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Panteón de Nicolás Salmerón

El traslado de los restos de Salmerón, Sales y Ferré y de Chíes en 1915

El 24 de octubre de 1915 se produjo el traslado de los restos mortales de tres destacados personajes del republicanismo español a los mausoleos que se levantaron en su honor en el Cementerio Civil. El diario El Socialista dedicó dos columnas al acto en su número de aquel día, en línea con la sintonía que el PSOE tenía ya con los republicanos desde la creación de la Conjunción Republicana-Socialista. 

Los restos eran de Nicolás Salmerón, Manuel Sales y Ferré, y Ramón Chíes. El primero es muy conocido dado su protagonismo político republicano tanto como presidente de la Primera República, como por su militancia republicana hasta comienzos del siglo XX. El catalán Manuel Sales i Ferré (1843-1910) se destacó en el campo de la arqueología, la historia y la sociología. Entre sus grandes aportaciones estaría la creación del Instituto de Sociología en Madrid. El burgalés Ramón Chíes (1846-1893) fue un republicano federal, uno de los fundadores de Las Dominicales del Libre Pensamiento, un semanario fundamental en la historia de la prensa española anticlerical. Su compromiso con esta causa le creó no pocos problemas con la Iglesia y la justicia. Fue un protagonista de mítines intensos, concejal del Ayuntamiento de Madrid desde donde defendió el establecimiento de la jornada de las ocho horas. Su mausoleo se levantó por suscripción popular. 

El Socialista en su número 2344 informaba que los mausoleos se habían levantado gracias a familiares, discípulos y amigos. La ceremonia había sido sencilla pero muy solemne y con gran asistencia, presidida por la familia Salmerón. Estuvieron presentes representantes de los Círculos Republicanos de Madrid y provincias, de la prensa del partido, del Ateneo y de la Institución Libre de Enseñanza, de la Universidad, del Gran Oriente Español y de distintas logias masónicas. Sin nombrar a todos, podemos destacar a los siguientes asistentes: Soriano y Ayuso, Pi y Arsuaga, Barcia, Aguilera y Arjona, Ortega y Gasset, Carande, Azaña, González Blanco, Posada, Bagaria, San José, Fernández Loza, Morayta padre e hijo, etc.

Los socialistas también acudieron al acto: representantes de la Agrupación Socialista Madrileña, de la Federación Nacional de las Juventudes Socialistas, de la Escuela Nueva, del propio periódico El Socialista y de otras publicaciones socialistas. Pablo Iglesias y otros miembros del Comité Nacional del PSOE no pudieron asistir porque se encontraban enfrascados en el X Congreso del Partido que comenzaba en ese mismo día. Pero estuvieron presentes Besteiro, Verdes Montenegro, García Cortés, entre otros destacados socialistas.

En primer lugar, a las once de la mañana, se procedió al traslado de los restos mortales de Sales y Ferré al mausoleo que le habían levantado sus discípulos. Después se hizo lo mismo con los restos de Chíes, calificado por el periódico como “luchador del librepensamiento”. De los tres mausoleos el que más destacaba fue del Salmerón, obra de del arquitecto Amós Salvador Carreras.

El acto continuó con los correspondientes discursos. El primero fue pronunciado por el diputado Menéndez Pallarés dedicado a glosar la importancia de Salmerón y de la deuda de gratitud que aún tenía contraídas el republicanismo y la nación española con su figura. También habló el hijo de Nicolás Salmerón que, además de alabar a su padre, llamó a realizar un juramento del ideal republicano ante un momento histórico en el que consideraba se había quebrado. Se interrogaba dónde estaban los herederos de figuras del calibre de las de su padre, Giner de los Ríos, Figueras, Pi i Margall, Castelar, Sales i Ferrer y Chíes. Aludió a que la política en el presente era como un páramo helado sin ideales. Hizo alusión a la Gran Guerra, esperando que de ella saliera una revisión de valores, triunfando la civilización, la libertad, el derecho, el laicismo y la ciudadanía. Abogó por el arbitraje y el desarme. El acto, por lo tanto, además de un intenso homenaje a tres prohombres del republicanismo español sirvió cómo reflexión de la actualidad política presente con un gran protagonismo de lo que estaba ocurriendo en el mundo en 1915.

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