«Hoy estamos anegados en palabras inútiles, en cantidades ingentes de palabras e imágenes. La estupidez nunca es muda ni ciega.» (Gilles Deleuze: Conversaciones 1972-1990)
Forma parte del proceso social necesario para convertirse en adulto aprender a distinguir qué cosas de las que piensa uno puede decir en según qué situaciones y qué cosas ha de callar, así como encontrar la forma más adecuada de expresarlas. Puede que la tan apreciada y escurridiza sabiduría consista en esto, en saber reconocer en qué charcos no te tienes que meter en según qué momentos. Esta es una habilidad ciertamente muy necesaria en la vida en general, pero conforme se aleja uno del ámbito privado, donde cabe una mayor seguridad sobre lo que se puede decir dejándose llevar por el espíritu purificador de la franqueza, el filtrado preventivo de ideas alcanza la categoría de virtud imprescindible. Es el caso de las declaraciones que los políticos se ven en la necesidad de emitir cuando determinadas circunstancias les colocan en la tesitura de no tener más remedio que hacerlas.