La Cachemira india amaneció este miércoles silenciada bajo nuevas restricciones en el primer aniversario de la abolición de su estatus especial, el mismo día que el primer ministro indio, Narendra Modi, inauguró la construcción de un templo en honor al dios Ram sobre las ruinas de una mezquita.
Con todas las miradas puestas en la colocación de la primera piedra del templo durante una ceremonia liderada por el primer ministro, Narendra Modi, el primer aniversario de la decisión del Gobierno de acabar con la relativa independencia de Cachemira pasó sin pena ni gloria en el país, excepto para los propios cachemires.
UN ANIVERSARIO NEGRO BAJO RESTRICCIONES
El 5 de agosto del año pasado, el Gobierno indio decidió por sorpresa acabar con el artículo 370 de la Constitución que otorgaba un estatuto de semiautonomía al estado de Jammu y Cachemira, para separar después el territorio en dos regiones bajo el control de Nueva Delhi.
Con motivo del primer aniversario de la decisión, las autoridades impusieron ayer y hoy un toque de queda general hasta esta medianoche ya que «separatistas y grupos patrocinados por Pakistán (planeaban) conmemorar el 5 de agosto como un Día Negro».
Las restricciones fueron retiradas tras recibir un aluvión de críticas, solo para ser reimpuestas acto seguido para «la contención de la propagación de la COVID-19», según una notificación oficial.
La decisión gubernamental de acabar con el estatuto de semiautonomía continúa causando resentimiento entre la población del valle, la única región india de mayoría musulmana, en especial la abrogación de una ley que impedía a las personas de otros estados convertirse en residentes.
«Es como abrir las puertas a los saqueadores para que destruyan nuestro precioso jardín en Cachemira», lamentó a Efe el poeta e historiador cachemir Zareef Ahmad Zareef, de 75 años.
La medida fue presentada por Modi como un puente para llevar la prosperidad a la Cachemira india.
La que ya es de por sí una de las regiones más militarizadas del mundo, no obstante, se vio completamente paralizada durante meses por un bloqueo impuesto por las autoridades. Miles de políticos, activistas y ciudadanos fueron detenidos.
VICTORIA PARA EL HINDUISMO POLÍTICO DE MODI
La atención de los medios de comunicación estuvo hoy centrada a cientos de kilómetros del disputado valle, en la ciudad norteña de Ayodhya, donde Modi colocó la primera piedra (un ladrillo de plata de 40 kilos) de un disputado templo en honor al dios hindú Ram.
Lo hizo en un acto religioso ante la presencia de decenas de santones hindúes, políticos y ciudadanos locales, y mientras los casos de coronavirus superan los 1,8 millones en el país.
Las autoridades limitaron la asistencia para evitar contagios y desplegaron a 4.000 efectivos de las fuerzas de seguridad en la ciudad, situada en el estado norteño de Uttar Pradesh, para evitar cualquier desorden relacionado con este polémico templo.
El nuevo templo se levantará sobre las ruinas de la mezquita Babri, del siglo XVI, que fue arrasada por una horda de fanáticos hinduistas en 1992 tras una campaña del BJP.
Para los creyentes hindúes, se alzará sobre el lugar exacto donde nació Ram.
«Al igual que nuestra lucha por la independencia, este día representa los muchos años de lucha por este templo de Ram y los sacrificios y esfuerzos realizados por esta causa», indicó Modi durante la ceremonia.
El Tribunal Supremo abrió finalmente las puertas a la construcción del templo el pasado noviembre, tras décadas de disputa legal por la titularidad del terreno y de agitación política.
El analista y biógrafo del primer ministro Nilanjan Mukhopadhyay, explicó a Efe que la construcción del templo supone «un hito en la política nacionalista hindú» y un «éxito personal para Modi».
«La ceremonia en Ayodhya fue deliberadamente planificada para coincidir con el primer aniversario de la derogación del artículo 370, para mostrar a la gente que ambos eventos están relacionados», dijo el analista.
SILENCIO INTERNO, CONDENA DE PAKISTÁN
La construcción del templo ha estado rodeada durante décadas de polémica, especialmente por parte de los que creen que se trata de un ataque a los principios laicos del país, pero este miércoles los partidos de la oposición se limitaron a callar o dar la bienvenida al templo.
Según Mukhopadhyay, la oposición tiene miedo a perder votos de la mayoría hindú y porque «cree que si dice algo serán puestos en evidencia como enemigos de los hindúes».
Así pues, las mayores protestas vinieron del vecino Pakistán, que vivió una jornada de marchas, discursos y actos contra la pérdida de autonomía de la disputada Cachemira.