El Episcopado, que vetó esta misma propuesta en su día, argumenta que «se respetaría la dignidad de la asignatura y sus contenidos»; el Ministerio de Educación, que le quita valor académico en su reforma educativa, evita valorarla
Los obispos se mueven. Una delegación de prelados ha propuesto al Ministerio de Educación la creación de una asignatura en Valores, que incluya la visión cristiana y de otras confesiones religiosas. Con esta propuesta, similar a la que en su día fue vetada por los obispos españoles, pretende la Iglesia acabar con la polémica sobre la vigencia y dignidad de una materia que va perdiendo alumnos progresivamente, aunque aún son más los que la cursan que los que no.
La propuesta, planteada por los obispos durante una reunión mantenida hace unas semanas con responsables gubernamentales, pasa por que los contenidos de la asignatura de Religión se integren en el ámbito de la educación en valores, donde estos –comunes para todos– puedan ser explicados desde distintas perspectivas, entre ellas, la católica. Y en estas se presenta en el Vaticano el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para hablar con el Papa Francisco este sábado.
«La ley prevé la existencia de ámbitos o áreas, nosotros pensamos en un área en la que se integre la filosofía, una educación cívica y una religiosa porque, si no, la tendencia es hacer de la religión una especie de gueto situado en horarios extremos, donde los alumnos que no van no hagan nada, y que se trate de una especie de favor que hay que hacer porque hay unos acuerdos firmados», ha explicado este viernes el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello.
La propuesta de los obispos «no excluye una asignatura de valores cívicos», tal y como ha precisado el presidente de la Comisión Episcopal para la Educación, Alfonso Carrasco Rouco. «La idea efectivamente es que todos los alumnos tengan en su currículo un área referente a valores morales y creencias», apuntó.
Aunque el Gobierno aún no ha respondido a la propuesta, fuentes consultadas por elDiario.es valoran la iniciativa del Episcopado, que puede servir para «cerrar frentes de batalla» y que podría generar alguna contrapartida para la escuela concertada. Por el momento, ya se ha filtrado que el Gobierno no gravará con el 21% de IVA a la enseñanza concertada, y está por ver si hay algún tipo de tasa a los colegios.
Desde el ministerio se remiten básicamente a la ley tal y como está en estos momentos. La reforma educativa que prepara el Gobierno con la LOMLOE, que se tramita estos días en el Congreso, no toca mucho la materia respecto a su actual estatus. Hay dos cambios principales (si no hay modificaciones durante el debate de enmiendas, y todo apunta que no las habrá por este lado): Religión dejará de contar para la nota media, novedad que había reintroducido la LOMCE de José Ignacio Wert, y se elimina la asignatura alternativa (que viene siendo Valores), lo cual planteará previsiblemente problemas de organización a los centros.
Por lo demás, seguirá siendo de obligada oferta para los centros y voluntaria para los alumnos, como establecen los acuerdos con la Santa Sede de 1979, donde se fija el tratamiento de la Religión y que la nueva ley mantiene como referencia en el primer punto de la disposición adicional segunda. Por el camino parece haber quedado ahora la idea que tenía la ministra, Isabel Celaá, de sacarla fuera del horario escolar: son los centros educativos los que organizan su horario, explica una portavoz del ministerio. Aún así, es probable que acabe pasando finalmente por la fuerza de los hechos. Al no tener prevista asignatura espejo, los alumnos que no cursen Religión tendrán una hora libre en mitad de la jornada, pero la normativa no contempla esta posibilidad, por lo que tendría que situarse al final del día o incluso fuera de el horario lectivo, lo que a su vez plantearía el problema de tener que dejar el centro abierto fuera de sus horas establecidas.
«Se pretende avanzar e introducir otras religiones»
«La [nueva] ley no cambia nada», lamenta Antonio Gómez, presidente de Europa Laica, que tampoco es optimista con las enmiendas. Tan es así que han convocado una concentración frente al Congreso el día 28 de octubre para exigir una solución. De hecho, advierte, la situación empeora. «Lo que se pretende ahora es avanzar e introducir otras religiones, como ha hecho recientemente el Gobierno catalán [en alusión al plan piloto para impartir religión islámica en los colegios]. En vez de avanzar hacia la idea integradora que significa el laicismo, abundan en el confesionalismo escolar sobre la bandera del multiconfesionalismo», valora.
Desde el PSOE, preguntado por la cuestión, se limitan a comentar que no hay novedades. Su socio de Gobierno, Unidas Podemos, explica no han sido capaces de arrancar más de los socialistas. «Creemos que este acuerdo se queda a mitad de camino al hacer que la Religión no sea evaluable pero no salga del currículum», explica Joan Mena, diputado de la formación morada y portavoz en la Comisión de Educación del Congreso. «Ya es un avance importante respecto a la LOMCE, pero no hemos conseguido que saliera del horario escolar», admite, aunque añade que aún queda la negociación de las enmiendas. ¿El problema? El PSOE no parece muy dispuesto y sin ellos no hay cambio posible.
UP, ERC y Bildu sí solicitan que la Religión salga de la escuela como asignatura y así lo piden en el Congreso: «La enseñanza de la religión católica y de otras religiones no formará parte del currículo escolar, como corresponde a una escuela pública y laica, en un Estado constitucionalmente no confesional», se lee en la enmieda de Bildu. El problema, según admite la propia enmienda de los ‘abertzales’, son los acuerdos con la Santa Sede, que mientras sigan vigentes impiden dar este paso: «Hasta tanto no se denuncien y deroguen los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado español de 1979 y los Acuerdos de cooperación celebrados por el Estado español con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, la Federación de Comunidades Israelitas de España y la Comisión Islámica de España, se impartirán fuera del horario lectivo», sostiene el texto.
«Se respetaría la dignidad de la asignatura»
Religión sigue siendo una asignatura mayoritaria entre el alumnado, aunque cada año la cursan menos estudiantes. Según datos de la Conferencia Episcopal, el 61,99% de los alumnos la cursa. Por etapas, el 62,78% del alumnado de Infantil asiste a clase de Religión, porcentaje que aumenta hasta el 65,28% en Primaria pero que desciende hasta el 59,61 % en Secundaria y más aún en Bachillerato, donde este dato baja hasta menos de la mitad, el 47,31%. La asignatura ha perdido 255.283 fieles en los dos últimos dos cursos, según datos de la Iglesia.
Con la propuesta de los obispos, explican fuentes cercanas, «se respetaría la dignidad de la asignatura y sus contenidos, se ofrecería una educación en valores asumible y se daría libertad para enraizar esos valores, por ejemplo, en la identidad cristiana. Se trataría de proponer los conocimientos, capacidades, valores y actitudes que necesitan todas las personas para vivir una vida fructífera, fundamentar sus decisiones y asumir un papel activo para resolver los problemas comunes de todos los ciudadanos».
En concreto, los obispos sugieren la necesidad de un ámbito de «educación moral» en el colegio en el que se estudien «valores necesarios para la convivencia y el bien común», y que, «al estar fundamentados desde las diversas identidades de los alumnos, respetando la voluntad de los padres, pueden ser explicados desde la perspectiva católica».
La propuesta, además, busca poner de manifiesto «la importancia de este ámbito específico de la educación, reconocido generalmente por otras legislaciones y en los marcos normativos internacionales, permitiendo abordar valores compartidos por todos».
El proyecto planteado por los obispos es una puerta abierta a profesionalizar la clase de Religión, e incluirla dentro de un conjunto de materias que se antojan necesarias para todo alumno, sea o no creyente en una confesión. Además, salvaguardaría la esencia religiosa de la parte confesional de la materia, que seguiría bajo control de los obispos o los representantes de las confesiones con acuerdo con el Estado, tal y como establecen los acuerdos con la Santa Sede.
Crear una asignatura nueva, sin embargo, plantearía un problema para el profesorado de Religión. Estos docentes son propuestos por la Iglesia, pero pagados por el Estado en su conjunto (los 17.000 profesores le cuestan a las arcas públicas unos 800 millones al año, 100 de ellos solo al Ministerio, que paga a una parte). Pero no tienen por qué ser necesariamente profesores, ni cumplen los requisitos que se les exigen al resto de docentes para ejercer, la más evidente pasar una oposición o al menos un proceso selectivo, explican desde los sindicatos. En el momento en el que no dieran una asignatura de Religión podría entenderse que están usurpando una plaza que correspondería a un interino (o a un funcionario).
Desde los sectores más ultraconservadores de la Iglesia ya se comienza a acusar a los obispos de haberse «rendido» al «gobierno social-comunista», y advierten que la medida, de aprobarse, supondrá la desaparición de la Religión de la escuela.