Cada año aumenta el número de iglesias protestantes en el municipio, que suman centenares de fieles de todo el mundo
Una «alternativa» a la religión oficial. Una «respuesta» a la desilusión con la familia y con la política. Es como algunos pastores evangélicos de Badalona explican el auge de esta rama protestante del cristianismo que, año tras año, suma centenares de fieles y conforma comunidades cada vez más numerosas.
Las iglesias proliferan por todo el municipio. Según el Observatorio del Pluralismo Religioso en España, actualmente hay un total de 25 locales destinados en Badalona al ejercicio espiritual. Unas cuantas más que hace unos años, cuando no se llegaba a la veintena. ¿El motivo? Además del hastío generalizado de una ciudadanía que no confía en la institución religiosa, un aumento de la inmigración que influye en la expansión del protestantismo evangélico.
DE UNA FAMILIA A CIENTOS DE FELIGRESES
Los datos muestran una evolución ascendente. El mapa religioso de Catalunya, un proyecto impulsado y financiado por la Direcció General d’Afers Religiosos de la Generalitat de Catalunya, refleja que en 2022, las iglesias evangélicas ascendían a 21. Dos menos había en 2019 y 18 en 2020. A falta de las cifras evolutivas distribuidas por municipios en años anteriores, lo cierto es que esta rama protestante se expande a buena velocidad y se adapta a las nuevas tecnologías: las comunidades religiosas cuentan con perfiles en las redes sociales y son accesibles.
Lo explica José Luis, el pastor de la Iglesia Jesús Vida y Libertad trasladada recientemente a Canyadó, junto a la discoteca Titus. José Luis narra a Metrópoli el origen de la congregación que él mismo creó en la ciudad betulense en el 2015: «Empezamos siendo solo ocho en Bufalà y ahora somos más de 100″. Un comienzo completamente familiar que el pastor exportó desde su país, en Latinoamérica, y al que se han sumado decenas de personas con distintos oficios: «Somos autobuseros, electricistas, gestores… Tenemos un círculo social equilibrado», detalla José Luis.
«SE HA DISTORSIONADO»
De alquiler en alquiler, la Iglesia Jesús Vida y Libertad busca estabilizarse «para no solamente brindar un lugar donde la gente pueda ser escuchada, sino para que también desarrolle sus talentos«, detalla el pastor. A través de la proclamación de Cristo «como el medio de solución para la vida» se abren las puertas para atraer a más personas: «Como una empresa normal, promocionamos nuestro producto a través del sistema del evangelismo».
En cuanto al auge de esta rama protestante dentro del cristianismo, José Luis aporta su versión: «Hay una necesidad de la gente que ha hecho que prolifere. Hay una cantidad muy variada de iglesias con muchos puntos de vista doctrinales que buscan la contención espiritual. La iglesia evangelista ha sabido gestionar bien este asunto y encontrar en las escrituras la verdad de Dios». Una respuesta a la «distorsión«, según el pastor, que ha sufrido en otros lugares la religión. «Nuestra política es la transparencia y la honestidad en todo lo que hacemos».
MUCHA JUVENTUD
Si algo se percibe en los oficios religiosos y en las fotografías difundidas a través de las redes es la alta presencia de jóvenes. Ello también se debe a la zona donde la iglesia se ubica: «Aquí hay mucha juventud, pero nos da tristeza encontrarnos cada fin de semana con chicos y chicas alcoholizados y drogados. Se percibe mucha violencia», afirma José Luis.
«Muchos tienen una imagen sectaria de nosotros y no es así. Hacemos campamentos, ayudamos a los jóvenes… Les mostramos un modelo de vida sano, libre del abuso», continúa en la misma línea el religioso. «Son personas desilusionadas con su familia y con la política».
«ESTAMOS FORMADOS EN NUESTRA FE»
El barrio de Pep Ventura también cuenta con una sede religiosa en la avenida de Alfons XIII: la Iglesia Evangélica Maranata. Su pastor, José Fernando, celebra los 13 años de la comunidad: «Tengo 53 años y llevo muchos años en esto. Ahora rondamos los 100 fieles y el propósito es llegar a las familias, a los hijos», coincide.
El representante de la entidad también achaca el crecimiento del protestantismo evangélico a una mayor presencia de inmigración en Badalona: «Yo llevo más de 20 años aquí y vine formado en nuestra fe y nuestra creencia hacia Jesucristo», explica José Fernando. «Transmitimos ese mensaje de salvación a todo el mundo, independientemente de su origen o de si son extranjeros».
«LA GENTE ESTÁ CANSADA»
José Fernando va más allá en su reflexión y explica a este medio que él diferencia dos grupos: «La gente ha venido buscando su sitio y se han creado dos grupos. Unos lo hacen de manera correcta, con respeto hacia la sociedad y sin limitarlo, y otros no. Estos últimos no tienen formación teológica«.
Por su parte, la iglesia evangélica se enfoca «en el día a día»: «No estamos en una burbuja, somos parte de la sociedad», explica el pastor, que se aleja del concepto de la alternativa al catolicismo: «Es un estado de vida. La gente está cansada de la religión». Un trabajo que también llega a muchos niños y que ayuda a personas con problemas de drogadicción.
IGLESIAS «CLANDESTINAS»
Sin embargo, además de las iglesias evangélicas oficiales, aquellas que constan en los registros de la Generalitat, hay otras tantas que no aparecen. Se trata de las instaladas en los bajos de algunos edificios, predominantes en el barrio de Sant Roc. Estos locales no cuentan con un cartel que anuncie el espacio dedicado a la fe y tampoco están acondicionados para el ejercicio espiritual. Sin embargo, decenas de personas se agolpan casi cada día en ellos.
«Dicen que son iglesias y con la excusa, ya tienen un sitio donde juntarse», cuentan algunos vecinos del barrio. «Arman jaleo y están con la música a toda pastilla hasta tarde», denuncian otros.