El laicismo se basa en la defensa del pluralismo ideológico como regla fundamental del Estado de Derecho y debe ser protegido frente a interferencias de instituciones religiosas que implique privilegios
Francisco Delgado, presidente de Europa Laica, en declaraciones al programa La Trapera de Radio San Borondón presentaba esta organización y la publicación del libro Aprender sin dogmas. Enseñanza laica para la convivencia, y, tras poner de manifiesto que el instrumento básico para lograr una sociedad laica es la escuela pública, universal, no confesional y financiada íntegramente por el Estado, dijo que el laicismo no es un añadido eventual sino un elemento consustancial a la democracia desde su origen. En este sentido, su organización defiende la distinción entre dos dominios, el de las creencias, que son personales, libres y variables, y el de los conocimientos, que son comunes e indispensables para todos. Francisco Delgado explicó que su visita a las islas tiene como objetivo que Europa Laica siga creciendo, de modo que entren a formar parte de la organización personas que defiendan el laicismo, puesto que el laicismo no es un añadido eventual sino un elemento consustancial a la democracia desde su origen.
En este sentido, dijo que como se pone de manifiesto en la Carta Programática aprobada el 15 de diciembre de 2001 por la primera Asamblea ordinaria e introducida, como fines de la Asociación, en los Estatutos en la Asamblea de 14 de diciembre de 2002 en coherencia con sus postulados y objetivos, la Asociación Europa Laica propugna la laicidad, entendida como el establecimiento de las condiciones jurídicas, políticas y sociales idóneas para el desarrollo pleno de la libertad de conciencia, base de los Derechos Humanos.
Sostiene que la asociación se define como laicista, entendiendo por laicismo la defensa del pluralismo ideológico en pie de igualdad como regla fundamental del Estado de Derecho y el establecimiento de un marco jurídico adecuado y efectivo que lo garantice y lo proteja frente a toda interferencia de instituciones religiosas que implique ventajas o privilegios.
Desde su punto de vista, por ello Europa Laica se alinea con el resto de las organizaciones laicistas europeas que defienden la consideración del ciudadano individual como el único titular de la libertad de conciencia y la distinción entre la esfera de lo público, que concierne a todos y a cada uno de los ciudadanos, independientemente de sus orientaciones en materia de conciencia, y la esfera de lo privado, lugar de las creencias particulares. En consecuencia, propugna la estricta separación de las iglesias y el Estado.
Delgado indica que para el logro de una sociedad laica en su sentido genuino y pleno, la asociación considera fundamental que el individuo, entendido como ciudadano, es el único titular de la libertad de conciencia, que debe ser protegida por el ordenamiento jurídico, dicho lo cual destaca que toda fe o confesión religiosa es atributo de una conciencia individual, nunca de una entidad colectiva (pueblo, sociedad, estado o asociación).
Para el presidente de Europa Laica es sólo la conciencia individual, tanto en la libertad de su fuero interno como en las actividades que ejerce en la vida práctica, la que tiene pleno derecho a ser protegida, por lo que como es lógico las entidades colectivas carecen de conciencia propia y no son, por lo tanto, sujetos de derecho en materia de libertad de conciencia.
Destaca además que los individuos miembros de entidades colectivas poseen el derecho a que se protejan sus convicciones en el espacio propio de dichas entidades, sin más límite que los principios de igualdad de todos los ciudadanos (igualdad positiva) y de orden público sin discriminaciones (igualdad negativa) y añade que los poderes públicos, en el ámbito de su soberanía deberán ser no confesionales y neutrales en materia religiosa, ya que ninguna asociación religiosa podrá recibir privilegios, excepciones o estatutos diferentes de las normas del derecho común, siendo uno objetivo irrenunciable el que el Derecho Público no reconozca institucionalmente las religiones.
Francisco Delgado dijo por último que los poderes públicos deberán proteger la libertad religiosa y de culto, entendidas como un aspecto del derecho de los individuos a la libre conciencia sin discriminaciones de ninguna clase, no como derechos de las confesiones religiosas como tales y afirma que el instrumento básico para lograr una sociedad laica es la escuela pública, universal, no confesional y financiada íntegramente por el Estado, donde dicha escuela debe respetar y promover el pluralismo ideológico y la libertad de conciencia, cuya defensa debe ser uno de sus objetivos fundamentales.