La mayoría de los obispados y cabildos imponen tiquets de dos a diez euros por visitar fuera de los horarios de culto las seos cuya posesión han ido anotando a su nombre y que a menudo han sido rehabilitadas con fondos públicos.
Resulta prácticamente imposible entrar sin haber pagado antes una entrada en la mayoría de las catedrales cuya posesión se anotó la iglesia en el Registro de la Propiedad mediante el procedimiento de las inmatriculaciones mientras estuvo vigente, entre 1996 y 2015, la reforma de la Ley Hipotecaria de José María Aznar que facilitó esos trámites.
Obispados y cabildos han optado, con escasas excepciones, por restringir el libre acceso a los breves periodos de la jornada en los que se celebran misas y actos de culto, normalmente a primera hora de la mañana, y por supeditar fuera de ellos la entrada a los templos al previo pago de entradas cuyo precio oscila entre los dos y los diez euros, con descuentos para jóvenes, jubilados y grupos, normalmente. Si «peaje» ) significa «derecho de tránsito», lo que esos pagos franquean es el acceso a ‘catedrales de peaje’.
Eso es al menos lo que ocurre en 28 de las 37 catedrales y concatedrales, entre las que se encuentran algunas de las principales del país, que figuran en el listado de inmuebles inmatriculados por la iglesia que el Ministerio de Presidencia remitió al Congreso tras recabar la información en registros de la propiedad de todo el país.
Hay un ‘modus operandi’ frecuente en el que primero se inmatricula un templo, después se produce una restauración a cargo de las administraciones y luego ese edificio se explota económicamente», explica Jorge García, portavoz de la coordinadora Recuperando, para quien todo el episodio de las inmatriculaciones «es la privatización del patrimonio histórico con fines especulativos en el ámbito económico».
Millones de visitantes al cabo del año
La exigencia de entrada no se da solamente en las catedrales inmatriculadas mientras estuvo vigente la reforma hipotecaria de Aznar. Ocurre también con algunas que la iglesia, en este caso el arzobispado de Zaragoza, se anotó antes, como de La Seo de Zaragoza , donde solo es posible acceder al espacio de misas mientras estas tienen lugar y para visitar el resto del templo hay que pagar una entrada de seis euros que incluye la visita al museo de los tapices.
Ese tiquet genera cada año unos ingresos de en torno a 750.000 euros, ya que el templo, cuyo proceso de apropiación quedó interrumpido hace unos años a raíz del pleito con el Ayuntamiento de Zaragoza por su titularidad, recibe unos 125.000 visitantes de pago cada año. Ahora tiene las visitas restringidas por la pandemia.
Esta no es, ni mucho menos, la catedral inmatriculada bajo la bendición legal del aznarismo que mayor rentabilidad da a sus actuales poseedores y/o propietarios eclesiásticos, ya que el listado de las anotadas en esa época incluye cuatro de los principales templos del país.
La de Córdoba, ubicada en la Mezquita y cuya inscripción a nombre de la diócesis activó uno de los casos emblemáticos de lucha de la sociedad civilcontra la privatización del patrimonio histórico, recibía antes de la pandemia cerca de dos millones de visitas al cabo del año, lo que con una entrada básica de once euros supone rondar los veinte de euros.
Cinco templos superan los 50 millones de entradas
La de Sevilla , con la Giralda como torre adosada y con un tíquet de diez, superaba el millón y medio de visitantes, mientras la catedral primada de Toledo, que cobra diez, alcanzaba el millón de turistas y la de Burgos, que tasa el acceso en ocho (con audioguía), se acercaba a los 400.000.
La recaudación de esos cinco templos se acerca a los cincuenta millones de euros limpios al año, ya que las entradas a este tipo de edificios están exentas de IVA, una particularidad que debe constar en los billetes que expiden a los visitantes.
«Hasta hace poco, en templos como La Seo esas entradas eran donativos sobre los que no había control» al margen de la propia catedral, señala García, miembro también de Mhuel (Movimiento Hacia Un Estado Laico), el colectivo que denunció esas prácticas ante la Agencia Tributaria. «Ahora en la mayoría de los edificios se aplica el tiquet de IVA cero, porque esas entradas, aunque están exentas del impuesto, sí están sujetas a él», anota.
Inversiones millonarias para conservar los templos
El listado de catedrales inmatriculadas en las que es necesario pagar para visitarlas incluye a las de Cádiz (6 euros), Jerez (7), Baeza (4), Segorbe (3, con museo), La Laguna (6), Ávila (6), Astorga (6 con claustro, museo y jardines), Palencia (5, 7 con guía), Ciudad Rodrigo (3), Salamanca (6), Segovia (3), El Burgo de Osma (2,5,4,5, guiada) y Zamora (5).
Otras cuatro catedrales, las de Guadix (6), Albarracín (7,5), Palma (5), Alicante (5) y Valencia (8) solo cobran por las visitas guiadas, en las Palmas solo lo hacen por visitar la torre (1,5) y en Santander (1) por acceder al claustro.
Una de las escasas excepciones a esa tendencia a la explotación económica de patrimonio histórico se da en Valladolid, cuyo arzobispado permite el acceso libre al templo y solo cobra por visitar el museo (tres euros) y la torre (cinco), mientras que la de León, a la que entrar salvo para ir a misa cuesta seis euros, con la excepción de menores de doce años y personas con minusvalías, ofrece un bono anual de diez euros a los residentes en la provincia.
Esa explotación económica generalizada de las catedrales inmatriculadas no está reñida con el uso de fondos públicos en la rehabilitación de los templos, algo de lo que esta misma semana daba fe una visita oficial del Gobierno autonómico y el ayuntamiento a la de Teruel, a la que cuesta entrar tres euros que también dan acceso al museo diocesano y que en los últimos tres años ha recibido una inyección de 1,54 millones de euros.
La obligación de abrir gratis cuatro días al mes
«El negocio consiste en que si no pagas no entras. Hemos pagado las rehabilitaciones con nuestros impuestos y tenemos que hacer un repago para entrar», apunta García, que recuerda cómo los principales templos católicos de España fueron declarados «pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional» hace casi 90 años y cómo «siguieron formando parte de él durante el franquismo».
La concatedral de Soria, donde cuesta dos euros entrar con visita al claustro es, por último, una de las pocas declaradas BIC (Bien de Interés Cultural) o monumento que permite acceder gratis a todos sus espacios un día por semana, en este caso los miércoles, tal y como establece la Ley de Patrimonio Histórico estatal.
No obstante, algunas normativas autonómicas, como la aragonesa, omiten que el acceso semanal debe ser gratuito, lo que permite a la iglesia cobrar entrada todos los días en los templos en los que aplica esa medida.
«En relación al asunto de las cuatro fechas de visita gratuita a los BIC (…) la Conferencia Episcopal no tiene competencias al respecto», fue la escueta respuesta que sobre este asunto remitió el gabinete del presidente de los obispos, Juan José Omella, a un particular.