El prelado vasco será el nuevo responsable de la diócesis de Orihuela-Alicante y el 6 de febrero habrá una eucaristía de despedida
El controvertido y conservador José Ignacio Munilla dejará de ser obispo de Donostia. El papa Francisco ha nombrado a Munilla como nuevo obispo de Orihuela-Alicante, según ha hecho público este martes la Nunciatura Apostólica y recoge Europa Press, encargo que ha recibido con «obediencia gozosa». Munilla llevaba en Gipuzkoa desde 2010, donde ha dejado grandes polémicas por sus declaraciones contrarias al aborto, al feminismo, a la homosexualidad o a la masturbación.
Nacido en Donostia en 1961, Munilla inició los estudios eclesiásticos en el seminario mayor de Toledo y los continuó en Gipuzkoa, donde fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1986 y donde desarrolló su ministerio sacerdotal. Obtuvo la licenciatura en Teología, especialización en Espiritualidad, en la Facultad de Teología del Norte de España, con sede en Burgos. El 24 de junio de 2006 fue nombrado obispo de Palencia y recibió la ordenación episcopal el 10 de septiembre de ese mismo año. El 21 de noviembre de 2009 se hacía público su nombramiento como obispo de Donostia. Tomó posesión de la diócesis el 9 de enero de 2010. En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales.
El 12 de febrero tendrá lugar el acto oficial de toma de posesión y hasta entonces ejercerá de administrador de la Diócesis donostiarra. Además, previamente, el 6 de febrero celebrará, «como despedida», una eucaristía de Acción de Gracias en la catedral del Buen Pastor. «Acojo con paz, gratitud y confianza la nueva encomienda que la Iglesia me hace, al tiempo que le doy gracias a Dios por estos 12 años como obispo de San Sebastián», ha afirmado el prelado. Y ha apostillado: «Da mucha paz el hecho de acoger en obediencia apostólica la llamada de la Iglesia, si bien es cierto que la Iglesia es sinodal, como estamos reflexionando en este momento, la Iglesia es al mismo tiempo apostólica y jerárquica y ese principio nos preserva del peligro de diseñar la vida eclesial desde nuestras estrategias personales».
Ha animado a los fieles guipuzcoanos a «vivir con ese mismo espíritu de confianza eclesial, que en última instancia es confianza en Dios más allá de las mediaciones humanas», esta decisión, al tiempo que se ha mostrado convencido de que «el Santo Padre buscará el mejor de los relevos posibles para el pastoreo» de la Diócesis vasca. «Me parece clave que nos comprometamos todos los católicos a orar por esta intención con el compromiso de brindar una acogida plena a quien sea designado como próximo obispo de San Sebastián antes de conocer su nombre», ha reflexionado. «Son tantos momentos que sería imprudente por mi parte elegir uno», ha apuntado Munilla sobre su etapa.
Al ser anunciado el nombramiento, cerca de 200 miembros de la diócesis promovieron un manifiesto en contra. Ese 77% del clero guipozcoano afirmó que no era «la persona idónea» para el cargo por ser afín a doctrinas más conservadoras como las del entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela. A principios de 2010 llegó al cargo y desde entonces ha copado numerosos titulares, asociadas en su mayoría a polémicas de corte ideológico. Suyas son frases como «lo que más dignifica a la mujer es el don de la maternidad» o «la defensa de la vida no puede tener excepciones», sobre el aborto en casos de violación. También ha afirmado que los homosexuales «necesitan la sanación de las heridas afectivas provenientes de la infancia y la adolescencia» o que la masturbación es «violencia sobre el cuerpo, porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad que del amor que le da sentido».
Asimismo, en esta etapa no se ha escapado de la aparición de casos de abusos sexuales en la Diócesis. En 2017 trascendió uno que señalaba al vicario, Juan Kruz Mendizabal, conocido como Kakux. El religioso admitió internamente haber abusado de dos menores y resultó ‘condenado’ por la propia Iglesia, lo que se tradujo en reclusión o ejercicios espirituales. Al parecer, los hechos se produjeron entre 2001 y 2005. Cuando el caso se hizo público, otras víctimas salieron a la palestra y denunciaron hechos que se remontaban muchos años atrás. De joven, Kakux también había estado destinado en Vitoria. La prescripción de los delitos impidió una condena penal.