Mohamed Said Badaoui atiende al teléfono desde el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zona Franca, en Barcelona. Allí lleva recluido una semana, a la espera de que se ejecute su expulsión a Marruecos tras ser detenido la pasada semana por la Policía. No le acusan de ningún delito, tan solo de estar radicalizado y de ser un peligro para la seguridad nacional, aunque lleva 30 años en Catalunya, los últimos de ellos, como presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Comunidad Musulmana (Adedcom). Denuncia falta de pruebas, indefensión y una maniobra para negarle la nacionalidad española.
Exhumar por Dios y por España: lo que hizo el franquismo que aún no ha hecho la democracia
La historiadora Miriam Saqqa acaba de publicar ‘Las exhumaciones por Dios y por España’ (Cátedra), una amplia y…