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Ateos, agnósticos y librepensadores se manifiestan contra los crueles privilegios de la Iglesia

El pasado 20 de abril, en una hermosa tarde de libertad, envueltos en un ambiente festivo y desenfadado, algo más de mil ateos, agnósticos y librepensadores denunciaron los colosales privilegios fiscales de la Iglesia, pese a las intimidaciones previas de la Delegación del Gobierno.

Privilegios sin duda intolerables y, ante todo, muy crueles en unos tiempos donde se recortan medicinas a los pensionistas y enfermos crónicos, entre otras atrocidades. Y a pesar de ello, el clero ni tan siquiera paga el IBI.

La manifestación había sido prohibida un par de semanas antes, bajo pretextos tan peregrinos como la "ofensa a los sentimientos católicos" en clara muestra del dañino y enorme poder que aún posee la Iglesia católica para cercenar libertades e imponer unos dogmas que aún no comprendo cómo alguien puede creer.

Pero la realidad es la realidad, la diga Agamenón o su porquero, y la Iglesia católica goza de unos privilegios fiscales incompatibles no ya con un Estado moderno, sino con el concepto mismo de democracia. Y un puñado de hombres y mujeres valientes lo proclamaron ayer por las calles de Madrid.

Miles de millones despilfarrados para enseñar que un niño-Dios andaba sobre el agua

En este sentido, me llamó vehementemente la atención una pancarta que, refiriéndose a la enseñanza católica rezaba (nunca mejor dicho) así: "Enseñar que una virgen parió un niño-Dios que andaba sobre el agua nos cuesta 4.600 millones cada año". Imposible decir más con menos palabras, y sin salirse de la legalidad.

Además de esa colosal cantidad dilapidada en el adoctrinamiento de leyendas, el Estado entrega a la Iglesia un total que sobrepasa los 11.000.000 millones de euros. Pese a ello, el clero se encuentra exento del pago de impuestos, como ya he referido.

La denuncia es tan clamorosa y evidente que algunas voces ultracatólicas han intentado abortarla. Ante esa presión, la delegada del Gobierno amenazó a los convocantes de la manifestación con el Código penal, disolver la manifestación al menor conato de violencia, etc. Pero el Partido Popular necesita guardar las apariencias de democracia y no le quedó más remedio que autorizarla y respetar su recorrido.

La caverna no puede ya criminalizar sin mentir

Así, en un ambiente lúdico, aunque dentro de la lógica indignación que provocan los privilegios del clero, los manifestantes cubrimos el recorrido sin el menor incidente. El victimismo de la caverna se ha vuelto a quedar sin excusas reales. Y de nuevo tendrá que prefabricarlas.

Labor a la que se aplicarán católicos infiltrados que, cámara en mano, seguramente cubrían el recorrido en busca de algún incidente, alguna palabra, algún gesto con el que criminalizar y difamar a tantos hombres y mujeres que ayer dieron este pequeño paso por la libertad y el raciocinio frente al fanatismo y la dominación.

Y esos pobres hombres (pues me parecen dignos de lástima por sus mentes cegadas por leyendas) impulsados por ese innoble y taimado fin, se agarrarán a cualquier frase anónima suelta, pues solo buscan criminalizar a ateos, librepensadores y amantes de la verdadera libertad, esa que nace de la razón, la ciencia, y la lucha por los derechos de la mayoría frente a los fétidos intereses de organizaciones rancias.

De hecho, no me extrañaría que fueran católicos infiltrados los que hubieran pronunciada alguna frase suelta insultante que, por supuesto, no habría sido secundada por la mayoría, pues de lo que se trataba era de la denuncia abierta, certera y valiente, contra unos intolerables privilegios ostentados por una organización que hasta llegó a criminalizar la democracia, las libertades, la ciencia…

Sabemos que frente a nosotros se posicionan siglos de superstición y una tupida red de intereses inconfesables que, por cierto, nada tiene que ver con el sermón de la montaña.

Sabemos que pequeños—aunque muy activos—grupos ultracatólicos intentarán apagar nuestra voz limpia, una voz que no emerge de leyendas fantasiosas e intereses espurios, una palabra que exige el fin de los privilegios fiscales de una organización que ha protagonizada matanzas y amparado dictadores. Una organización bajo el estigma de la Inquisición, las matanzas, la corrupción, las violaciones de niños, el robo de bebes, la manipulación de mentes…

Intentarán callarnos. Pero no lo conseguirán porque el sol acabará derrotando una oscuridad secular cada vez más enfangada en el desprestigio, en la que ya cada vez menos gente cree. O como mostraba ayer otra conspicua pancarta:

"1 + 1= 2, los ateos siempre provocando"

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