El cardenal y arzobispo de Valladolid ha señalado que la gente desea «contribuir con su esfuerzo al bien de la sociedad» y que estar «subvencionados» no se lo va a permitir.
«Una persona desea contribuir con su esfuerzo al bien de la sociedad. ¿Cómo no va a sentirse humillada con el aplazamiento indefinido de su incorporación al mundo del trabajo digno y estable?» reflexionó esta semana el cardenal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.
Blázquez ha apelado a la solidaridad para aliviar los efectos sociales y económicos de la pandemia, como la pérdida del empleo, que, en su opinión, se podría paliar con la distribución del trabajo disponible, ya que «no es el ideal vivir subvencionados».
Son llamativas estas declaraciones cuando la Iglesia Católica lleva subvencionada desde hace años, recibe alrededor de 250 millones de euros gracias a la casilla en la declaración de la renta de este año y eso es solo una pequeña parte de los más de 11.000 millones de euros que el Estado aporta anualmente a la Iglesia católica, según Europa Laica.
El músculo económico de la Iglesia es grande gracias a estas subvenciones. La Iglesia dedicó 55,5 millones de euros a 322 proyectos de rehabilitación y conservación de edificios de valor patrimonial en 2015. Puede hacerlo porque la también ahorra anualmente cientos de miles de euros por la exención del pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Tomando como ejemplo uno de los casos más sonados, la Iglesia se ahorró 66.827 euros de IBI en el templo zaragozano de San Juan de los Panetes, a pesar de que el Ministerio de Hacienda sostiene que desde se trata de un «Bien de Interés Cultural con categoría de monumento», adscrito al Ministerio de Cultura e incluido en el Inventario General de Bienes y Derechos del Estado.
Las congregaciones religiosas, diócesis y ONG católicas reciben vía subvenciones, conciertos y donaciones directas de las distintas administraciones más de 2.000 millones de euros, siempre según Europa Laica. A ello hay que aumentar las subvenciones directas y convenios con actividades hospitalarias por parte de las Consejerías de Sanidad (unos 900 millones de euros anuales)
Las actividades pastorales, que habrían de considerarse como actos privados (Bautizos, Comuniones, Bodas, Funerales, etc..), la Iglesia católica apunta que supusieron un impacto socioeconómico de casi 5.000 millones de euros de impacto total en el IPB (0,47%) y la creación de 62.382 empleos totales generados.
«Una parte de los impuestos de quien marca las casillas se detrae de lo común para financiar en situación de privilegio a organizaciones particulares como la Iglesia católica y demás entidades», señala el colectivo laicista. Un Ingreso Mínimo Vital al clero desde hace décadas.