Alberto Ruiz-Gallardón ha ampliado en el Senado la polémica sobre su visión del aborto. Queriendo explicar el anterior revuelo sobre la “violencia estructural” que impide a las mujeres ser madres, el ministro de Justicia ha levantado aún más polvareda. Todo por no limitarse a explicar con criterios jurídicos o políticos la reforma que hará de la ley del aborto, sino por echar mano de citas y argumentos filosóficos o morales.
Esta vez para decir que “la libertad de la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente mujeres”. Respondía a una pregunta del senador socialista Roberto Lertxundi sobre sus anteriores palabras y terminó utilizando una cita de Manuel Azaña según la cual “la libertad no hace felices a los hombres, pero sí es lo que hace hombres”, para llegar a la conclusión sobre la libertad de las mujeres.
"Mientras exista en España la más mínima posibilidad de que una mujer no pueda, en plenitud, ejercer su derecho a la maternidad, de este grupo parlamentario (PP) y de este gobierno tendrá siempre la solidaridad y no la actitud de silencio cómplice culpable que practica el Partido Socialista", dijo antes para explicar a qué se refería con lo de la “violencia estructural” sobre las posibles madres.
Según el senador, el ministro empleó esos conceptos para proclamar políticas "reaccionarias en materia sexual" con la excusa de querer defender las libertades, lo que ha considerado una "trampa". Lertxundi le afeó que utilice conceptos como el de “violencia de género estructural” para argumentar un retroceso en derechos de las mujeres.
El ministro le respondió con el argumento de que el aborto no es un derecho y de que lo que se trata es de garantizar la libertad de las mujeres a ser madres y, de esta manera, ser “auténticamente mujeres”. "Yo hablo de una libertad para la mujer -ha dicho el ministro- que no se vea condicionada ni por expectativas ni por prejuicios, una libertad que signifique que no tenga que decidir en función de intereses económicos, sino en función de su propia libertad de elección”, afirmó Gallardón.
"Hablo de una libertad -ha señalado- que consiste en que una mujer que se enfrenta al gravísimo conflicto de decidir si interrumpe o no su embarazo tenga una respuesta por parte de los poderes públicos que llegue mucho más lejos de decirle: está despenalizado (el aborto), me olvido de tu problema", concluyó.