El Tribunal de Estrasburgo autoriza la sindicación de saacerdotes y laicos ortodoxos en Rumanía
Un rasgo que caracteriza el momento cultural de Europa es la intervención desmesurada de la política y el derecho en la naturaleza y la vida de las comunidades familiares y religiosas. Es lo que ha sucedido con el fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra la autoridad civil rumana, por no atender la petición de un grupo de sacerdotes y laicos de la Iglesia ortodoxa que querían registrarse como sindicato. El ordenamiento canónico, la normativa europea y el derecho internacional avalan la decisión adoptada en Rumanía, pero los Jueces del citado Tribunal estiman que la libertad de asociación es un derecho primario que debe prevalecer sobre la Libertad religiosa. Ciertamente los laicos ortodoxos rumanos tienen derecho a sindicarse como el resto de sus conciudadanos; pero ni la Iglesia ortodoxa ni el resto de iglesias cristianas, incluida la católica, son un sindicato, ni deben amparar en su seno la existencia de organizaciones sindicales.
Con su sentencia los jueces de Estrasburgo no sólo violan la autonomía de las confesiones religiosas y el derecho a la Libertad Religiosa, como advierte en una Nota la Conferencia Episcopal Española, sino que atentan contra la distinción entre el orden sociopolítico y el orden religioso que requiere una sana laicidad. En Europa, el celo laicista de algunos, como parece que ha sucedido en Estrasburgo, les lleva a atacar aquello que supuestamente dicen defender.
