Descargo de responsabilidad
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Ignoro qué sucedía en la prehistoria, el arte rupestre no aborda el tema, pero desde la aparición del Papiro erótico de Turín, hace 3.500 años, el sexo ha dejado su impronta en un vasto legado de piezas pictóricas, escultóricas y literarias en todo tipo de culturas. La sexualidad es algo genético, pero también se trata, sin duda, de un constructo cultural que opera excitando la pulsión sexual del individuo a la vez que la inhibe socialmente. Una contradicción que configura la experiencia del sexo, asunto al que no son ajenas las élites dominantes.
La Iglesia Católica ha adulterado la vivencia sexual condenando toda práctica desligada de la procreación y culpando a las mujeres de ser el origen de algo llamado pecado. No contenta, obliga a sus ministros a la anomalía antinatura del celibato y pide la observación de la abstinencia a los legos como forma de acceso directo a dios. Entre otras incongruencias sexuales que impone a creyentes y ateos, destaca el oxímoron de la virgen madre. Digamos que la religión actúa como bromuro espiritual para contener a los hombres y maniatar a las mujeres.