El Defensor del Pueblo recibe con 32 meses de retraso toda la documentación y urge al Consistorio a ponerse al día
Desde agosto de 2018, el Ayuntamiento de Córdoba no puede decidir, ni exigir, ni reclamar nada sobre el espectáculo nocturno El Alma de Córdoba que cada noche recibe a turistas en el interior de la Mezquita Catedral. Ese espectáculo es realidad gracias a una inversión de dinero público que el propio Ayuntamiento destinó en 2006 y que se estrenó en 2010.
El convenio caducó hace cuatro años, cuando el Cabildo lo denunció. Entonces, el espectáculo entraba en el terreno de la inseguridad jurídica. En agosto de aquel año, la entonces alcaldesa, Isabel Ambrosio, firmó un documento con el presidente del Cabildo, Manuel Pérez Moya, para que el espectáculo pudiese continuar. Pero ese documento no pasó de un papel sin validez jurídica alguna.
Cuatro años después, el Defensor del Pueblo de Andalucía, Jesús Maeztu, ha podido concluir el expediente que abrió entonces a demanda de la plataforma ciudadana Por una Mezquita Catedral de tod@s. No ha sido hasta 32 meses después de su primer escrito, algo que el Defensor considera “un deficiente ejercicio de colaboración” por parte del Ayuntamiento de Córdoba.
Ahora, en su expediente, el Defensor concluye que aquel acuerdo firmado en agosto de 2018 es, como admite el propio Ayuntamiento, nulo de pleno derecho. Se firmó sin acuerdo inicial de la Junta de Gobierno Local, sin informe de la asesoría jurídica ni tampoco de la Intervención General de Fondos. Por tanto, “en la actualidad, el Ayuntamiento de Córdoba no tiene intervención alguna con las actividades relacionadas con la visita audiovisual nocturna a la Mezquita-Catedral de Córdoba ni sobre el contenido del espectáculo El alma de Córdoba”, concluye el informe del Ayuntamiento firmado en febrero de 2020 pero que no ha llegado al Defensor del Pueblo hasta el verano de 2022. Es decir, el Cabildo mantiene un espectáculo sobre el que el Ayuntamiento ya no tiene control alguno, a pesar de haberlo pagado.
La historia del convenio
El 24 de febrero del año 2006, la entonces alcaldesa de la ciudad y presidenta del Consorcio de Turismo, Rosa Aguilar, firmó un convenio con el (también entonces) presidente del Cabildo, Juan Moreno, para la “implantación de una visita audiovisual nocturna a la Catedral, antigua Mezquita”, según rezaba textualmente el expediente. Aunque el espectáculo no se puso en marcha hasta octubre del año 2010, el convenio tenía fecha de caducidad: diez años.
En la cláusula octava se precisaba que “es causa de resolución” el “cumplimiento del periodo de vigencia del convenio a no ser que se renueve por mutuo acuerdo de ambas partes”. El convenio no fue fácil de negociar. En 2004 se firmó un protocolo y el convenio se ratificó en 2006, pero no fue hasta cuatro años más tarde cuando se pudo poner en marcha el espectáculo nocturno. Las negociaciones entre el Ayuntamiento y el Cabildo fueron muy complicadas. El Cabildo se negó a perder el control sobre el texto de lo que se iba a proyectar y, finalmente, el Consistorio cedió. Tanto, que el espectáculo nocturno destaca la Catedral muy por encima de la Mezquita. Varios historiadores elevaron sus voces cuando se puso en marcha el espectáculo, del que dijeron que tenía poco rigor científico e histórico.
Dinero público
Las obras para la puesta en marcha del espectáculo nocturno fueron financiadas en exclusiva con dinero público. En concreto (lo detalla el propio convenio), las obras dispusieron de un presupuesto de 1.200.000 euros para su implantación inicial, de los que 669.240,49 euros fueron sufragados por el Plan de Excelencia Turística (que el Ministerio de Industria concedió al Ayuntamiento) y el resto, 530.759,51 euros, por el Consorcio de Turismo de Córdoba.
Además, el convenio obliga al Consorcio (hoy Instituto Municipal de Turismo) a correr con “los gastos de mantenimiento de la instalación necesaria” para la visita audiovisual nocturna y a asumir “todos los costes de gestión y operación del proyecto, incluidos todos aquellos que se le generen al Cabildo Catedral”, destaca el texto en su cláusula quinta.
El convenio fijaba también que era al antiguo Consorcio al que le correspondía la “comercialización y relación económica con los visitantes”, algo que en la práctica no se ha producido. El texto señalaba que es a este organismo del Ayuntamiento al que le corresponde la venta de las entradas para el espectáculo nocturno: “En la ciudad se podrán adquirir las entradas en las oficinas de información del Consorcio de Turismo de Córdoba”. A día de hoy, los tickets (que cuestan 18 euros por persona) se adquieren en el servicio de venta de entradas de El Corte Inglés.
Por otra parte, el texto firmado por la exconsejera de Justicia y el Cabildo preveía la constitución de una comisión mixta de seguimiento de los acuerdos. La comisión, de la que tampoco se tienen noticias, debería haber tenido una periodicidad de reuniones trimestral. La misma debería estar compuesta por el alcalde o alcaldesa de Córdoba, el presidente del Cabildo, el gerente del Consorcio de Turismo y un técnico designado por la institución religiosa.
¿Y ahora qué?
El plan inicial del Ayuntamiento en 2020 era reiniciar las conversaciones con el Cabildo y firmar un nuevo convenio. Antes, y a diferencia de lo que se hizo en 2018, es la Junta de Gobierno Local la que tiene que habilitar al alcalde, José María Bellido, a firmar un acuerdo con el Cabildo. Ese acuerdo debe estar previamente respaldado por la Asesoría Jurídica y la Intervención Municipal, además de disponer de una memoria económica. Posteriormente, se firma, se vuelve a aprobar, se ratifica por el Pleno y entra en vigor.
El Cabildo llegó a suspender la venta de entradas a la visita nocturna a la Mezquita en el verano de 2018. Eso aceleró la firma del documento. Desde entonces, y hasta que estalló la pandemia en marzo de 2020, la visita nocturna se siguió realizando, pero sin intervención ni control alguno por parte del Ayuntamiento.
En mayo de 2021 se reanudaron las visitas nocturnas a la Mezquita. En total, entre mayo y diciembre acudieron algo menos de 15.000 personas, unas cifras muy modestas y que suponen apenas el 2% de todas las que recibe el monumento. El Alma de Córdoba nació con el objetivo de lograr que los turistas pernoctaran en Córdoba, el gran talón de Aquiles del turismo en la capital.