Un total de ocho magistradas de tribunales penales de Afganistán están asiladas en nuestro país. Ahora afrontan el reto de integrarse, conseguir trabajo y de seguir luchando por los millones de mujeres que han quedado bajo el régimen talibán.
Helena Hofiany era magistrada en un tribunal penal de Afganistán cuando los talibanes recuperaron el poder el 15 de agosto de 2021. Ese día, un compañero le advirtió que ya habían entrado en Kabul. Nunca volvió a su casa. Pidió a su marido que recogiera a su hija y se refugiaron en una casa en los suburbios de la capital. Allí quemaron todos los papeles y documentos que pudieran identificarlos. Ella, como jueza, había enviado a muchos terroristas talibanes a prisión. Su marido trabajaba como asesor legal para el Ministerio del Interior. Cuando los talibanes recuperaron el poder abrieron las cárceles y Hofiany sabía que irían a por ella. Había condenado a muchos de ellos a la prisión de Pul-e-Charkhi, una de las más grandes del país cerca de Kabul.