Christian Awhan Hermann, nacido en Berlín hace 50 años en el seno de una familia no musulmana, Hermann aboga por «un Islam respetuoso con la Constitución, las leyes alemanas y los derechos humanos».
Imán, homosexual, contrario a la división por sexos en el rezo. Así es y piensa Christian Awhan Hermann, el primer imán que se declara abiertamente gay en Alemania y, para una parte de la comunidad musulmana, la réplica del apóstata Ludovic-Mohamed Zahed, el imán franco-argelino que lleva años predicandoun Islam tolerante en el que todo cabe por las distintas capitales europeas y, como Hermann, amenazado de muerte.
«El Corán no prohíbe explícitamente la homosexualidad, aunque muchos musulmanes crean que si no siguen unas reglas estrictas en todos los sentidos serán castigados como en Sodoma y Gomorra», sostiene el imán, nacido en Berlín hace 50 años en el seno de una familia no musulmana. «Y me alegro de que fuera así, porque como musulmán gay hubiera tenido que salir del armario dos veces», afirma.
Su conversión llegó hace tres años, tras varias visitas por curiosidad a una mezquita liberal en el barrio oeste de Berlín y asistir a uno de los cursos de Zahed sobre la necesidad de luchar con las armas del Corán contra los sectores más conservadores de una religión que, asegura, predica humanismo, tolerancia, respeto y paz.
El imán franco-argelino se convirtió en su maestro y la berlinesa Seyran Ates, la única mujer imán de Alemania, en su ejemplo más cercano. Ambos dirigen el rezo en mezquitas inclusivas en las que son bienvenidos todos los musulmanes, independientemente de su tendencia sexual o forma de vestir. En ambos casos, mujeres y hombres rezan juntos en el mismo espacio, y ellas no están obligadas a llevar velo.
«Fe y sexualidad son cosas distintas. No hay que elegir entre dos identidades porque eso es lo que hace que muchos musulmanes se aparten de la religión. Es lavado de cerebro», sostiene el imán Hermann, que a falta de mezquita ha fundado una asociación llamada Kalima para dar voz a los musulmanes discriminados, sobre todo gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Un islam respetuoso con la constitución
«Son grupos pequeños pero muy marginados en la comunidad musulmana y por tanto necesitados de apoyo emocional y psicológico. Nosotros ofrecemos un Islam respetuoso con la Constitución, las leyes alemanas y los derechos humanos», destaca el imán, un título que implica autoridad aunque los musulmanes más conservadores no se la reconocen. Y se lo hacen saber a través de mensajes amenazantes e insultantes de los que Hermann prefiere no hablar. «Estoy abierto al diálogo sobre las enseñanzas del Corán, pero en ningún caso desde posiciones intolerantes y la ignorancia», afirma. La última vez que habló públicamente de las amenazas de muerte que recibe fue el pasado diciembre, en un programa matinal de la cadena de televisión privada Sat.1.
Hermann es un predicador itinerante. Su mezquita es Alemania. Cada viernes visita un templo, conoce a otros imanes y a otros creyentes y siempre con la etiqueta del «imán gay», pues sólo con eso ya provoca el debate y amplía la red de musulmanes LGTBI. En su perfil de Facebook, tiene un millar de seguidores, algunos de ellos de países tan lejanos como Pakistán, y entre ellos muchas mujeres. La última vez que colgó un comentario en esa red fue el pasado día 9 junto a la foto de un imán iraní con jeringuilla en mano y el rótulo: Vacunarse contra el Covid os hará gays». El imán comentó «Alah, por favor, guárdanos de la estupidez de la gente». En Twitter es menos activo pero igualmente activista. Se unió en septiembre de 2018 y únicamente tiene 85 seguidores.
«Las mujeres que vienen a mí es porque quieren un divorcio musulmán. Cuando el marido no quiere divorciarse, es muy difícil encontrar en Alemania un imán que este dispuesto a hacerlo, aun cuando el Corán prevé acabar con el matrimonio cuando hay violencia de género o infidelidad», explica.
Para los musulmanes necesitados del consejo de alguien que conozca el Corán en profundidad, Christian Awhan Hermann es un buen imán y como ellos, en busca de sueños. Él tiene dos: «Un hombre para compartir el resto de su vida y diez millones de euros para una mezquita». Entre tanto, sus clases las da por Skype desde la cocina de la casa de una buena amiga, con la mirada puesta en la campaña de recogida de fondos para la asociación Kalima. Cada céntimo ayuda y es bien recibido. También vía Paypal.