El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, bueno, de lo que queda de la cultura no sé si subvencionada, acaba de enviar una carta a las Ejecutivas provinciales del PSOE en su calidad de secretario de Laicidad. La misiva no tiene desperdicio.
Después de una larga chapa teórica sobre la laicidad, cargada de sofismas, como si la laicidad fuera patrimonio de la izquierda reciclada, hace una serie de afirmaciones que bien merece la pena resaltar.
Entre otros motivos, para que no nos llevemos a engaño. No vaya a ser que en el diálogo entre el secretario general de la CEE, monseñor Argüello, titular de toda las causas, y los cristianos socialistas, se les olvide algo.
Dice Rodríguez Uribes que la carta tiene como fin dejar constancia de “los avances que se han producido en el ámbito de mis responsabilidades como secretario de Laicidad del Partido, gracias en buena medida a la determinación del Gobierno del que tengo el inmenso honor de formar parte”.
Vayamos pues a los supuestos avances:
“He mantenido diversos encuentros y conferencias en agrupaciones y casas del pueblo, destacando las reuniones con Europa Laica y con la Coordinadora Recuperando, con el propósito de avanzar en un mapa de inmatriculaciones de la Iglesia Católica, de acuerdo con la Vicepresidencia 1ª del Gobierno, estudiando opciones legislativas, así como la organización de alguna jornada en los próximos tiempos, con el fin de hacer pedagogía y de seguir progresando en estas cuestiones”.
¿Por qué no dice lo que les comentaron los del Gobierno en algunas de las reuniones mantenidas a los de la CEE? Por ejemplo, que en esto de las inmatriculaciones no hay nada que hacer, porque es una cuestión jurídica. Y quienes, en todo caso, deben hablar serán los jueces en el supuesto de que algo se haya hecho mal. Pero que, en general, la Iglesia lo ha hecho bien. Entiendo que a esas jornadas de las que habla invitarán a algún destacado miembro de la Conferencia Episcopal. Esa pedagogía de la que habla, ¿qué es? ¿Agitprop comunicativo?
“Pedro Sánchez ha sido el primer presidente de Gobierno en estas cuatro décadas de democracia que ha prometido su cargo ante la Constitución, ante las leyes y sólo ante las leyes; un juramento laico”.
Una más en su currículum… ¡¡¡Qué honor, qué gloria!!!
“Por primera vez en nuestro país, se organizó un Acto civil, solemne y de Estado, en homenaje a las víctimas del COVID, expresando una clara muestra de neutralidad y de respeto a la conciencia individual de los fallecidos por la pandemia y de sus familias”.
Pues no pocas familias fueron al funeral de la Almudena, porque respetando la conciencia de cada uno, como eran católicos, lo que querían es un acto religioso. Como hicieron algunos creyentes en Alá. El acto civil fue un acto político, de memoria política, a todas luces insuficiente, para afrontar el dolor y la memoria de las víctimas. Al menos eso es lo que determinaba la conciencia de no pocos de los que han sufrido la pandemia. El acto civil, al fin y al cabo, fue un acto instrumentalizado por el Gobierno en su favor propagandístico.
“Es la primera vez que el Gobierno de España celebra a este nivel encuentros de trabajo con las confesiones presentes en la sociedad española y de notorio arraigo. Lo habitual hasta ahora había sido que el Ministerio competente se reuniera individualmente con las confesiones que tienen acuerdo de cooperación, Iglesia Católica y las respectivas federaciones de evangélicos, judíos y musulmanes. Sin embargo, en esta ronda se han sumado reuniones con los representantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de los Testigos de Jehová, de la Unión Budista de España y de la Iglesia Ortodoxa”.
Anda ya. Los Gobiernos anteriores, individualmente, se han reunido con estas confesiones en no pocas ocasiones. Pero lo que no dice, señor ministro, es que, ¡desde que se inició esta nueva legislatura su gobierno no ha convocado el órgano del Estado prescrito a estos efectos, la Comisión Asesora de Libertad religiosa! Organismo destinado a conocer el parecer de las confesiones sobre lo que usted considera avances en la laicidad, la eutanasia, la Lomloe… Vaya avances de progreso.
¿Por qué no se les ha convocado? No quieren, acaso, enfrentarse a los dictámenes de esta Comisión. ¿Quieren, de verdad, saber lo que los católicos, judíos, musulmanes, ortodoxos, protestantes, opinan de la eutanasia? Reúnanles…
¿Por qué no dice que la Iglesia hizo una propuesta alternativa y novedosa para la Lomloe y ni caso…?
Y, por último, dice usted: “En el marco de contactos con la Conferencia Episcopal Española se han abordado sin restricciones cuestiones de interés mutuo, que configuran el marco de relación entre la Iglesia católica y el Estado. Se acordó no sólo revitalizar los trabajos de la Comisión Mixta (prevista en los Acuerdos con la Santa Sede) como espacio de diálogo institucional, sino también establecer una agenda amplia de trabajo para avanzar en un modelo que permita la colaboración y la resolución de las posibles discrepancias, abordando igualmente cuestiones de vital importancia, como la fiscalidad y los bienes inmatriculados por la Iglesia Católica”.
¿Pero la Comisión Mixta no es el mecanismo para la reforma de los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado? ¿De verdad que estamos en una estrategia encubierta de reforma de los Acuerdos sin que se diga públicamente nada? Y dale con las inmatriculaciones… ¿Qué pasa, que lo que les interesa de la Iglesia es el dinero? Cuestiones fiscales las llaman.
Apreciado señor Ministro, las medias verdades suelen convertirse en grandes mentiras.
*Los artículos de opinión expresan la de su autor, sin que la publicación suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan todo lo expresado en el mismo. Europa Laica expresa sus opiniones a través de sus comunicados.