodos en los que encontrarse con dificultades de asistencia a sus puestos de trabajo por las secuelas de los abusos que sufrieron en el pasado.
Finalmente, la Cámara se compromete a recordar a las víctimas cada 19 de noviembre, Día Internacional para la Prevención contra el Abuso Sexual Infantil.
Una alfombra roja en lugar de palos en las ruedas
Varias víctimas han valorado el informe como un paso importante después de décadas de invisibilidad.
Juan Cuatrecasas, el padre del joven que siendo menor sufrió abusos sexuales por parte de un profesor de un colegio del Opus Dei de Bizkaia, ha recordado el «silencio» que ha habido con estos casos «impuesto por pederastas y entornos de pederastas» que pretendían «encubrir» los casos y ha considerado importante la existencia de informes como el aprobado hoy para que las víctimas «en vez de tener un palo en las ruedas tengan una alfombra roja cuando denuncien».
Por su parte Alfonso Ruiz de Arcaute, víctima de abusos sexuales por un fraile en los años 80, ha destacado del informe que pone voz a una realidad «silenciada» durante décadas ya que cuando no se habla de ello «es una realidad que en el fondo no existe» y los afectados tienen «que vivirlo en solitario».
Ha insistido en que cualquier avance que se haga en la prevención es fundamental aunque también ha destacado las recomendaciones recogidas en el informe para actuar en el ámbito sociosanitario, en el de la educación y en el laboral.
Otra víctima, Iñigo Zabala, que denunció los abusos sexuales que sufrió por parte de su padre, desde que tenía un año y medio hasta los 13 años, ha denunciado que durante muchos años han sido invisibles. «Nadie nos creía» porque no se reconocían los abusos, ha manifestado.
Ha subrayado la importancia de trabajos como los que ha realizado el Parlamento Vasco para los que sufrieron abusos, para los que ahora «están escondidos» y para «los que vendrán».