Esta operación se inició a finales del mes de febrero cuando el Equipo Roca de Manzanares tiene conocimiento de la comisión de varios delitos de hurto en el cementerio de Daimiel.
El modus operandi consistía en que autores tras acceder al mencionado cementerio en horario de apertura, se dirigían a las lápidas que tenían cadenas de latón alrededor de las mismas para sustraerlas, ascendiendo a una decena de panteones violentados, mostrando las familias gran indignación y dolor por las connotaciones espirituales y religiosas de estos hechos.