Dentro de muy pocos días se celebrará un funeral de Estado en recuerdo de las víctimas del COVID 19 una práctica inédita en España a pesar de declararnos un País constitucionalmente aconfesional a priori y a posteriori.
Este estreno no ha gustado a ciertos sectores que han anticipado sus propios intereses ideológicos en celebraciones de corte confesional en claro intrusismo sobre las atribuciones del Estado constitucional . Solapar funciones para visualizar un interés privado que determine la validez emocional de los sentimientos ciudadanos para reconducirlos a una propia parcela dogmática.
De manera básica y pedagógica un funeral de Estado es la máxima expresión constitucional de respeto , reconocimiento y honra a nuestros conciudadanos fallecidos durante la pandemia sin distinción de credos , raza , sexo o condición social cumpliendo así con los artículos 14 y 16.3 de la vigente carta magna.
Una despedida solemne que hace el pueblo a través del Estado y de todas sus instituciones de manera democrática e igualitaria ensalzando los valores de lo común y preservando y respetando siempre lo íntimo para el ámbito privado . Se trata de sumar sin distinciones , de poner nombre sin olvidarse de nadie , de unirse y compartir un dolor al que nadie es ajeno.
Un pueblo plural llamado a un adiós firme y convencido que por encima de ideologías y creencias o no creencias alberga el cálido manto que emana de la soberanía nacional para honrar y dignificar a nuestros muertos.
Jorge A. García. Presidente de MHUEL