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Como un ave de mal agüero, el Departamento de Estado norteamericano anunció la inclusión de Cuba, junto a otras naciones, en la lista negra de los países que violan la libertad de religión.
Este inclusionismo unilateral forma parte de la política agresiva de Estados Unidos contra países que no son afines a su pretendido hegemonismo y luchan por construir la sociedad que eligieron soberanamente, por lo que pueden ser calificados como promotores del terrorismo, ejercer la trata de personas, violar los derechos humanos, y otras categorías inventadas por ellos para sancionar, sin fundamento alguno.
El hecho tiene consecuencias para los incluidos en estas listas, porque el país marcado encontrará obstáculos para realizar operaciones financieras internacionales, adquirir combustibles, comprar a proveedores de productos y materias primas, y hasta para adquirir alimentos y combustibles, como le ocurre a esta isla.
La inclusión de Cuba en una lista punitiva sobre libertad religiosa, elaborada por Estados Unidos, ha generado rechazo dentro y fuera del país caribeño. En redes sociales, cubanos expresan su descontento hacia la arbitraria lista y afirman que en la Isla las instituciones religiosas gozan del derecho a practicar sus creencias con apego a la ley y el respeto entre todos.
En la Isla existe una amplia libertad religiosa, que se expresa tanto en documentos de fuerza legal como en la existencia de un amplio y diverso universo, en el que las cubanas y los cubanos practican y organizan sus creencias dando lugar a la existencia de disímiles y variadas instituciones y organizaciones religiosas.
La práctica de la religión en Cuba es un derecho constitucional. El artículo 8, la Constitución precisa que “El estado reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa.”
Por otra parte, líderes religiosos han apoyado a país en su enfrentamiento al injusto y genocida bloqueo de EE.UU, medida que ya tiene más de 60 años de implantada. “En una carta enviada el 15 de octubre del 2021 al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, los líderes del Consejo Mundial de Iglesias, ACT Alianza, el Consejo de Iglesias de Cuba y otros grupos religiosos instaron a poner fin a los casi 60 años de bloqueo contra el pueblo cubano. “El impacto de la pandemia de la COVID-19 ha exacerbado aún más los problemas en Cuba”, prosigue la carta. “Le pedimos que tome una decisión contundente y ponga fin al embargo contra el pueblo cubano”, según
expresan sitios digitales.
La Iglesia Católica posee más de 600 templos funcionando, entre los que sobresalen la Catedral de La Habana, la Catedral de Santiago de Cuba y la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad donde se encuentra la Virgen de la Caridad del Cobre considerada por los católicos la «patrona del país».
La más sentida demostración de la libre religiosidad de nuestro pueblo, es el respeto y el afecto de las multitudes con que fueron recibidos aquí los tres últimos Papas.
Todo esto demuestra la falsedad de las impugnaciones del Departamento de Estado contra Cuba, alegando una supuesta violación de la libertad religiosa; pero, una vez más, se pone de manifiesto que la falacia y las mentiras de los odiadores promotores de campañas mediáticas anticubanas, tiene las patas cortas.