Responso festivo de cristianos integristas tras morir el periódico de Roures
Entre unos y otros meapilas, reaccionarios, tridentinos y fans de Pío IX -el del Syllabus y el absolutismo- sobresale, sin duda alguna, el llamado De la Cigoña, colaborador habitual de La Gaceta de Intereconomía. Abona en sus escritos la furia española, conoce a fondo Fuerza Nueva, es más de derechas que José Antonio Primo de Rivera y vomita odio a la izquierda. Evidentemente ataca con saña y mala leche a los católicos partidarios de la Teología de la Liberación.
El cierre de Público lo ha hecho feliz. Responso festivo: “El más anticatólico de los periódicos españoles (…) ha concluido sus tristes días de laicismo radical. Una demostración más de que la idea de visionarios trasnochados ha dejado de vender en España. La promesa de matar curas, quemar iglesias o de una versión algo edulcorada de lo mismo, ha dejado de mover a una parte de los españoles”
Sigue este talimán católico de La Gaceta recitando su sermón del Dies Irae, Dies Irae. Denuncia De la Cigoña que “el hambre que ambos [Zapatero y Rubalcaba] llevaron a tantos hogares no se sacia con promesas de ruptura de los acuerdos con el Vaticano”. Y añade: “Hasta los sueldos de curas y obispos, que apenas rozan por arriba o por abajo el mileurismo, son una lección de decencia ante los de algunos políticos y dirigentes sindicales que llegan a cifras de verdadero escándalo”.
Y, finalmente, exhibición de cruel dureza cristiana: “¿Lágrimas por mi parte? Ni una. (…) La inmensa mayoría de los que van al paro (…) cuentan con toda mi simpatía (…) no son enemigos míos. No combaten mis ideas, no quieren hacer desaparecer mis principios, no pretenden apoderarse de las mentes de mis nietos ni atacan a mi Iglesia. No es el caso de algunos cuantos de Público (…) Con su pan se lo coman”.
Significativamente, este santón belicoso De la Cigoña elude leer el evangelio de Mateo 5, 38-42, que cita unas palabras de Cristo: “Pero yo os digo. No recurráis a la violencia contra el que os haga daño. Al contrario, si alguno te abofetea en una mejilla, preséntale también la otra”. Así es el periodismo incendiario de la católica Intereconomía que borra a Cristo cuando le conviene.